Tanto Zeira como yo salimos del armario y del baño, para encontrarnos con Mara, quien se nota asombrada, con los ojos como platos y tragando en seco.
― Pero ¿qué te ha pasado? ―le digo a la delta de la manada, quien mira a la puerta de mi habitación, como si hubiera una presencia intangible en el aire.
― ¿Notaron como ese huracán llamado Zayn Ulvenson entró? ―nos dice y luego se ríe por lo bajo―en serio chicas, apenas le abrí, solo hizo mirarme, observar lo que estaba tomando y luego se dirigió al baño―nos contesta y yo respiro profundo.
―Menos mal que ninguna de las dos estuviéramos desnuda, porque ¡por la diosa!, hubiera sido demasiado incómodo que mi hermano me viera desnuda―nos dice la alfa.
“¡Vaya, para ser una delta, se asusta con cualquier cosa”, se queja Aella y yo pongo los ojos en blanco”.
“¿Notaste qui&eac
Me siento extraña en devolverles el saludo a los guardaespaldas del antiguo alfa de la manada, pero estos lo aceptan con una sonrisa que parece genuina, a pesar de que todos sabemos mi historia con su difunto jefe y la devoción que ellos le profesaban a este.Luego pasan su mirada por el alfa actual con una mirada… ¿tímida?, sí, parece tímida y hasta casi puedo jurar que le están mostrando el cuello en señal de sumisión.―Saludos, mi alfa―dicen como si fueran gemelos, aunque físicamente se vean diferentes. Entonces, Aike los saluda con un asentimiento de cabeza y se nota claramente que no se está comiendo el cuento que le dijo Zayn, acerca de que estos dos ahora son leales a él, considerando que recuerdo muy bien cuando Adrien los había incorporado como entrenadores y así mantenerlos cerca de su hermano, su primo y su tío y, así, comprobar que no estuv
La embestida del enorme lobo gris hace que el auto de Konor de un giro de ciento ochenta grados, dejándolo frente a frente y con dirección de colisión al nuestro, así que Zayn tiene que desviar el vehículo hacia la cuneta, para evitar que terminemos aplastados, lo cual me deja con el corazón a mil por hora.Pero ni Zayn ni Zeira pierden el tiempo y ambos salen del automóvil y empiezan a transformarse y lo mismo hace Konor, quien se alinea detrás de ambos alfas. Entonces y antes de que pueda reaccionar, siento un brazo que se coloca encima de mi pecho, como si fuera un cinturón de seguridad.―No te muevas de aquí―me pide Mara y tanto ella como Van siguen a los alfas, quienes ya han sido alcanzados por los dos deltas ya transformados. Todos empiezan a rodear el auto donde me encuentro, mientras ellos son acorralados en un círculo de al menos unos veinte de los omegas de Bernard, encabezados por
El segundo lobo gris cae de espaldas, perdiendo el control por la fuerza con que lo halo con mis fauces y ahora está en el suelo, tratando de incorporarse y se lame la pata que le acabo de lastimar, mientras chilla lastimeramente. La herida se está cerrando con cada lamida y entiendo que la herida no fue tan seria y que él es un quejica de la peor calaña.Entonces se pone en pie y mira nuevamente en mi dirección, con su pata supurando la ponzoña, la cual está casi mojando sus garras y se derrama por sus almohadillas. Su lomo se encresta a medida que sus gruñidos son cada vez más fuertes. entonces planta bien sus pies en el suelo, rascando con uno de ellos, preparándose para arremeter en cualquier momento y, cuando observa la ambas estamos esperándolo, corre a embestirnos y nosotras lo estamos esperando.“¡NO!”, dice el lobo gris más grandes, lo que hace que el otro lob
Enormes lobos van emergiendo de a poco de entre los árboles del bosque que bordea la carretera donde nos encontramos, liderados por un lobo de color marrón rojizo, provocando el pánico entre Gerd y sus lobos ahora convertidos en humanos. Sus pasos son casi sincronizados y el lobo marrón les dicta el ritmo, mostrando que son una verdadera tropa unida.Entonces el lobo líder se detiene y todos los demás hacen lo mismo.“Las tropas de la manada Zafiro”, dice Aella asombrada, “son muchos más que los lobos de Bernard o lo que sean”, indica, ya no sé si son de Bernard o de Gerd”.“Si son de Bernard o de Gerd da igual, es más, puede que ya no sean lobos de nadie, porque ahora les pertenecen al pánico”, le respondo y ella se ríe en mi cabeza, “¿has visto a un lobo temblar tanto como estos esbirros de Gerd?”.En tanto que el lob
