Miré con atención uno de los tantos regalos que Mael me habia dado.
Espadas adornando el dormitorio de una dama podría ser un poco rudo, pero mi padre no se opuso al ser un presente de su hijo. El Princioe me las dio para mi cumpleaños número 13, emocionandome tanto por poder conservar por fin algo que tanto me gustaba y aun mas que eso, tenian un valor muy especial al representar el apoyo incondicional de Mael hacia mí. A pesar de que nuestro padre se opuso a que yo utilizara un arma, mi prometido consiguió convencerlo para permitirme tenerla aunque fuera de adorno en mi habitacion. Ese par de afiladas espadas representaban ese compromiso de lealtad y comlicidad. Mael nunca dejaba de apoyar mis gustos y deciciones. A partir de ese día nuestros entrenamientos secretos comenzaron, hasta que conseguí manejar la espada tan bien como cualquier guardia en el pa
Estando en mi habitacion me senté debajo de una de las columnas que dividian el balcon del cuarto, recargandome en ella. Solté un suspiro y elevé la vista al cielo nublado, mirando con atencion sus tonos oscuros, como si se negaran a irse, amenazando con desatar otra tormenta. El viento soplaba todavia furioso, revolviendo la fina tela de mi falda y mi desaliñado cabello. Pensé en el accidente del día anterior y me reí torpemente al llegar a la conclusión de que a pesar del mal rato logré que mi nana dejara de presionarme con el tema de la boda, por lo menos por un día más.Levanté el porta pergamino recordando la carta y abrí la cubierta ansiosa. Desenrollé el papel y me concentré en la inigualable letra de Mael.Hermosa princesa Helen:
Caminé por el jardin disfrutando del clima fresco del atardecer al lado de Nathaniel, conservando mi capa y él acompañandome un par de pasos detrás, viendo en todas direcciones de vez en cuando para asegurarnos de que nadie nos siguiera. Para cuando llegamos a la glorieta me tomó de la mano. Ya estabamos lo sificientemente lejos como para que algun curioso nos viera por casualidad, asi que correspondí gustosa, ruborizandome cuando el recuerdo de nuestro primer beso me asaltó. Fue justo en ese lugar cuando uni sus labios a los mios y supe que estaba enamorada. La gloriera quedó destrozada por la tormenta, envuelta en maleza y escombros de la blanca madera, pero mis recuerdos de ese dia estaban intactos. Al ver nuestro lugar especial destruido pensé en las palabras de mi madre: Tras la tormenta viene la calma, o… todo mal viene acompañado de un bien. Esa fuerte tormenta se llev&oa
El camino por el bosque no tardó más de 15 minutos, o por lo menos a mí me pareció el tiempo mas corto de mi vida. Estar fuera del castillo y caminar libremente sin tener que esconderme detrás de una capa e ir tomada de la mano con Nathaniel me hizo sentir que volaba. En ese momento me sentía invencible y esa sensación me encantaba. Di pasos firmes manteniendo la espalda recta, una figura digna de una princesa, algo que mi nana aplaudiria si hubiera visto. Mantuve la frente en alto y mi mirada al frente visualizando al futuro. Nathaniel cortó las mangas de su camisa, vendando asi mis pies para protegerlos despues de que me negara a que me llevara cargada todo el camino, por lo que mis pasos fueron firmes y sin molestias. Cuando llegamos bajo un viejo roble con hojas amontonadas bajo su tronco, me solté de mi acompañante y me arrodillé lanzandolas al aire. Volaron con el viento,
Desperté pegada a su pecho, resguardada del frio por una manta que nos cubria a ambos. Lancé un suspiro de satisfaccion al aire, disfrutando de una mañana tan espectacular. ¿Mañana? Abrí los ojos con sorpresa al percatarme de la luz clara del amanecer colarse por las ventanas.Una parte de mí deseó quedarse en ese lugar feliz, disfrutando del sueño que era su compañía, pero otra se alertó por la hora, recordando que pese a las horas de libertad que había disfrutado, debía regresar a mi vida en el palacio y de preferencia hacerlo antes de que notaran mi ausencia.—Nathaniel, despierta —lo moví con premura.De inmediato abrió los ojos, viéndome primero sorprendido, después volteó a la ventana notand
Caminé a prisa por el palacio de regreso a mi habitación cuando el sol parecía ocultarse. Todavía le debía una explicación a Bri y estaba segura que por más que quisiera evadir el tema me esperaba un sermón de su parte, recordándome que todo lo que hacia estaba mal.Como si no lo supiera ya. Solo deseé terminar cuanto antes con la explicación a mi amiga y la cena con Kenneth para por fin ser libre en los brazos de Nathaniel.Ibamos por los corredores cuando nos encontramos con el Principe, que se reverenció al verme y yo hice igual, correspondiendo a su saludo, pero cuando me enderezaba pude notar su mirada sorprendida al encontrar a Bri detrás mio, una que intentó disimular, ignorándola después para volver sus ojos color caramelo a mí.—Buenas
Durante lo que me parecieron horas mi amiga no me hizo ni una sola pregunta de lo ocurrido, solo me tomó en brazos, permitiéndome llorar en su hombro. Cuando las lágrimas se evaporaron me dejaron un fuerte dolor de cabeza, que Bri intentó calmar masajeando mi cuero cabelludo, sin que yo se lo contara, como si ella pudiera saber ya sobre todos mis males. Estaba agradecida con la vida por ponérmela en frente. Sin ella mi historia hubiera sido distinta.Al pensar en Bri me fue imposible no recordar lo que Kenneth le hizo y eso me enojó de nuevo. Estaba obligada a tragarme el coraje. Me negaba a creer que mi futuro dependiera de él. Cuando todo comenzaba a marchar tan bien, ¿Cómo era posible que de pronto se desmoronara? Me sentí como si el sueño de mi felicidad llegara a su fin dándole paso a la dura realidad. Pero ¿qué es e
Bastó solo una noche para que Nathaniel apareciera bajo mi balcón, escondido entre los arbustos solo para verme. Mi corazón se hinchó y mi sonrisa se ensanchó cuando lo descubrí la primera vez, con un lirio entre sus manos, que besó al verme, elevando después en el aire como si me lo dedicara, haciéndome ruborizar. La mañana siguiente lo primero que hice por inercia fue buscarlo desde mi balcón con la esperanza de encontrarlo todavía escondido por ahí, a mi espera, pero lo que hallé de igual forma calmó mi corazón. La flor que antes sostuvo reposaba ahora sobre el cuidado césped, a mi espera. Le pedí a Briana que la trajera a mí y fue así hasta que mi florero día con día se mantuvo rebosante de los más bellos lirios, alternándose entre los rosas y blancos. Perdí la cuenta de los d&i
Briana corrió hasta mí, gritando mi nombre, asustada al verme recostada. Me abrazó con fuerza, preocupada y no dudé en corresponderle. Sentí que el mundo se me venía encima y me aplastaba cada vez más.La espada reposaba inútilmente a un costado de mi cadera. No me atreví a usarla contra Kenneth al mantenerme en shock durante la mayor parte del tiempo. Incluso olvidé por completo que la llevaba y después me arrepentí de haberlo cacheteado en lugar de cortar con el filo de mi hoja su inmaculado rostro.Mi amiga y yo regresamos a mi habitación sin decirnos ni una palabra, no confiábamos en nuestra escolta y solo pudimos relajarnos al llegar a mis aposentos. Mi pulso siguió acelerado al relatarle a mi amiga lo sucedido y al ver su rostro de preocupación supe que no me ten&ia