Natalia.-Había llegado el fin de semana me sentía más recuperada y tranquila, Caroline tenía miedo de dejarme salir y para ser sincera yo también estaba un poco asustada, Jacob me había dejado algunas asignaciones que podía realizar desde casa, pero ya no podía seguir en este encierro, conversé con ambos y quedamos que a partir del lunes regresaría a mi vida normal claro junto a los dos escoltas que Jacob había contratado.Jacob, lo extrañaba gracias a su asociación con Leti estaba más ocupado que antes, hablábamos por teléfono, pero yo deseaba verlo me cerebro recordaba a cada rato ese beso increíble que nos dimos, todo dentro de mí se removía al repetirlo una vez más en mi mente.— Natalia querida ¿Segura que no quieres ir al club conmigo? –Caroline entraba en mi habitación arreglada con su atuendo para jugar al golf.— Segura así estoy bien además no quisiera encontrarme con Fedora— Entiendo, bueno regresaré al final de la tarde, si necesitas algo me llamas –Asentí viéndola salir
Natalia.-Mis piernas comenzaron a perder sus fuerzas, por suerte su brazo me sostenía por la cintura mientras que sus labios dejaban un camino de besos sobre mi cuello haciéndome perder la razón.— Te deseo pequeña –El contacto de su aliento caliente sobre mi piel mientras susurraba aumentaba mi temperatura. –No sé si podré detenerme.— No lo hagas, no te detengas Jacob –Supliqué girándome quedando frente a él, pegó su cuerpo al mío uniendo sus labios contra los míos, su beso era desesperado y posesivo me aseguré de que no se separara de mí que supiera que deseaba esto tanto como él.No sé qué me sucedía con él, pero lo único que quería era estar entre sus brazos, pude sentir la rigidez de su virilidad golpeando mi vientre un gruñido gutural salió de su garganta mientras sus manos exploraban mis curvas, me alzó con tanta facilidad enrollando mis piernas sobre su cintura llevándome hacía la otra encimera que se encontraba vacía, mi pecho estaba presionado contra el suyo, desgarró mi c
Jacob.-Mi hermosa madre como siempre llegando de manera tan inoportuna y en el mejor momento de la situación, salió de la cocina pegando alaridos por toda la casa.— ¡Ay por dios que vergüenza, qué vergüenza! ¿Qué va a pensar tu madre de mí ahora? –Natalia caminaba de un lado a otro cubriéndose el rostro.— Pequeña no te preocupes deja que yo hable con ella –Me acerco para dejarle un besito, pero ella se aparta.— ¡Aléjate! Anda y habla con tu madre, ahora dañé toda la relación que había construido con ella –Sale casi llorando de la cocina, ruedo mis ojos y tomo aire antes de enfrentar a mi madre.Cuando salgo de la cocina Caroline está en la estancia balbuceando como loca, se toma un segundo para tomar aire por su inhalador.— ¡Mamá, por favor relájate! ¿A poco tú no hiciste cosas así cuando estabas joven? –Se giró mirándome con esa mirada que me hacía temblar, definitivamente estaba enojada.— ¡NO! tu abuelo me habría matado de haberme encontrado así y tu abuela me habría mandado a
Natalia.- Ya estaba lista para volver a trabajar y obviamente acompañada por los escoltas que contrató Jacob. A Caroline le se le olvidó el momento que vivió en la noche del sábado, cuando su hijo se apareció el día de ayer ofreciendo llevarla a almorzar a su restaurante favorito tenía una sonrisa radiante y feliz.Casi no pensé en la realidad, tenía que en algún momento bajarme de la nube en la que estaba montada, esto que sucedía con Jacob es muy bueno, pero también lo complica todo, con cada acercamiento se aleja el verdadero motivo de todo esto un contrato matrimonial, pero no quiero pensar en eso, decidí al calor del momento conquistarlo, debo ser realista cuando sepa que tengo una hija con otro hombre seguro no me verá de la misma manera.— Hemos llegado señorita Redmond. –Miré por la ventana y estaba en la entrada de la cafetería donde me reunía con Leticia.— Gracias chicos –Me bajé sonriéndoles con amabilidad.— ¡Oh por dios! Tienes un brillo en los ojos –Abrió los ojos sorp
