El canto de las aves me despertó esa mañana. Esta vez el sol decidió permanecer oculto mientras las nubes lo apresaban, permitiendo apenas que su luz iluminase el día sin darle tregua a que sus rayos tocaran la tierra. El clima era fresco y pese a eso mi frente estaba sudorosa y mi corazón agitado. Agradecí que los pájaros irrumpieran en mi sueño con sus canticos y me trajeran a la realidad. Me puse de pie saliendo a mi balcón, encontrando la calma de la mañana. Mi ánimo estaba recaído, producto de una pesadilla en donde Mael aparecía sonriéndome, cabalgando con el viento, para caer finalmente al suelo, siéndome imposible despertarlo. Desperté sobresaltada, temiéndome que ese sueño significara un mal augurio.Al llegar mis mucamas les pedí prepararan mi baño y me sirvieran el desa
Al atardecer le pedí a mis damas que me dejaran sola y que no me molestaran para la cena, fingiendo que la comida me había caído mal. Por un lado, me ahorraría el disgusto de cenar con el Príncipe engreído y así podría escaparme temprano para poder ver a mi enamorado. Ansiaba verlo de nuevo. Intentaba ya no darle tantas vueltas al asunto y dejar de sobre pensar las cosas con la cabeza y empezar a escuchar más a mi corazón, que gritaba por su compañía. Esperé un tiempo hasta que las chicas se fueron para tomar mi capa oscura e ir a su encuentro. Esta vez fue difícil hacerlo, teniendo en cuenta que el sol aún no se ocultaba y los sirvientes iban y venían por todos lados. Para evitar ser vista bajé por las habitaciones de la servidumbre sabiendo que a esa hora los corredores estarían vacíos. Se notaba gran diferencia entre los
Dos semanas después…Kenneth se levantó del comedor con prisa como si en realidad tuviera algo urgente que arreglar, cuando se la pasaba perdiendo el tiempo creyéndose el importante. Comió más rápido de lo habitual y terminó cuando apenas yo iba por la mitad. Me puse de pie reverenciándome a su salida y él se fue sin decir ni una palabra, ignorando por completo mi compañía como de costumbre. El silencio entre ambos se incrementó al paso de los días, algo que en realidad no me preocupaba. Al poco tiempo de haberlo encontrado por las habitaciones de los sirvientes dejó de prestarme atención y yo a él. Solo nos veíamos en el comedor durante el desayuno y en la comida. Para la hora de la cena cada uno nos encerrábamos en nuestras habitaciones, considerando suficiente el tener que ag
Miré con atención uno de los tantos regalos que Mael me habia dado.Espadas adornando el dormitorio de una dama podría ser un poco rudo, pero mi padre no se opuso al ser un presente de su hijo. El Princioe me las dio para mi cumpleaños número 13, emocionandome tanto por poder conservar por fin algo que tanto me gustaba y aun mas que eso, tenian un valor muy especial al representar el apoyo incondicional de Mael hacia mí. A pesar de que nuestro padre se opuso a que yo utilizara un arma, mi prometido consiguió convencerlo para permitirme tenerla aunque fuera de adorno en mi habitacion. Ese par de afiladas espadas representaban ese compromiso de lealtad y comlicidad. Mael nunca dejaba de apoyar mis gustos y deciciones. A partir de ese día nuestros entrenamientos secretos comenzaron, hasta que conseguí manejar la espada tan bien como cualquier guardia en el pa
Estando en mi habitacion me senté debajo de una de las columnas que dividian el balcon del cuarto, recargandome en ella. Solté un suspiro y elevé la vista al cielo nublado, mirando con atencion sus tonos oscuros, como si se negaran a irse, amenazando con desatar otra tormenta. El viento soplaba todavia furioso, revolviendo la fina tela de mi falda y mi desaliñado cabello. Pensé en el accidente del día anterior y me reí torpemente al llegar a la conclusión de que a pesar del mal rato logré que mi nana dejara de presionarme con el tema de la boda, por lo menos por un día más.Levanté el porta pergamino recordando la carta y abrí la cubierta ansiosa. Desenrollé el papel y me concentré en la inigualable letra de Mael.Hermosa princesa Helen:
Caminé por el jardin disfrutando del clima fresco del atardecer al lado de Nathaniel, conservando mi capa y él acompañandome un par de pasos detrás, viendo en todas direcciones de vez en cuando para asegurarnos de que nadie nos siguiera. Para cuando llegamos a la glorieta me tomó de la mano. Ya estabamos lo sificientemente lejos como para que algun curioso nos viera por casualidad, asi que correspondí gustosa, ruborizandome cuando el recuerdo de nuestro primer beso me asaltó. Fue justo en ese lugar cuando uni sus labios a los mios y supe que estaba enamorada. La gloriera quedó destrozada por la tormenta, envuelta en maleza y escombros de la blanca madera, pero mis recuerdos de ese dia estaban intactos. Al ver nuestro lugar especial destruido pensé en las palabras de mi madre: Tras la tormenta viene la calma, o… todo mal viene acompañado de un bien. Esa fuerte tormenta se llev&oa
El camino por el bosque no tardó más de 15 minutos, o por lo menos a mí me pareció el tiempo mas corto de mi vida. Estar fuera del castillo y caminar libremente sin tener que esconderme detrás de una capa e ir tomada de la mano con Nathaniel me hizo sentir que volaba. En ese momento me sentía invencible y esa sensación me encantaba. Di pasos firmes manteniendo la espalda recta, una figura digna de una princesa, algo que mi nana aplaudiria si hubiera visto. Mantuve la frente en alto y mi mirada al frente visualizando al futuro. Nathaniel cortó las mangas de su camisa, vendando asi mis pies para protegerlos despues de que me negara a que me llevara cargada todo el camino, por lo que mis pasos fueron firmes y sin molestias. Cuando llegamos bajo un viejo roble con hojas amontonadas bajo su tronco, me solté de mi acompañante y me arrodillé lanzandolas al aire. Volaron con el viento,
Desperté pegada a su pecho, resguardada del frio por una manta que nos cubria a ambos. Lancé un suspiro de satisfaccion al aire, disfrutando de una mañana tan espectacular. ¿Mañana? Abrí los ojos con sorpresa al percatarme de la luz clara del amanecer colarse por las ventanas.Una parte de mí deseó quedarse en ese lugar feliz, disfrutando del sueño que era su compañía, pero otra se alertó por la hora, recordando que pese a las horas de libertad que había disfrutado, debía regresar a mi vida en el palacio y de preferencia hacerlo antes de que notaran mi ausencia.—Nathaniel, despierta —lo moví con premura.De inmediato abrió los ojos, viéndome primero sorprendido, después volteó a la ventana notand