—¡¿Qué?! —soltó Warrick sin poder creer lo que escuchaba.
—Tranquilo, estas noticias son un poco difícil de digerir, por eso tómate tu tiempo para asimilarla —aconsejó el doctor y luego abandonó la habitación.El mayor de los Hampson, respiraba con dificultad, estaba teniendo un ataque de ansiedad debido a las palabras que había escuchado. Intentó tranquilizarse, para no perder el control.—¿Me puedes explicar? —exigió apretando los dientes.—Y-yo, no sé que...—¡¿Estás de broma?! —interrumpió a su amigo que estaba como una estatua a su lado, no podía moverse—. ¿¡Estuvieron juntos y no sabes que pasó!?—Te juro que nos cuidamos —declaró.Warrick cerró los ojos, frotando su rostro. Siquiera se inmutó ante los reclamos de Stephen, solo tenía cabeza para pensar en esas dos palabras.Sería padre.—¿Qué sucede? —habló Madelaine que se había despertado sobresaltada por el griterío.Los mejores amigosLuego de unos horas, la joven se dispuso a salir del hospital reprimiendo las enormes ganas que tenía de echarse a llorar de nuevo. Tuvo que mantener la compostura cuando su hermano Stephen apareció junto a Cris. Por un momento creyó imaginar que vería a Warrick entrar por la puerta, pero no fue así, y eso hizo que su corazón se apretujara en su pecho, rompiéndose en mil pedazos que sería imposible recoger. Soltó un suspiro cansado, mientras apoyaba la cabeza en la ventanilla del auto. Al otro lado, todo se veía distinto, o bueno, así le parecía a la joven que sentía como si varios nubarrones se habían posado encima de ella, a punto de soltar la carga. No entendía por qué de pronto su vida amorosa resultaba tan complicada, si tan solo tuviera el poder de arreglar las cosas, pero sería muy ingenuo de su parte pensar así. La realidad era otra, y ella no podía hacer nada para reparar el daño que las palabras de Warrick le habían causado.Decepción, era lo que sentía
El reloj marcaba las dos de la madrugada y Madelaine no había podido conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas en la cama sin encontrar la manera de dormir. Además que su estómago reclamaba por comida, no dejaba de gruñir, así que se levantó decidida a calmar sus antojos de comer cereal con leche tibia.Bajó a la cocina y se sirvió un tazón lleno, se impulso con las manos para subirse en la encimera y sentarse. Comenzó a comer mientras balanceaba los pies en el aire, hacía rato que había comenzado a llover y las pequeñas gotas de agua resbalaban por el ventanal que daba al jardín. La joven se quedó observando la trayectoria de las gotas, perdida en sus pensamientos. Por lo que no se percató de que Warrick había bajado a la cocina por un vaso de agua que solía llevar a su habitación antes de irse a la cama. Al cruzar el umbral, se frenó de golpe al ver a la chica sentada en la encimera de su cocina. Se encontraba de perfil y sostenía algo entre sus piernas. Madela
Pero para ello, debía ponerle un punto y final a su pasado, arriesgarse a entregar su corazón aunque le costara demasiado hacerlo.—No podría perdonarme nunca si nuestro hijo creciera sin un padre —la joven se detuvo y ladeó la cabeza. Warrick acortó la distancia entre los dos y agregó—. Hay algo que nunca te he contado, aquello de lo que prometí hablarte y no encontraba el momento oportuno, ni tenía el valor de hacerlo.—No... —Cuando vivía con mi padre nuestra relación no era muy buena que digamos —ignoró a la chica y continuó relatando—. Discutíamos constantemente por cualquier razón, una de ellas era mi rebeldía en ese tiempo. Crecer sin una figura maternal me afectó muchísimo, hasta el punto de culpar a mi padre de la muerte de mamá. Comencé a comportarme mal en la preparatoria con tal de hacer enojar a mi padre, siempre estaba en detención por mis arrebatos de ira. Y los profesores ya no sabían cómo manejar la situación, así que me expulsaron d
