Se tumbó en el colchón agarrando su móvil que se encendió al desbloquearlo con la huella. Entró en el chat de Stephen leyendo el mensaje que le había enviado hace una hora atrás.
Stephen: Hola pequeña, ¿Qué tal todo por allá? Me enteré de lo del señor Harrison, ya imagino lo devastado que debe estar Warrick. Por eso me he tomado tres días en la empresa para ir a visitarlos. Llegaré esta noche.La joven abrió los ojos desmesuradamente, mientras se incorporaba de la cama de un salto. El movimiento fue tan rápido que de pronto se sintió mareada, le entraron una enormes ganas de vomitar que no pudo retener y salió disparada hacia el baño. Se hincó de rodilla en el suelo y expulsó todo el vómito en el retrete. Luego se enjuagó la boca para quitar el desagradable sabor asqueroso. Observó su reflejo en el espejo, notando las mejillas pálidas y oscuras marcas debajo de sus ojos, se veía demacrada. Vertió agua en su rostro, se sentía fatigada y débil, por lo que tuvo que sAl día siguiente, los hermanos Hampson se levantaron temprano para preparar juntos el desayuno. Warrick se había despertado al escuchar el ruido provenir de la planta de abajo, así que fue a ver que sucedía encontrándose a los hermanos moviéndose de aquí para allá en su cocina. El sitio estaba hecho un desastre, trastes en el fregadero, y un montón de comida que Madelaine se hallaba emplatando.Al verlo, la joven le sonrió acercándose a él con cautela, puesto que su hermano estaba a poco metros de ellos.—Buen día, ¿Pudiste descansar? —saludó besando su mejilla.Harrington recorrió su rostro con la mirada, viendo que se había ensuciado con harina. Estiró la mano con intención de limpiarla, pero recordó que Stephen estaba justo detrás de la joven.—¡Ah, pero miren, la bella durmiente ya se ha despertado! —expresó Stephen sosteniendo una sartén y vistiendo un delantal rosado—. He preparado huevos revueltos con tocino, además de unas tostadas f
De pronto comenzó a toser de solo imaginarse aquella escena que se reprodujo en su cabeza. —¿Estás bien? —preguntó Madelaine ofreciéndole un vaso de agua.Warrick lo miró preocupado.—S-sí, sí —asintió Stephen secando la comisura de sus labios con la servilleta—. Bueno, y no me han contado cómo va su convivencia. Madelaine compartió una mirada furtiva con Warrick.—Ha mejorado bastante, no nos quedó de otra que llevarnos bien —emitió la joven fingiendo indiferencia.—Exacto, y también lo hicimos por ti, ya sabes, no podíamos continuar odiándonos mutuamente cuando ambos somos como familia —añadió Warrick luego de masticar un trozo de tostada. —Ya. Claro —detalló a los dos, buscando un indicio que respondiera a las interrogantes que tenía en su cabeza. Sin embargo, no encontró ninguna—. Bien, me alegra que ahora se lleven de maravillas, la verdad nunca imaginé que eso llegaría a pasar, pero bueno, los he subestimado. Se
—¡¿Qué?! —soltó Warrick sin poder creer lo que escuchaba.—Tranquilo, estas noticias son un poco difícil de digerir, por eso tómate tu tiempo para asimilarla —aconsejó el doctor y luego abandonó la habitación.El mayor de los Hampson, respiraba con dificultad, estaba teniendo un ataque de ansiedad debido a las palabras que había escuchado. Intentó tranquilizarse, para no perder el control.—¿Me puedes explicar? —exigió apretando los dientes.—Y-yo, no sé que...—¡¿Estás de broma?! —interrumpió a su amigo que estaba como una estatua a su lado, no podía moverse—. ¿¡Estuvieron juntos y no sabes que pasó!?—Te juro que nos cuidamos —declaró.Warrick cerró los ojos, frotando su rostro. Siquiera se inmutó ante los reclamos de Stephen, solo tenía cabeza para pensar en esas dos palabras.Sería padre.—¿Qué sucede? —habló Madelaine que se había despertado sobresaltada por el griterío.Los mejores amigos
Luego de unos horas, la joven se dispuso a salir del hospital reprimiendo las enormes ganas que tenía de echarse a llorar de nuevo. Tuvo que mantener la compostura cuando su hermano Stephen apareció junto a Cris. Por un momento creyó imaginar que vería a Warrick entrar por la puerta, pero no fue así, y eso hizo que su corazón se apretujara en su pecho, rompiéndose en mil pedazos que sería imposible recoger. Soltó un suspiro cansado, mientras apoyaba la cabeza en la ventanilla del auto. Al otro lado, todo se veía distinto, o bueno, así le parecía a la joven que sentía como si varios nubarrones se habían posado encima de ella, a punto de soltar la carga. No entendía por qué de pronto su vida amorosa resultaba tan complicada, si tan solo tuviera el poder de arreglar las cosas, pero sería muy ingenuo de su parte pensar así. La realidad era otra, y ella no podía hacer nada para reparar el daño que las palabras de Warrick le habían causado.Decepción, era lo que sentía
