Capítulo 31

Gruño frustrada mojándome el rostro con agua fría en el baño de mujeres de la universidad, intentando mantener bajo control mi temperamento. Los hombres del presidente son tan incompetentes, pero TAN incompetentes, que me dan ganas de agarrarlos uno por uno y ahorcarlos yo misma con mis propias manos, viendo en cada uno, cómo su alma escapa de sus cuerpos por culpa de mi agarre. 

Cuando volví ayer a la Casa Blanca, dije que yo sería quien interrogaría al idiota que atrapé, que yo le sacaría hasta de qué talle de zapatos o marca de calzones estaba usando Demetrius actualmente, sin embargo, esos idiotas que se creen muy machos del Servicio Secreto, dijeron que no, que ellos se encargarían, que sabían exactamente cómo tratar a "escorias como él", y lo encerraron en una celda, para encargarse ellos luego, porque primero tenían un evento al cual prestarle atenci&oac

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