—Peyton murió en el parto, siquiera pudo conocer a su hija... —murmuró Harrington dejando fluir las lágrimas.—Lo lamento tanto —sollozó la joven en su pecho.—No supe cómo sobrellevar aquel golpe tan duro, simplemente no podía ni tenía las ganas de seguir viviendo —continuó diciendo—. Tampoco pude cumplir mi palabra de cuidar de Phoenix. Sus abuelos pelearon por la tutela de la bebé, y por supuesto ganaron, me arrebataron lo único que tenía de Peyton. Y eso me destrozó aún más, así que me marché del pueblo, ya no tenía nada que me ataba a ese lugar. Sabía que si me quedaba allí, no lo soportaría. Quizás debí luchar por ella, pero no pude...Sollozó con amargura.Madelaine se alejó unos milímetros de él, se fijó que tenía a un hombre maravilloso frente a ella. Un hombre que sufría debido al triste pasado que tuvo y aún escocía en su interior. No era para menos, era algo difícil de superar. —Mírame —le ordenó la joven tomándolo por las m
—Hey, ¿Cómo estás Clarisse? —saludó él rascando su cuello con nerviosismo.—De maravillas, mañana sale mi vuelo para California, ¿No es grandioso? —expresó entusiasmada—. ¡Al fin nos veremos de nuevo!Madelaine se dedicó a mirar por la ventanilla del auto, fingiendo no prestar atención a la conversación que Warrick mantenía con aquella mujer. Intentó simular que no le interesaba en los más mínimo, pero lo cierto es que tenía curiosidad en saber de quién se trataba. Y a decir verdad, debía ser una amiga muy cercana a su novio, puesto que se había dirigido a él con muchísima confianza.—Oh —fue lo único que emitió Harrington , estaba al tanto del regreso de Clarisse a California, pero nunca imaginó que sería tan pronto. —No te ves muy emocionado que digamos —comentó la mujer.—No, no, no es eso —corrigió Warrick incómodo ante la presencia de Madelaine que actuaba con desinterés pero que él sabía, escondía algo debajo de aquella careta de i
Bajó del auto después de pagarle al chófer, echó a andar hacia el lujoso restaurante donde se encontraba Warrick junto a dos hombres mayores y una rubia despampanante que relucía en aquel impoluto lugar para adinerados. Se escondió en uno de los árboles que adornaban la entrada principal, desde allí podía apreciar mejor todo sin ser descubierta, o eso pensó la joven. De repente, sintió unas ganas de estornudar que por más que intentó retener, no fue capaz y terminó llamando la atención de uno de los hombres que resguardaban la entrada al restaurante. —Señorita, ¿Busca a alguien? —inquirió el hombre de traje oscuro.—N-no, no... bueno sí —balbuceó girando la cabeza hacia el interior del restaurante, pero al no ver a Warrick ni a la rubia en la mesa, frunció el ceño confundida. Así que no le quedó de otra que improvisar su presencia en aquel sitio—. Eh, ¿Sabe si venden comida rápida aquí?—Bueno, creo que no es la especialidad de este restaurante,
—¿Qué le sucede? —musitó Madelaine a Clarisse que se encontraba al lado tecleando en su móvil.—No tengo idea, lleva rato comportándose extraño —fingió no estar tanto.La joven iba a opinar, cuando de pronto comenzó a sonar la melodía de un piano. El sonido fue aumentando y otros instrumentos se mezclaron creando una preciosa sinfonía. Varios camareros aparecieron cargando una enorme caja roja con una cinta dorada que adornaba el regalo.Las personas al rededor se quedaron viendo lo que ocurría, algunos con rostros interesados y otros sin prestar la más mínima atención de lo que sucedía.Uno de los camareros, le tendió el regalo a Madelaine que lo recibió dudosa.—¿Qué...? —iba a preguntarle a Clarisse y Stephen que pasaba, pero una voz que reconocía a la perfección habló de repente.—Hoy he recibido la noticia más importante de mi vida. Seré padre de dos pequeños que me harán el hombre más afortunado del mundo. Al principio pen
