Incluso cuando Valeria no solía ser una chica que tomaba té, había aceptado para no despreciar nuevamente algo que le estuviera ofreciendo como al principio al llegar a su piso. Otra vez Paul estaba ausente y ella a solas aprovechó para leer todos esos papeles y darse cuenta de que nada estaba fuera de lugar. Lo más sorprendente de todo había sido ver lo que estaba pagando aquel hombre, todo eso era demasiado dinero y no lo podía creer. Jamás en su vida había pensado que podría ganar tanto dinero, especialmente en su primer empleo. Se dio cuenta de que no se trataba de cualquier pequeña a la que tenía que cuidar, era hija de un millonario, una persona que tenía mucha influencia en el país y era reconocido como uno de los más importantes empresarios, incluso reconocido en el extranjero. Valeria había podido averiguar algo de información en la web, y se sentía un poco asustada porque no quería cometer errores y hacer las cosas mal.El miedo a fallar se convirtía en algo gigantesco que p
Una vez más, Valeria sentía como si esa noche se hubiera convertido en un momento irreal con todo lo que había pasado, especialmente por la amabilidad que había mostrado Paul con ella y por ese abrazo que aún seguía sintiendo, a pesar de estar separados por la distancia.Ese abrazo había sido reconfortante para ella, y no sabía cómo expresar lo que había sentido en ese momento. Nunca antes había experimentado algo así, y estaba empezando a sentir sensaciones nuevas que la aterrorizaban en el fondo de su ser, ya que estaban siendo despertadas por un desconocido. Aunque sabía que Paul parecía ser una buena persona, todavía lo consideraba un desconocido, ya que no lo conocía lo suficiente. La idea de que podría ser un buen actor y estar fingiendo todas sus acciones la invadía, pero decidió apartar esos pensamientos absurdos de su mente.Tumbada en la cama boca arriba, mirando al techo, Valeria se preguntaba por qué tenía una sonrisa tonta en su rostro y suspiraba como una tonta. Quizás l
La muchacha sabía que su padre aún continuaba con el vicio y sabía que tenía que detenerlo. Realmente quería ayudarlo, ya que sabía que el alcohol no sería bueno para su salud a largo plazo y también podría afectarlo laboralmente. Valeria deseaba sinceramente que su padre reflexionara y se diera cuenta de que el alcohol no resolvería nada. Solo lo llevaría hacia un nuevo vicio que podría convertirse en un gran problema. Sabía que nada en exceso era bueno, y el alcohol podría ser algo que lo llevara a la ruina.Esa noche de domingo, Valeria había estado preparando un pastel y esperaba la llegada de Amanda, quien había prometido traer las bebidas y algunas golosinas para disfrutar mientras veían una película. Sin embargo, todo podría arruinarse por el estado de su padre, que parecía embriagado y deprimido. Valeria tuvo que detenerse en la preparación del pastel para acercarse a su padre y tratar de calmarlo, dándole su apoyo. Le dolía ver a su padre destrozado y quería que dejara de cae
—Papá —apareció en pijama, con Abril aferrada a un peluche en forma de perrito. ¿En qué momento había dejado de ser su favorito el oso? —Supongo que ya has cambiado a tu peluche. —Este es el señor Tony. —¿Tony? Ese parece ser un nombre divertido para un perrito. Pero está bien, llévalo contigo. —¿Le puedo decir a la abuela que me lleve al parque? —No estoy seguro si la abuela puede llevarte al parque, así que mejor pregúntale. Y si no puede, quédate tranquila y no te enfades, ¿de acuerdo? —le pidió, y la pequeña asintió como una buena niña. —Papi, yo sé que estás ocupado. ¿Trabajas mucho para darme de comer? Porque puedo comer menos y así no tendrás que trabajar tanto.—¿Eh? No deberías decir eso, cariño, pero... —suspiró, sorprendido por el comentario de Abril. No sabía qué responderle. —Así podrás estar más conmigo, papi —le dijo ella, acercándose. Él se inclinó y la acarició dulcemente la mejilla. —Vale, entiendo lo que quieres, y te prometo que voy a estar más tiempo contig
Era la primera vez que Valeria se subía al auto de Paul, y al igual que su piso, le parecía un deportivo lujoso. Estaba sorprendida con todo lo que estaba viendo, aunque debido a lo que había ocurrido tiempo atrás, no podría encontrar el momento para describir lo que estaba viendo. Solo sabía una cosa, que ver al hombre lastimado por culpa suya le estaba afectando un poco y también se comenzaba a preocupar al verlo en ese estado.La verdad es que estaba apenada por toda la situación y quería preguntar si se encontraba bien realmente, pero Paul estaba simplemente concentrado en la conducción y parecía demasiado silencioso como para responder a esa pregunta que ella le haría, por lo que no pronunció ni una sola palabra más y finalmente había desistido de inquirir.—¿No eres consciente del peligro que siempre está en el exterior? Probablemente lo sabes y aún así has salido poniendo tu vida en peligro. Deberías ser más consciente para que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir..
