"Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentiras a medias, de ningún modo es una media verdad."Jean CocteauLa relación entre Fred y Carmen, parecía haberse enfriado, ella no había vuelto hablar con él desde que se fue de la mansión Venzon; los primeros días, recibía algunos mensajes de su amante, pero ya desde hacía algunas semanas, ni siquiera respondía a los mensajes de ella.Cuando Arthur regresó a su casa, Elvita tuvo que contarle a la chica, todo lo que estaba ocurriendo entre él y Anna. Carmen siempre supuso que Fred estaba enamorado de ella, desde aquel momento que se atrevió a darle su número para que ella le averiguase el paeadero de Anna.Mas, ella siempre admiró a Fred a escondidas, siempre lo deseó y quiso ser suya. Por eso, cuando vio la oportunidad de hacerlo, sin dudarlo lo hizo. No tenía de que arrepentirse, “cuando te entregas por amor, no hay de que arrepentirse” eso se lo decía siempre su madre. Ahora que volvió a toparse con él, siente q
“Siempre que el corazón habla, la verdad se ennoblece.”A.K.MFred mira el cuerpo de su amante al lado, su rostro aunque duerme es de plenitud y felicidad, parece ser tan fácil cuando la persona te ama. Todo lo que se gace se magnífica. Si tan solo pudiese amarla como ella lo hace.—Disculpa no pude evitarlo —le dice Arthur a Anna, después de haberla besado.—No te preocupes, no pasa nada. Vine a verte porque lo creí necesario. Tu llamada me tenía algo preocupada y por qué negarlo, emocionada.—Anna, mis recuerdos son vagos, pero tu nombre, se repite como un eco en mi cabeza, solo quisiera estar contigo aunque no recuerde todo lo que vivimos juntos.—Debo irme. Ya se me hace tarde.Anna sale de la habitación, Arthur acaricia sus labios, la suavidad de sus labios, lo dulce de sus besos. ¿Qué ocurrió entre ellos? ¿Por qué ella lo rechaza? Él necesita saber la verdad y recuperarla, algo le dice dentro de su corazón que eso que siente por ella, es amor.—Es tan joven —se dice a sí mismo—
"Querido Cupido: La próxima vez, nos disparas a los dos, ¿vale? Gracias."Anónimo—Creo que debes irte, una copa se convirtió en tres.—No seas aburrida. Puedo pedir otra y duplicar la cantidad. —la mira seductoramente.—Debo descansar, y tú también, estoy agotada y mañana es la presentación.—¿De verás, deseas que me vaya? Puedo mostrarte cosas interesantes y divertidas que solemos hacer en Francia.—Imagino que sí, pero no tengo interés en experimentar, por ahora.Las palabras de Anna no son del agrado de Mike. Se levanta del sofá, coloca la botella vacía sobre la mesa y camina hacia la puerta. Anna confiada en que saldrá, camina hasta su cama, pero Mike se regresa nuevamente.—Estoy solo en mi habitación, necesito compañía y tú eres una chica hermosa, sensible y puedo percibir que eres apasionada. Sé que compusiste ese tema y se lo dedicaste a Megan Maxwell, quien la ha leido sabe que el placer es perverso.—Tu percepción es muy distante de la mía, para mí es una composición intens
“Los sueños no solo se sueñan, también se trabajan”.Anónimo—Hola —se acercó y estampó un beso en su boca.— ¿Cómo amaneciste?—Ahora mucho mejor, aunque no sé por qué estoy un tanto nostálgico —le dijo Arthur— Por un momento tuve un recuerdo de Julia, en la clinica, nuestra boda, eso me pone mal— Fedora se acerca, él recuesta su cabeza de su abdomen.—Es parte de nuestras emociones, a veces cuando menos esperamos nos invaden los recuerdos y nos cambian la sonrisa concava, por una convexa. —acaricia su espalda tratando de reconfortarlo un poco.—Quizás, sea eso. Solo que mis recuerdos son ambiguos, pero, a pesar de ello, hay algo que me perturba y no sé qué es. Creo que sigo sintiéndome culpable de la muerte de Julia. —Fedora se sienta a su lado.—No quería hablarte de esto, pero es importante que sepas la verdad. —Arthur la observa confundido— Ella no era lo que tú creíste que era. Julia te mintió.—¿A qué te refieres? No entiendo.—Ella estaba enferma, pero no a punto de morir. Conv