Cuando pasamos las fronteras de la manada Zafiro, me siento mucho más tranquila.Sé que realmente no es mi manada, pero aquí me siento más a salvo, con menos gente que me odia, como en Luna de Hielo, aunque, de algún modo retorcidamente masoquista los prefiera a esta tranquilidad y sé cuál es realmente la razón, una rubia, formida y unos hermosos ojos agua marina.“Aike”, dice Aella en mi mente y es verdad.Entonces, miro la casa de la manada y sus alrededores y me doy cuenta de que se ve exactamente igual a como la dejé hace como unos diez días. De hecho, la casa de la manada es exactamente igual a la de los luna, con las mismas distribuciones, los mismos jardines y el mismo gimnasio, recordando que antes eran una sola manada.Lo único que cambia en ambas es el mobiliario y su distribución, los cuadros y los ornamentos, y, por supuesto, la gente, quienes son i
Las palabras de Zayn hace que me sienta de piedra de repente. “¡Te dije que no era buena idea venir aquí!”, me espeta Aella toda molesta. “Mejor deja de reclamarme y piensa en una buena excusa”, le digo y ella pone los ojos en blanco. “Se supone que eres la humana por aquí”, recalca y yo resoplo con fuerza, “se supone que la de las ideas eres tú”. “Pues, si no das un excusa plausible por aquí, este alfa nos va a arrancar la cabeza”, le señalo y ella pone los ojos en blanco. “Que queríamos ver al prisionero, ¿tal vez?”, señala algo nerviosa y yo doy un suspiro. ―Es que quería verle la cara a este desgraciado―le respondo al imponente alfa que ahora me mira con el ceño fruncido―casi nos mata, de no ser porque el tal Gerd lo detuvo―espeto para que él crea que estoy molesta, pero tal parece que miento muy mal, porque Zayn me mira con suspicacia. ― ¿Dejaste la cena para venir hasta las mazmorras porque tenías que verle la cara al lob
“Pues, prepárate, por si tenemos que salir corriendo”, le digo yo, con todos los vellos de la nuca levantados de la excitación y el miedo a partes iguales, y es que en estos momentos desconozco quién diablos es esta loba delante de mí.― ¿En serio tenías que ser tan dramática, Zeira? ―le reclama su hermano totalmente cabreado―solo tenías que disparar y ya―agrega, para mi sorpresa.“¡Pero, qué!”, grita Aella, “¿que Zayn está de acuerdo con la locura que su hermana acaba de hacer?”, espeta, pero yo todavía no salgo del estupor por lo que acaba de pasar.― ¡Oh, vamos, hermano! ―dice ella partiéndose de la risa― ¿cuál era el chiste de dispararle, si no lo veía asustado del puro terror? ―le contesta la loba, todavía riéndose a carcajada suelta―además, él me lo debía y no brom
El cuerpo de Zeira está siendo acunado por su hermano en la celda donde ahora se encuentra el tal Goran inconsciente, producto del dardo que le acabo de disparar, en tanto que el alfa de la manada la mese adelante y atrás, tratando de encontrar algo de consuelo, mientras la abraza, y entonces no estoy muy segura, pero me parece ver cierto brillo en sus ojos, como si pequeñas lágrimas estuvieran a punto de salir. Entonces saco fuerzas de donde no tengo y me dirijo hasta donde se encuentra arrodillado, porque alguien tiene que devolverlo a la dolorosa realidad. ―Tenemos que salir de la mazmorra, Zayn, por favor―le pido y miro por instinto hacia atrás, a donde se encuentra el desgraciado omega causante de toda la escena enfrente. “No puedo creer que Zeira esté a punto de morir”, me dice Aella. “Yo tampoco, Aella”, le respondo con el corazón pesándome una tonelada, “pero ya tendremos tiempo para lamentarlo, ahora tenemos que preocuparnos porque Zayn salga