El camino transcurrió en un silencio tan profundo que estaba incomodando a la chica. Quería preguntarle a Paul si podía encender la radio, pero hacerlo le resultaba una molestia hacia el magnate, por lo que optó por permanecer callada en su lugar. Mientras tanto, encontró entretenido observar por la ventanilla del auto las luces de la ciudad y el peligro que acechaba.Suspiró hondo, sintiendo un ligero arrepentimiento por haber aceptado permanecer en ese piso. Se preguntó por qué no había pedido que la llevara a casa de su amiga. Se sentía estúpida por no haber pensado en esa opción antes. Sin embargo, ya estaba allí y no podía hacer nada al respecto. No veía malas intenciones en lo que le había dicho Paul, pero su corazón latía con fuerza y su pecho dolía.Al llegar a un estacionamiento subterráneo, la chica se preguntó si realmente estaban en su destino. Se dio cuenta de que estaba nerviosa por la situación en la que se encontraba. Incluso Paul notó su nerviosismo y le preguntó si l
Ya se veía un poco más calmada, como si realmente se hubiera quitado un peso de encima. Además, ya sentía satisfacción al ver que las heridas del hombre estaban curadas y que se pondría bien.—Vamos, te mostraré tu habitación. ¿No deberías llamar a casa y mencionar que estás a salvo? Digo, las cosas entre tu padre y tú pueden estar un poco mal, pero de todas maneras apuesto a que él se va a preocupar —le dijo a Valeria.—¿Preocupar dices? Mi padre en este momento debe estar durmiendo a pierna suelta, ha llegado ebrio y dudo demasiado que siga despierto, así que no perderé el tiempo haciendo una llamada —respondió ella encogiéndose de hombros.—Lo que tú digas.Una vez a solas en la habitación que ocuparía hasta el día siguiente, Valeria extrañó la presencia de Paul, pero al mismo tiempo disfrutaba de la soledad. No quería recordar que casi había sido abusada por ese hombre, pero agradecía que Paul hubiera estado allí para ayudarla. Se prometió a sí misma encontrar la forma de compensa
—Vale, aunque pensé que ya estabas saliendo de la farmacia. —Solo quince minutos —pidió. En todo ese corto tiempo que había pedido, la muchacha había logrado comer un poco de lo que le dejó preparado Paul, porque simplemente no lo podía tirar. Incluso cuando él no la estaba viendo, a ella le parecía una falta de respeto botar la comida que una persona había tenido la consideración de hacer. Después de ello, limpió todo como su jefe le pidió y no se fue de ahí hasta que no vio el último centímetro reluciente. No le podía contar a Amanda que había dormido en casa de su jefe, todo eso podría dar una mala interpretación de ella. Si le decía eso, tendría que contar también lo que pasó en la calle. Como no quería escuchar un sermón esa mañana, mejor se guardaba todo eso para ella nada más, y no le decía nada. Estar en el exterior se sentía extraño, pero ya no tenía esa paranoia activa, porque era de día y había muchas personas transcurriendo las calles. La cafetería en la que Amanda se