—Peyton murió en el parto, siquiera pudo conocer a su hija... —murmuró Harrington dejando fluir las lágrimas.—Lo lamento tanto —sollozó la joven en su pecho.—No supe cómo sobrellevar aquel golpe tan duro, simplemente no podía ni tenía las ganas de seguir viviendo —continuó diciendo—. Tampoco pude cumplir mi palabra de cuidar de Phoenix. Sus abuelos pelearon por la tutela de la bebé, y por supuesto ganaron, me arrebataron lo único que tenía de Peyton. Y eso me destrozó aún más, así que me marché del pueblo, ya no tenía nada que me ataba a ese lugar. Sabía que si me quedaba allí, no lo soportaría. Quizás debí luchar por ella, pero no pude...Sollozó con amargura.Madelaine se alejó unos milímetros de él, se fijó que tenía a un hombre maravilloso frente a ella. Un hombre que sufría debido al triste pasado que tuvo y aún escocía en su interior. No era para menos, era algo difícil de superar. —Mírame —le ordenó la joven tomándolo por las m
—Hey, ¿Cómo estás Clarisse? —saludó él rascando su cuello con nerviosismo.—De maravillas, mañana sale mi vuelo para California, ¿No es grandioso? —expresó entusiasmada—. ¡Al fin nos veremos de nuevo!Madelaine se dedicó a mirar por la ventanilla del auto, fingiendo no prestar atención a la conversación que Warrick mantenía con aquella mujer. Intentó simular que no le interesaba en los más mínimo, pero lo cierto es que tenía curiosidad en saber de quién se trataba. Y a decir verdad, debía ser una amiga muy cercana a su novio, puesto que se había dirigido a él con muchísima confianza.—Oh —fue lo único que emitió Harrington , estaba al tanto del regreso de Clarisse a California, pero nunca imaginó que sería tan pronto. —No te ves muy emocionado que digamos —comentó la mujer.—No, no, no es eso —corrigió Warrick incómodo ante la presencia de Madelaine que actuaba con desinterés pero que él sabía, escondía algo debajo de aquella careta de i
Bajó del auto después de pagarle al chófer, echó a andar hacia el lujoso restaurante donde se encontraba Warrick junto a dos hombres mayores y una rubia despampanante que relucía en aquel impoluto lugar para adinerados. Se escondió en uno de los árboles que adornaban la entrada principal, desde allí podía apreciar mejor todo sin ser descubierta, o eso pensó la joven. De repente, sintió unas ganas de estornudar que por más que intentó retener, no fue capaz y terminó llamando la atención de uno de los hombres que resguardaban la entrada al restaurante. —Señorita, ¿Busca a alguien? —inquirió el hombre de traje oscuro.—N-no, no... bueno sí —balbuceó girando la cabeza hacia el interior del restaurante, pero al no ver a Warrick ni a la rubia en la mesa, frunció el ceño confundida. Así que no le quedó de otra que improvisar su presencia en aquel sitio—. Eh, ¿Sabe si venden comida rápida aquí?—Bueno, creo que no es la especialidad de este restaurante,
—¿Qué le sucede? —musitó Madelaine a Clarisse que se encontraba al lado tecleando en su móvil.—No tengo idea, lleva rato comportándose extraño —fingió no estar tanto.La joven iba a opinar, cuando de pronto comenzó a sonar la melodía de un piano. El sonido fue aumentando y otros instrumentos se mezclaron creando una preciosa sinfonía. Varios camareros aparecieron cargando una enorme caja roja con una cinta dorada que adornaba el regalo.Las personas al rededor se quedaron viendo lo que ocurría, algunos con rostros interesados y otros sin prestar la más mínima atención de lo que sucedía.Uno de los camareros, le tendió el regalo a Madelaine que lo recibió dudosa.—¿Qué...? —iba a preguntarle a Clarisse y Stephen que pasaba, pero una voz que reconocía a la perfección habló de repente.—Hoy he recibido la noticia más importante de mi vida. Seré padre de dos pequeños que me harán el hombre más afortunado del mundo. Al principio pen
Harrington besa la frente de ambos pequeños y sale de la habitación no sin antes asegurarse de apagar la lámpara. Baja las escaleras dirigiéndose a la cocina donde Madelaine se encuentra concentrada preparando la comida que falta para la cena familiar. Como todavía no se ha percatado de Warrick, este se acerca silenciosamente y la abraza por la espalda, haciendo que ella se sobresalte.—¿Sé durmieron? —preguntó sorprendida de lo pronto que logró con ese par de traviesos. —Ajá. Te dije que era pan comido para mí —emitió encogiéndose de hombros—. A veces creo que exageras de nuestros hijos, son las criaturas más tranquilas y obedientes que existen. Madelaine rodó los ojos divertida. Dio media vuelta quedando al frente de Warrick. Subió los brazos a su cuello mientras él las posaba en la cintura de ella.—No es fácil cuidar de dos pequeños, pero no cambiaría por nada del mundo la maternidad. Es lo más preciado que tengo y los amo —Expresó con una