“La vida es tan breve, que nunca debemos dejar de sonreirle”A.K.MAnna regresa a Frankfurt luego de la fantástica experiencia en Francia, era cierto aquello de que en París se respira arte, pasión, amor.Al llegar a su casa, Edelmira la espera con una gran sorpresa; logró reunir a algunas de las compañeras del conservatorio y preparó una exquisita cena.Cuando Anna abrió la puerta, el grito de todas la emocionó tanto que sin poder evitarlo, las lágrimas descendieron por su rostro.—¡Bienvenida! Mi amor —Edelmira se acercó y la abrazó, aquella sensación de calidez era mágica, Anna se sentía feliz, alegre, plena.Karem Bach, también había sido invitada a la reunión, la mujer de sesenta años, estaba por jubilarse, había sido la profesora de composición musical, por lo que Anna le debía en gran parte todo el conocimiento que poseía sobre ese tema. Gracias a ello, había logrado crear aquella melodía.—Este premio también es suyo profesora. —le entregó la estatuilla. Karem la tomó visiblem
“No creo en el destino. Creo en las señales”Elisabet BenaventAnna sube las escaleras apresuradamente, Edelmira quien viene saliendo de su habitación se topa con ella en el pasillo.—Anna mi amor, ¿qué te sucede?—Nada mamá, nada —se le quiebra la voz y Edelmira la sostiene por los hombros.—Nadie llora por nada. ¿No confías en mí? ¿No deseas contarme? —Anna la abraza y llora sobre el hombro de su madre.Edelmira acaricia sus cabellos, con ternura. Por unos segundos, el silencio se mantiene, Anna levanta el rostro, la tristeza en su mirada, es inminente.—Vamos a tu cuarto, es mejor que Cloe no te vea así, se pondría muy nerviosa. —Anna asiente, entran en la habitación de ella.Ambas se sientan una al lado de la otra, Edelmira le ofrece su regazo, Anna se recuesta y reposa su cabeza. Comienza a contarle a su madre todo, desde el principio. Hasta ahora lo poco que conocía de la historia de su hija, era por lo poco que había visto e interpretado o por la versión que Elvira, le había he
“El riesgo de una decisión equivocada es preferible al terror de la indecisión.”Maimónides—Extrañaba estar contigo. —murmura él, en su oido.—¿Me extrañabas? ¿Recuperaste la memoria? —le pregunta sorprendida.—Influiría, si te digo que sí. —pregunta él mientras, ella se viste.—No, pero me gustaría saberlo. Eso cambiaría muchas cosas.—¿Cómo cuáles? —pregunta él, de manera capciosa.—Pues, por ejemplo, si recuperaste la memoria, imagino querrás hablar de algunas cosas, algo incómodas pero que no se pueden borrar.—Anna, me gustaría comenzar de nuevo, creer que lo que acaba de suceder entre nosotros, es el inicio de nuestra verdad. Yo te amo y puedo sentir que tú también me amas—Quisiera poder tener la misma certeza que tienes tú, de pensar que entre nosotros todo ha vuelto a ser lo que fue en un comienzo.—¿Y por qué no? Estamos aquí, juntos. Sacábamos de hacer el amor, de entregarnos el uno al otro. ¿Qué podría impedir que lo intentemos?Aquella frase suena tan hueca para Anna, in
"Una mujer fuerte es una mujer decidida a hacer algo que otros están determinados a que no haga"Marge PiercyCloe continúa asistiendo a sus clases de teatro, sus encuentros y desencuentros con Arquimedes son intensos. Esa tarde, mientras ensayan, ella se sienta en las butacas de atrás para presenciar el ensayo de sus compañeros, está en sus días de picos horm9nales, fonde solo desea estar sola y donde suele ser vulnerable a todo.—¿Puedo acompañarte? —le pide él, ella accede a pesar de no querer hablar con nadie. —Te ves hermosa, hoy.—Gracias, me siento de la patada.—Sé como hacerte sentir mejor —coloca su mano, sobre la rodilla descubierta de la chica, y sinuosamente desliza su mano por su entrepiernas.—Estamos, en público —responde ella, visiblemente agitada al sentir la proximidad de su mano.—Nadie puede vernos, estamos al final de la fila. Relájate, no haré nada que no desees.Cloe no dice nada, solo deja que sus dedos acaricien sus labios, mientras ella jadea con cada roce.