Harrington besa la frente de ambos pequeños y sale de la habitación no sin antes asegurarse de apagar la lámpara. Baja las escaleras dirigiéndose a la cocina donde Madelaine se encuentra concentrada preparando la comida que falta para la cena familiar. Como todavía no se ha percatado de Warrick, este se acerca silenciosamente y la abraza por la espalda, haciendo que ella se sobresalte.—¿Sé durmieron? —preguntó sorprendida de lo pronto que logró con ese par de traviesos. —Ajá. Te dije que era pan comido para mí —emitió encogiéndose de hombros—. A veces creo que exageras de nuestros hijos, son las criaturas más tranquilas y obedientes que existen. Madelaine rodó los ojos divertida. Dio media vuelta quedando al frente de Warrick. Subió los brazos a su cuello mientras él las posaba en la cintura de ella.—No es fácil cuidar de dos pequeños, pero no cambiaría por nada del mundo la maternidad. Es lo más preciado que tengo y los amo —Expresó con una
Título: De Niñera a Esposa del CEOEl millonario Paul Romano, obsesionado con preservar su reputación impecable, se ve obligado a ocultar un secreto oscuro que lo atormenta. Cuando contrata a Valeria Williams como niñera de su hija, Abril, su mundo se ve sacudido por la presencia de la joven y valiente estudiante de arte. A medida que Valeria descubre la verdad detrás de los muros del lujoso hogar de los Romano, se ve irresistiblemente atraída por Paul, a pesar de su naturaleza misteriosa y dominante. ***Paul seguía encerrado en su oficina, la semana estaba siendo muy ajetreada y tenía muchas cosas por hacer. Probablemente tendría que pedirle a su madre que pasara a buscar a Abril, su hija. Su oficina era amplia y tenía todo lo que necesitaba. Un espacio lujoso y atractivo, con vistas maravillosas a través de los enormes ventanales. Solía mirar la ciudad a través de ellos, agradecido por esa vista privilegiada. Antes de llamar a su madre, decidió acercarse al minibar y servirse un
Valeria soñaba con tener su propio estudio, un lugar donde pudiera dejar volar su imaginación sin preocuparse por nada más. Sin embargo, se sentía desanimada al darse cuenta de que no tenía los recursos necesarios para hacer realidad ese sueño. Mientras escuchaba a sus compañeros alardear sobre los lugares en los que podían crear, Valeria anhelaba tener un espacio así para inspirarse y crear sus obras de arte.A pesar de que sus padres se esforzaban por darle todo lo que necesitaba, no tenían el dinero para alquilar un estudio para ella. Valeria no culpaba a nadie, sabía que tendría que esperar para lograr tener su propio espacio creativo. Mientras tanto, se visualizaba en el futuro con ese lugar que tanto anhelaba.Valeria estudiaba Artes en la universidad, donde había logrado ingresar gracias a su excelente promedio académico. Siempre se esforzaba por destacarse en sus clases y ahora veía que su esfuerzo había valido la pena.Su habitación estaba lejos de ser lujosa, pero tenía todo
Valeria, sin haber revelado aún que había sido despedida de su trabajo, veía cómo sus ahorros se agotaban rápidamente. No podía seguir fingiendo que iba a trabajar cuando ya no tenía empleo. Había perdido su trabajo por llegar tarde, descuidando el horario sagrado por culpa de Orlando, un hombre que la distraía y la llevaba a perder el empleo, porque no salía de su cabeza todo ese asunto de su madre y él. Ahora, se veía en apuros y la necesidad de conseguir un trabajo se hacía urgente.Mientras Sofía se levantaba del sofá para continuar con las tareas del hogar, su teléfono comenzó a sonar. Al ver que era Orlando quien llamaba, su corazón se aceleró. Sabía que él llamaría para intentar convencerla de nuevo, pero Sofía no estaba dispuesta a ceder más ante sus exigencias. Asegurándose de que no hubiera nadie cerca que pudiera escucharla, decidió contestar la llamada.—Orlando. Sé perfectamente lo que vas a decir, así que no entiendo por qué sigues llamando. ¿Acaso has cambiado de opinió