―Pon la camioneta en la medio de la formación que haremos los alfas ―me pide Zayn, luego que los guardaespaldas se acomodan en el vagón, y dejo de prestarle atención a mis propios pensamientos para dedicarme a fulminarlo con la mirada.

No se me ha olvido lo que ha ordenado él que me hicieran sus guardaespaldas.

―Por supuesto, mi alfa―le digo con todo el sarcasmo y el desdén que mi rabia me permite, porque no me interesa absolutamente nada en este momento, solamente me gustaría arráncale la cabeza o por lo menos lo haré después de que me confiese y confirme todas mis sospechas.

Aike nos mira y nota que hay algo extraño entre él y yo.

―Descuida, ya estás a salvo―me dice Aike, al tiempo que gruñe en dirección de Zayn y por un instante siento que el corazón me quiere salir del pecho, solo por el hecho de verlo protegiéndome, pero me recompongo enseg