Le devuelvo el mensaje caliente al decano, a ver quién puede más. Escucho que resopla imperceptiblemente por la nariz y me río, porque él empezó su juego. Su respuesta no tarda en llegar.
--“Muero por ver, por tocar y hasta por saborear, si usted me deja” – me escribe el descarado.
--“Si quiere, puedo ayudarle con ese pequeño bulto que tiene bajo sus pantalones, nunca me ha importado estar bajo el escritorio.”
Esta vez tose un poco y yo quiero reírme abiertamente, pero sería una falta de respeto. No espero su respuesta y me enfoco en Nancy y lo que está diciendo. Son casi las siete, pero ella todavía sigue presentando temas en la pantalla del proyector. Finalmente, veinte minutos después, cuando todos creemos que va a concluir, ella promete estar terminando, pero antes, nos coloca un trabajo de cierre para el taller y nos divide en grupo de tres.
De entre toda la gente que pudo asignarme, tuvo que tocarme a Derek, para mejorar el escenario. Nos colocó junto a
Derek me lleva hasta su auto, me abre la puerta y salimos del estacionamiento. Sé que lo hace con libertad porque no hay nadie más en la universidad que pueda vernos.--¿Quisieras ir a algún lugar especial? – me pregunta mientras conduce.--No, el que tú elijas estará bien – le digo porque todavía estoy un poco turbada por el beso de ahorita y encima, porque no soy una comedora quisquillosa, me conformo con lo que sea.Finalmente terminamos en un restaurante italiano, que, si vamos a juzgar por su aspecto exterior, la comida debe ser exquisita. Hay algunas personas en el bar y otros pocos comensales, seguro porque es temprano. Nos ubican en una mesa y la asistencia en el restaurante es impecable. Yo opto por la lasaña y él también. Escoge el vino una vez más y comemos con gusto la entrada que nos han traído, un pan de ajo delicioso. Esta vez, no me siento tan nerviosa como la primera vez que salí con él, así que hablo con más soltura y libertad.--¿Qué tiempo
Para mi sorpresa, la señorita Shein toma la iniciativa esta noche. En verdad estaba dispuesto a ofrecerle un trago y a hacer un preludio con ella, antes de meterme a la acción, pero por lo visto, es ella quien tiene prisa.Toma de la manga de mi chaqueta y se me aferra a un brazo. Nunca creí que estar bajo el dominio de una mujer me resultara tan excitante. No obstante, aquí estoy yo, totalmente embrujado por esta rubia de ojos canelas que me tiene a soga corta y no me importa en lo absoluto.--Yo no quiero jugar, estoy ardiendo de deseo – dice con voz ronca, y a la vez, me quita la chaqueta, sin dejar de verme a los ojos, como si me hipnotizara, cual sirena con su canto.--Vamos a solucionar eso – le digo mientras la aprieto contra mí para besarla.Me encanta esta mujer. De todas las amantes que he tenido, ella es inigualablemente especial, única, brillante y muero de ganas por volver a estar dentro de ella.Comenzamos a desvestirnos en la sala, dejand
Me despierto con un reguero de besos en mi espalda. Aún no abro los ojos, pero estoy ya despierta y empiezo a recordar lo que pasó la noche anterior y sonrío al revivir una noche tan intensa como esa. Me desperezo en la cama y choco con un cuerpo cálido y fuerte al lado mío. Finalmente abro un ojo, para ver a Derek a mi lado, sonriendo también.--¿Qué tanto miras? – pregunto, al ver que él está muy despierto, apoyado en un brazo, mirándome fijamente.-- A ti – dice sin más y comienza a acariciarme con la yema de un solo dedo, por el cuello y mis senos.--¿Qué tengo de especial que estés mirándome así? – imagino el aspecto que debo tener, con la cara un poco hinchada luego de haber dormido boca abajo y el pelo hecho un desastre con la actividad de anoche.--Que eres hermosa – dice y me besa con dulzura.Como siempre nos pasa, una cosa lleva a la otra y terminamos involucrados entre besos, caricias y lujuria, pero esta vez el sexo es más pausado que
