En manos del placer

"Había la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón."

Gabriel García Márquez

—Señor, no está bien, lo que estamos haciendo no está bien. Alguien puede venir, si me ven me despi… —Fred la besa impidiendo que diga alguna palabra más.

Carmen se estremece con sus besos, su lengua puntiaguda juega con la de él, sus labios hambrientos se dejan llevar por su voraz deseo.

—¿Quieres que me detenga? —pregunta él, mirándola a los ojos

—No, no, no hay nada más que desee como esto. Quiero, necesito sentirme suya. —responde entre jadeos y voz entrecortada.

—Vamos a mi habitación, nadie está allá arriba. Tampoco quiero que pierdas tu empleo por culpa mía. —ella asiente, él sube primero y luego ella, las piernas le tiemblan como gelatina fuera del congelador.

Sube rápidamente las escaleras a pesar del uniforme de vestido verde que lleva puesto. Entra a la habitación, Fred cierra la puerta con llave, y continúa besándola, dejando que sus manos continúe
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