-¿En serio me estás diciendo que tú eres ella? ¿Tú eres una de las asesinas más buscadas a nivel mundial? Por Dios, si tienes más de doscientas muertes confirmadas hasta la fecha, un récord impecable...
-Y el gobierno de éste país solo sabe de unas setenta y no puede constatar ninguna.
-Dios mío, no puedo creer que tengo literalmente a una leyenda del bajo mundo frente a mí. Ni se me hubiera ocurrido siquiera que sería alguien como tú, sin ofender. No hay siquiera una descripción tuya, ni una foto o retrato hablado, nada, no hay forma de identificarte, ni tampoco cómo contactarte. He visto montones de personas buscando contratar tus servicios, preguntando cómo poder encontrarte, y nadie sabe la respuesta, solo que la forma de llegar a ti es por aquellos que han tenido contacto contigo, o si tú sabes que te buscan y su motivo despierta tu interés.
-Bueno, parece que, al menos, sabes algo sobre mí. Sí, no aparezco precisamente en el directorio, mi cliente
Mientras él considera sus opciones, yo me permito, aunque sea por un momento, abandonar internamente mi postura de "asesina seria" y dejarme ser la chica de veintiuno que físicamente soy y admirar, disimuladamente, al espécimen de chico que tengo frente a mí. Me guste admitirlo o no, él tiene algo... No sé cómo explicarlo, que me atrae. Es sexy, sí, casi todo lo que me gusta de un hombre, lo veo en él, y tiene un aura que no puedo descifrar todavía, pero que me resulta intrigante.Y eso, precisamente, es lo que lo hace peligroso. Cuando la intriga tiene siquiera un espacio, las preguntas empiezan, el interés se acumula y la mente divaga, haciendo que uno pierda el enfoque que necesita para, en mi caso, cumplir con mi trabajo. Los líos adolescentes no son algo útil para alguien como yo, y sé perfectamente todo eso, no obstante, aquí estoy, observando a un chico sin qu
En cuanto los pasos se escuchan acercándose, reviso el reflejo del parabrisas del auto estacionado a un par de metros, constatando que es el infeliz, por lo que me separo del muro y me encamino hacia el interior del callejón, sabiendo que él me sigue mientras me adentro más y más en el estrecho espacio, directo hacia la parte trasera del local. Si tengo que encargarme de un idiota, mejor que no sea con público expectante. Los de seguridad están esperando en el auto que está en la esquina, me aseguré de que no me vieran, no me interesa que intervengan luego de lo que pasó la última vez. Por suerte, por orden del Presidente, a raíz de mis condiciones, tengo mi espacio para maniobrar con tranquilidad, como ayer en el gimnasio, cuando estuve sola esperando.En cuanto llego al final, doblo para salir de su vista y, rápidamente, dejo el bolso a un costado, esperándolo a que apare
Revisando rápido que no hay audios, aprovecho y respondo como si fuera él, sonriendo mientras lo hago."La estoy siguiendo"Pasan un par de segundos, cuando el "escribiendo" aparece bajo el nombre y su respuesta aparece."Avisa en cuanto la tengas, te daré el punto de encuentro. Que nadie te siga, asegúrate de eso, o tu familia podría ser la que pague tus errores"La respuesta, puntualmente esas últimas diez palabras, me hacen fruncir el ceño con ira y aprieto el teléfono en mi mano al punto de que los nudillos se me ponen blancos de la presión que ejerzo sobre el aparato. No me sorprende el que mandara eso, me esperaba algo así, y aun así, el que lo hiciera me hace enojar tanto... Le arrancaré las bolas con una tenaza al rojo vivo cuando lo tenga en frente. Maldito imbécil...Guardo el celular sin responder y saco el mío, enviando un simple mensaje con la palabra "cuerpo" y la dirección del lugar, para luego ocultar el cadáver para que no lo encuentren a simple vista.Tomo mi bolso y
-¿Cómo es que...?-¿Que sé quién eres? Sé mucho más que eso, muchísimo más, y puedo exponerte si así lo quiero con absoluta facilidad, casi con apretar un simple botón, así que, yo que tú, bajaría las armas, mandaría a mis hombres afuera, y aceptaría hablar calmadamente. De lo contrario, mi dedo podría temblar involuntariamente y quién sabe lo que podría salir a la luz... -Mientes.-¿Eso crees? ¿Tan seguro estás? ¿Realmente quieres arriesgarte? -No soy alguien con quien puedas jugar...-¿Y crees que conmigo sí? No tienes idea de con quién estás hablando, por lo que te convendría tener más cuidado. Te daré un consejo gratis: si no sabes a quién te enfrentas y de lo que es capaz, entonces no te arriesgues, porque no sabes lo que puede pasar. Ahora, ¿les dirás que se vayan, o tendré que encararme yo misma de ellos?En silencio, observo el evidente nerviosismo que han causado en el idiota mis palabras, las dudas que he generado en él, y aunque no está seguro de si hacerlo o no, finalmen