Conduzco hasta la casa de mi madre y ella me recibe como solo una madre sabe hacerlo, con mucho cariño y algo de comer. Trato de visitarla por lo menos dos veces a la semana, pero últimamente se me ha complicado, dada mi reciente “relación”. Cuando voy hacia el patio, veo que ya mi hermana y mi sobrino ya están disfrutando de la piscina y pensar que solo llegué algunos diez minutos más tarde que ella.Me siento en un camastro bajo un paraguas y disfruto de una tartaleta de frutas que me ha preparado mi mamá.--Mamá, esto está delicioso – digo saboreando con detenimiento el postre.–Me alegra que te guste, si vinieras más a menudo, podrías disfrutar de mucho más, si vinieras más a menudo – me recrimina enarcando una ceja y yo me limito a sonreír.Para mi sorpresa, mi padre aparece tras la puerta de la cocina, tenía más de dos semanas que no lo veía porque siempre está trabajando.–¡Papá! Qué raro que estés aquí un viernes por la tarde – corro a sus brazo
Todavía no me he recuperado de que Derek me haya obsequiado una rosa, para cualquiera podría ser un gesto sencillo de un enamorado, pero para nosotros, que hemos acordado una relación sin apegos, sin romanticismo, es algo que significa demasiado. Estoy totalmente sorprendida, sobre todo por lo rápido que marcha la relación.–Wow… – no encuentro las palabras para agradecerle y estoy muy halagada.–¿Eso es todo lo que vas a decir? – la voz de Sandra llena el silencio y rompo el contacto visual que tenía con Derek, para verla de mala manera, aunque contra ella no hay quien pueda.–Es hermosa, Derek, muchas gracias. La colocaré en agua, aguarda un segundo.Su sonrisa cómplice es todo lo que necesito para derretirme. Me dirijo a la cocina para colocarla en vaso con agua. Al volver a la sala, él todavía aguarda de pie junto a la puerta. Cuando me ve, se dirige a Sandra como el caballero que es y se despide de ella.–Sandra, encantado de conocerte. Ámbar, vámo
Tras la deliciosa experiencia en la pista de patinaje, terminamos hambrientos y muy agitados. Yo no he comido nada desde el postre que me ofreció mi madre, pero de eso hace ya horas. No obstante, Derek parece tener todo planeado, porque, a diferencia de cenar en el centro comercial, como pensaba que haríamos en unos de los tantos establecimientos de comida rápida, para mi sorpresa, decide llevarme a un lugar fuera.–¿Seguro que quieres ir a otro lugar? Si nos vamos tendremos que conducir hasta allá y luego esperar por nuestra comida. Eso podría tomarnos mucho tiempo, ¿no crees? – me quejo un poco porque cuando tengo mucha hambre me pongo un tanto irritada.–Te prometo que te gustará, además, es muy cerca de aquí – parece estar muy seguro de su plan, así que no me queda más que confiar en él.Conduce unos minutos y para mi sorpresa, pone la intermitente y se detiene en un espacio donde hay varios camiones de comida rápida, se baja del auto y me abre la puerta.
Derek conduce hasta su casa y me gusta que sea así, porque, a decir verdad, en la mía no hay mucha privacidad y estoy segura que esta noche promete. Yo me siento nerviosa y excitada. Llegamos antes de lo previsto y una vez en el estacionamiento, Derek se baja del auto a toda prisa y me abre la puerta del copiloto.–Señorita Shein, ha llegado a su destino – me tiende la mano y yo le sonrío por sus gestos de chofer.Caminamos hacia el elevador, como la otra vez que estuve aquí, me sorprende que el acceso sea tan restringido, pero se nota que la seguridad es de primera calidad. Derek saca de su bolsillo la tarjeta y marca el piso veinte. Antes de que las puertas se cierren y nos quedemos solos, alguien presiona el botón para detenerlo. Se trata de un chico joven, que se sube también y nos saluda de manera educada.Yo me quedo mirando los números que van cambiando a medida que vamos subiendo y para mi sorpresa, encuentro al chico joven mirándome a mí, con una sonrisa b
Me coloco mascara en el ojo izquierdo, a pesar de que usualmente no tiendo a maquillarme de manera compleja, pero hoy es lunes, mi primer día de clases. Hay una ceremonia de apertura del semestre a las nueve de la mañana, y a las diez tengo mi primera clase. Me miro en el espejo tras terminar de arreglarme, y apruebo mi atuendo: falda negra de tubo, con una blusa manga corta blanca de seda que me encanta. Combino el atuendo con unos zapatos de tacón negros y me recojo el pelo en un moño elegante que me enseñó a hacerme mi madre. No llevaré chaqueta porque aún hace calor y decido que estoy lista para la acción. Tomo mi maletín, donde llevo impresas las planificaciones que Nancy me solicitó la semana pasada, mis llaves, mi termo de café con leche y salgo disparada a las ocho y veinte por la carretera, ansiosa por llegar al campus. En el camino, pienso en mi fin de semana. Después de la salida del viernes con Derek