Natalia.- Me detuve frente al ascensor al darme cuenta que no sé cuál es la oficina de Vincent.— ¡Demonios! –Obviamente no volvería a la oficina a preguntarle a Jacob, tampoco le preguntaría a la pesada de Ronie, sopesaba mis opciones cuando el ascensor timbró y la asistente de Leti salió con la vista pegada de la Tablet.— Señorita Redmond –Me saludó con una sonrisa. – ¿Se encuentra bien?— Uhm… sí, claro ¿Cómo estás? Una pregunta ¿Sabrás dónde queda la oficina de Vincent? ¿Lo conoces? –La chica asintió moviendo las pestañas sonriendo con ilusión, creo que el rubio le gusta.— En el piso de abajo al final del pasillo del lado izquierdo, si necesita que le lleve algo me avisa lo haré encantada –Me avisa mordiéndose el labio.— Gracias, lo tendré en cuenta, no te preocupes –Suspiré aliviada, definitivamente dios protege al inocente, pero ¿Qué se trae esta con el rubio? Reí mientras las puertas metálicas se cerraban frente a mí.Cuando llegué caminé hacia la oficina estaba enojada y a
Ronie.-Lanzó mi bolsa después de un día de trabajo, no sé ¿Por qué lo hago? Podría simplemente huir, está más que claro que a Jacob, no le importo en lo absoluto verlo besando a esa imbécil me rompió el corazón.Tengo una pequeña fortuna puedo irme a cualquier país de Europa y vivir con modestia, pero cómoda, no tendría que soportar los acosos de Alfred, ni sus manos sobre mi cuerpo cada vez que quiere.— No puedes rendirte, no te eduqué para que seas una perdedoraLa imagen de mi madre aparece frente a mis ojos sentada con sus piernas cruzadas y un Martini en su mano.— Tú no me educaste, me presionaste, no fuiste una madre fuiste una desgraciada— Y aquí vamos, sigues con tu lloradera debí haberte abortado cuando podía, nunca me serviste de nada, no tienes ni siquiera la astucia para conquistar a Jacob, incluso Alfred lo tienes en tu cama cada noche y ni eso te ha servido para tenerlo rendido a tus pies, si vas a prostituirte comienza a sacar provecho de ello Verónica, si no mi mue
Natalia.-Las manos me sudaban, me quedé anoche hasta las doce ensayando cada palabra de mi presentación, Jacob aún no había llegado, ayer se fue antes ni siquiera se despidió, puedo entender que comenzó el distanciamiento entre nosotros.— Hola –Escuché la voz de Vincent. –Vengo en son de paz –Alzó un vaso de café en una mano y en la otra un pañuelo blanco. –Vine a desearles suerte de este negocio depende el pago de mis servicios.— Gracias por el café, haré mi mayor esfuerzo, espero que a los coreanos les gusten mis diseños –Digo con mi voz temblorosa.— Bueno creo que contigo como presentadora no se fijaran mucho en los diseños por ser tú –Hace un además con su mano señalándome de arriba abajo. –Aceptarán encantados.— Vincent.— ¿Qué haces aquí Vincent? –Pegué un brinco al escuchar la voz de Jacob, parado en el umbral de la puerta con las manos en los bolsillos, tenía una mirada oscura que podría dar miedo.— Solo vine a desearle suerte a Natalia –Se encogió de hombros. – ¿Celoso?
Leticia.-No contaba con que el hermano de Vincent fuera tan astuto, guapo e inteligente en mi desesperación por descubrir la verdad este idiota sexy me encerró en mi propio juego.— Debes prometerme que no le dirás nada a tu hermano hasta que yo logre conseguir más información –Frunció el ceño.— ¿Es un tema delicado? –Asentí con seriedad.— Bien, tengo una cliente, ella asistió a esa misma fiesta y… terminó en la habitación de un hotel desnuda, no recuerda con quien se fue, ella despertó muy asustada y obviamente con los estragos de la bebida que ahora sabemos que estaba adulterada, solo tomó su ropa y salió de la habitación huyendo despavorida ni siquiera vio el rostro del hombre que dormía a su lado.— ¿Crees que fue?— No lo sabe, el tema aquí es que esa noche… trajo consecuencias –El rostro de Víctor palideció.— Quedó embarazada— Sí, nació una niña, la chica fue engañada por su tía que le quitó a su pequeña unos días después de nacer y la desapreció para chantajearla, mira yo