En cuanto entro a mi habitación en la Casa Blanca, me quito la máscara y respiro profundo, aliviada de ya no tener nada que me haga sudar como langosta al vapor. Hacía mucho que no la usaba, me he desacostumbrado, mas eso no implica que no volveré a utilizarla, es solo cuestión de terminar esto, y volveré a mi vida normal. De todas formas, se siente bien volver a portar mi traje negro, digamos que me trae buenos recuerdos...Sacudo la cabeza y me siento en la computadora, tomando un cable y enchufando el teléfono para que la computadora empieza a descargar todo lo que pueda serme de utilidad. Mientras lo hace, me meto al baño y me doy un baño, saliendo ya seca, solo vestida con un pijama compuesto de un pantalón de franela negro y una camiseta del mismo material. Vuelvo a sentarme frente al escritorio y, mientras termina la descarga completa, reviso la dirección que conseguí del cobarde, utilizando una herramienta muy útil, o sea, el Street View de Google. ¿Quién hubiera pensado que,
Bajo del árbol donde estaba oculta y reviso los alrededores en caso de que haya alguien a la vista. Por suerte, la calle está muy tranquila (quizás demasiado), aunque supongo que es algo normal en un barrio cerrado como éste. ¿Quién lo hubiera dicho? La familia de J.J. está bien acomodada como para estar viviendo en un lugar así.El auto lo dejé a un par de calles de aquí, porque sabía que no podría entrar en éste sitio con él sin que me hubiera visto alguien.Antes de que terminara el horario de clases, un mensaje del pelinegro me llegó, diciendo que tenía cosas que contarme sobre lo que le había pedido, pero que no podía hablarme mientras la Barbie Castaña no se alejara de mí y yo estaba de acuerdo. Desde que puse un pie en la Universidad, se pegó a mí como lapa al casco de un barco y no me la he podido sacar de encima, pues ahora que no está Jeanet con ella para acompañarla mientras me escabullo, no tiene más con quien juntarse porque, obviamente, la reputación del par ha alejado a
Escucharlo decir mi nombre me pone los bellos de punta, porque por más que no es el primero que lo dice, si es el primero en mucho tiempo que lo dice sin ningún tipo de reproche o de molestia... Se siente raro. -¿Alguien te espera o tienes que ir a hacer otra cosa que vas a irte ya?-¿Y si así fuera?-No te diría nada, aunque tampoco lo haría aunque no sea así, pero eso no quita que sea una lástima. -¿Y por qué lo es?-Porque viniste aquí a media noche, y solo tenía malas noticias para ti, al menos me gustaría ofrecerte algo sabroso. ¿Está mal?Su mirada confiada me molesta un poco, casi pareciera que me dijera "yo sé que dirás que si", y me gustaría borrársela, aunque, si soy sincera, tengo que admitir que tiene bonita sonrisa. A pesar de que me resulte irritante. -No voy a envenenarte, solo te ofrezco algo caliente quizás, como un café y un panquecito si disfrutas lo dulce, o quizás unas galletas de queso, si prefieres lo salado. Son caseros, nada industrial.-¿Tú cocinas?-Claro
Mi mirada se clava en él al ver la amargura con la que acaba de hablar, casi me siento identificada. Mas todo se va al carajo, cuando él empieza a reírse de la nada, dejándome completamente confundida. -Deberías ver tu rostro, realmente te la creíste.-Eres un idiota, ¿lo sabías?-Está bien, está bien, lo siento, no fue mi intención molestarte. La verdad es que mis padres se fueron a Italia, a una villa familiar al retirarse. Mi padre era el dueño y fundador de una empresa de software de defensa, y la llevó solo a la cima en menos de diez años. Fue tal su "compromiso" con su trabajo, que el estrés le causó un ACV y el médico le ordenó que se retirara para que pudiera recuperarse. Mi madre era ama de casa y, como mi padre, estando aquí, no era capaz de dejar el trabajo del todo, ella tomó la decisión de llevárselo a su país natal para alejarlo de todo y dejó a mi tío a cargo, que era su socio. Él solo se encargaba de la parte gerencial, mi padre era el que diseñaba, y ahora soy yo qui