Capítulo 107

Cuando pasamos las fronteras de la manada Zafiro, me siento mucho más tranquila.

Sé que realmente no es mi manada, pero aquí me siento más a salvo, con menos gente que me odia, como en Luna de Hielo, aunque, de algún modo retorcidamente masoquista los prefiera a esta tranquilidad y sé cuál es realmente la razón, una rubia, formida y unos hermosos ojos agua marina.

“Aike”, dice Aella en mi mente y es verdad.

Entonces, miro la casa de la manada y sus alrededores y me doy cuenta de que se ve exactamente igual a como la dejé hace como unos diez días. De hecho, la casa de la manada es exactamente igual a la de los luna, con las mismas distribuciones, los mismos jardines y el mismo gimnasio, recordando que antes eran una sola manada.

Lo único que cambia en ambas es el mobiliario y su distribución, los cuadros y los ornamentos, y, por supuesto, la gente, quienes son i

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