El reloj marcaba las dos de la madrugada y Madelaine no había podido conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas en la cama sin encontrar la manera de dormir. Además que su estómago reclamaba por comida, no dejaba de gruñir, así que se levantó decidida a calmar sus antojos de comer cereal con leche tibia.Bajó a la cocina y se sirvió un tazón lleno, se impulso con las manos para subirse en la encimera y sentarse. Comenzó a comer mientras balanceaba los pies en el aire, hacía rato que había comenzado a llover y las pequeñas gotas de agua resbalaban por el ventanal que daba al jardín. La joven se quedó observando la trayectoria de las gotas, perdida en sus pensamientos. Por lo que no se percató de que Warrick había bajado a la cocina por un vaso de agua que solía llevar a su habitación antes de irse a la cama. Al cruzar el umbral, se frenó de golpe al ver a la chica sentada en la encimera de su cocina. Se encontraba de perfil y sostenía algo entre sus piernas. Madela
Pero para ello, debía ponerle un punto y final a su pasado, arriesgarse a entregar su corazón aunque le costara demasiado hacerlo.—No podría perdonarme nunca si nuestro hijo creciera sin un padre —la joven se detuvo y ladeó la cabeza. Warrick acortó la distancia entre los dos y agregó—. Hay algo que nunca te he contado, aquello de lo que prometí hablarte y no encontraba el momento oportuno, ni tenía el valor de hacerlo.—No... —Cuando vivía con mi padre nuestra relación no era muy buena que digamos —ignoró a la chica y continuó relatando—. Discutíamos constantemente por cualquier razón, una de ellas era mi rebeldía en ese tiempo. Crecer sin una figura maternal me afectó muchísimo, hasta el punto de culpar a mi padre de la muerte de mamá. Comencé a comportarme mal en la preparatoria con tal de hacer enojar a mi padre, siempre estaba en detención por mis arrebatos de ira. Y los profesores ya no sabían cómo manejar la situación, así que me expulsaron d
—Peyton murió en el parto, siquiera pudo conocer a su hija... —murmuró Harrington dejando fluir las lágrimas.—Lo lamento tanto —sollozó la joven en su pecho.—No supe cómo sobrellevar aquel golpe tan duro, simplemente no podía ni tenía las ganas de seguir viviendo —continuó diciendo—. Tampoco pude cumplir mi palabra de cuidar de Phoenix. Sus abuelos pelearon por la tutela de la bebé, y por supuesto ganaron, me arrebataron lo único que tenía de Peyton. Y eso me destrozó aún más, así que me marché del pueblo, ya no tenía nada que me ataba a ese lugar. Sabía que si me quedaba allí, no lo soportaría. Quizás debí luchar por ella, pero no pude...Sollozó con amargura.Madelaine se alejó unos milímetros de él, se fijó que tenía a un hombre maravilloso frente a ella. Un hombre que sufría debido al triste pasado que tuvo y aún escocía en su interior. No era para menos, era algo difícil de superar. —Mírame —le ordenó la joven tomándolo por las m
—Hey, ¿Cómo estás Clarisse? —saludó él rascando su cuello con nerviosismo.—De maravillas, mañana sale mi vuelo para California, ¿No es grandioso? —expresó entusiasmada—. ¡Al fin nos veremos de nuevo!Madelaine se dedicó a mirar por la ventanilla del auto, fingiendo no prestar atención a la conversación que Warrick mantenía con aquella mujer. Intentó simular que no le interesaba en los más mínimo, pero lo cierto es que tenía curiosidad en saber de quién se trataba. Y a decir verdad, debía ser una amiga muy cercana a su novio, puesto que se había dirigido a él con muchísima confianza.—Oh —fue lo único que emitió Harrington , estaba al tanto del regreso de Clarisse a California, pero nunca imaginó que sería tan pronto. —No te ves muy emocionado que digamos —comentó la mujer.—No, no, no es eso —corrigió Warrick incómodo ante la presencia de Madelaine que actuaba con desinterés pero que él sabía, escondía algo debajo de aquella careta de i