Eiza.La tensión en la habitación era sofocante. Sentía como el dolor en mis pies subía por mis piernas y mi estómago se retorcía con cada segundo que pasaba. Mi hermano me observaba con preocupación, y mi amiga, estaba agotada, pero manteniéndose firme a mi lado.—Laurien ¿me escuchas? —le susurré, intentando no perder el control—. No te preocupes por mí. No sé por qué los refuerzos no han llegado aún.Pero entonces, su voz, la de Kadir, cortó el aire con una burla cruel.—¿Sabes por qué, Eiza? Porque no estamos en el mismo lugar. Sabía que habías pedido refuerzos, por eso nos desviamos. Mis hombres me dijeron que los policías están buscando en otro lado. ¡Qué estúpida fuiste! Sabía que me ibas a traicionar, por eso no confié en ti.Sus palabras me encendieron. El desprecio y la rabia hervían dentro de mí, pero lo más alarmante era la frialdad en sus ojos. Él no era el mismo hombre que había conocido.—Eres un imbécil enfermo —le solté con desprecio—. ¿Cómo es posible que fueras así?
ErinRápidamente me apresuré en llegar a Italia me subí en él helicóptero que mi padre había contratado, me reí para mi misma, él plan de mi padre era quitarme todo mi herencia, lo supe por uno de los hombres que el contrato, por lo que hablé con el hombre le di un lingote de oro para que manipulara los frenos del coche de mi padre, no soy una idiota, el desgraciado tenía planeado meterme en la cárcel, y lavarse las manos, hasta ahora me di cuenta que me iba traicionar, por eso le ordené al tipo que hiciera eso para que se muriera de una vez ya estaba todo listo para largarme del país e irme a Japón junto a mi familia no me importaba nada mas Por suerte descubrí rápidamente las intenciones de mi padre, aunque él me ayudó con el helicóptero. Aún dudo que mi hermano y sus hombres permitan que se quede con la otra mitad del dinero, la parte de la herencia de mi madre. Pero no va a poder hacerlo, ya que sé que su auto explotará; ya conocía su plan, lo escuché todo. Es un vil desgraciado.
EmirNo podía dejar de pensar en ella. La desesperación me estaba carcomiendo. Habíamos rescatado a su hermano y a Laurien, pero el maldito Kadir había escapado llevándose a mi esposa. Subí al lanchón con una de las autoridades, intentando mantener la calma, aunque todo dentro de mí se estaba desmoronando. El tiempo corría y la búsqueda se volvía eterna. Sabía que si no la encontraba pronto, me volvería loco.—Por favor, apúrese —dije, con la voz temblorosa por la mezcla de ira y miedo que me recorría el cuerpo.—Estamos haciendo lo posible, señor —respondió uno de los oficiales—. Ya hemos alertado a los otros puertos para que cierren cualquier salida. Si intenta irse a otra ciudad, lo detendrán.¿Cómo era posible que ese desgraciado lograra escapar? ¿Cómo? Justo en ese momento, mi teléfono sonó. Era Luciano. Dudé en contestar, pero algo me dijo que debía hacerlo.—Luciano, ¿qué sucede? No tengo tiempo.—Emir, tengo malas noticias —su tono era sombrío—. Hemos encontrado a tu hermana.
Eiza.Mi cuerpo temblaba, el miedo me había invadido por completo. Creí que iba a morir, pero mi esposo me rescató. Ahora, mientras descansaba en la sala de recuperación del hospital, todo lo que había pasado parecía surrealista. Mi mente seguía dando vueltas, y las preguntas no dejaban de surgir. —¿Y Laurien? ¿Y mi hermano?— pregunté con la voz entrecortada. Me dijeron que mi hermano ya estaba tranquilo, pero Laurien... Pobre Laurien. Parecía que estaba embarazada, y eso me hizo sentir aún peor por ella. No pude evitar que una ola de angustia me recorriera el cuerpo. Emir se acercó a mí y me dio un beso suave en la frente. Su mirada se encontró con la mía, sus ojos llenos de lágrimas.—Pensé que te iba a perder— susurró, la voz rota. —Por un momento, sentí que no te volvería a ver.Le acaricié la mejilla con ternura. —Gracias a Dios estoy aquí ahora. No quiero perder a nadie más, Emir. La vida nos pone pruebas, pero siempre quiero estar aquí, con nuestra familia.—Lo sé—murmuró, ab
EmirMiré su cuerpo inmóvil por la ventanilla, pude evitar que las lágrimas rodaran por mis mejillas. A pesar de todo, Erin seguía siendo mi hermana. Me dolía profundamente, no solo por su estado, sino por el camino que había elegido, cegada por la ambición y la influencia de Osvaldo. Mamá estaba destrozada, llorando sin consuelo, mientras Pablo trataba de abrazarla, pero incluso él sabía que sus brazos no podían detener el dolor que sentía.El médico salió de la sala de UCI con una mirada seria. —Lo lamento mucho— dijo. —La puñalada que recibió afectó órganos vitales y perdió demasiada sangre. No pudo resistir la operación—. Escuchar esas palabras hizo que una fría realidad se asentara en mi pecho. Todo había terminado.Nos acercamos a ella. Su mano estaba helada cuando la sostuve, y me dolía ver lo frágil que se veía. Mamá le dio un beso en la frente, con una ternura que solo una madre puede mostrar, antes de salir, dejándome solo con mi hermana. Me quedé mirando su rostro por un mo
EizaLos obstáculos de la vida me han enseñado a valorar lo más preciado en el mundo: la familia. Hoy, mi sonrisa se ensancha al ver a mi hijo, rodeado de nuestros seres queridos en su cumpleaños. La euforia inunda el ambiente. Amigos que he encontrado en este camino, personas maravillosas que me han apoyado, se han reunido para celebrar. Entre ellos, el señor Isaac Orlov, a quien he llegado a considerar un buen amigo, y la señora Gloria, la fotógrafa que ha capturado cada momento especial. Mis compañeras, Guadalupe y otras, también están aquí. La felicidad es contagiosa.Me acerco a Savanna, la mejor CEO que conoci y que gracias qué a ella logre. triunfar en el mundo de la moda y ahora tenia mi propia Agencia. Ella sostiene en brazos a una niña, hija de la hermana de su esposo, la señorita Mei. El ambiente es una mezcla de risas y emociones, y no puedo evitar sentirme agradecida por este instante. Mi hijo, con toda su energía, se acerca a la piñata. Se nota que es solo un niño; le cu
Mi esposo lentamente me desvistió y me dejó sobre la cama sus manos empezaron a tocar mi cuerpo y sentía como se me erizaba la piel de este momento tan agradable, cada toque provocaba vibraciones en mi cuerpo, me sentía demasiado excitada por sus toques por sus besos. Besó mi cuello bajó hasta mi ombligo y empezó a murmurar cositas cerca de mi vientre.—Perdóname bebé pero este momento va a ser único estaba muriendo por estar con tu mami. Así que lo siento, quédate ahí tranquilo—Reí por sus ocurrencias.—Si que eres chistoso— le dije burlona.—Tranquila mi amor es para que nuestro bebé no se siente incómodo cuando estemos haciendo el amor, es que es la primera vez que vamos a hacerlo mientras estás embarazada—Expreso pero luego quedo pensativo.—No es cierto No es la primera vez....—Es verdad, cuando estabas embarazada de Eleazar, te acuerdas cuando nos conocimos y que tenias bien ocultado lo de tu embarazo, mientras bailabas en ese club de Berenice. Lo hicimos varias veces.Sonreí pe
Veinte años después.EleazarVer a mis padres juntos ya más de veinte años de casados era algo que me llenaba de orgullo. Espero un día poder llegar Así junto al amor de mi vida. Sonreí feliz.Los veía felices, disfrutando de la compañía del otro, mientras mi hermana Aitiana ya toda una adolescente, estaba en plena etapa de querer un noviazgos y aventuras. Mi otra hermana menor Alessia aunque más centrada en sus estudios, no dejaba de ser motivo de mis celos protectores. No soportaba la idea de que algún chico en el colegio se acercara a ella.Bajé al salón esa mañana y encontré a mis padres viendo una película. Mamá me saludó con un cálido—Buenos días—y papá hizo lo mismo. Me dirigí hacia ellos y pregunté:—¿Y Aitiana? —Creo que está en el jardín con su hermanita —respondió mi madre. —¿No vas a ir a la empresa hoy? —preguntó mi padre. —Sí, tengo una reunión importante con los accionistas. Además, quiero presentarles a alguien —contesté, con cierto tono misterioso.Mamá levantó