Cuando era una niña, Madelaine le encantaba ir a la montaña con su abuelo Malcolm. Solía llevarse su cámara, esa que Stephen le regaló y tenía colgada de su cuello día y noche sin soltarla. La jovencita amaba la naturaleza, captar momentos únicos de los animales que habían en aquel lugar tan maravilloso. Se sentía en un paraíso, y a la hora de marcharse de allí le costaba mucho a la pequeña, hasta el punto de lloriquear. Su abuelo debía darle un dulce para que la niña no estuviera triste, él no soportaba ver sus ojitos llenos de lágrimas. Malcom hacía lo que fuera por su pequeña saltamontes, como le llamaba a la joven Madelaine, pues no estaba quieta ni por un segundo. Brincaba de aquí para allá sin parar. Madelaine sonrió nostálgica, recordando a su abuelo. Lo extrañaba demasiado, su sonrisa espontánea, esa mirada de un azul intenso que con el tiempo se opacó. Sin embargo, brillaban cada vez que sus nietos pasaban tiempo junto a él. La joven no sabía que hubiera
—Cathryn —nombró Warrick entre dientes —. Y no, no he vuelto con ella. De hecho se casó hace meses y ahora está embarazada. ¿Sufres de amnesia o qué? Te conté eso la otra vez que hablamos, e incluso fuiste invitado a la boda igual que yo.—La verdad es que no presté atención a la mayor parte de la conversación —confesó sincero, haciendo que Warrick rodara los ojos—. Entonces, ¿Quién está allí contigo?—Hola hermanito —se adelantó a hablar Madelaine antes que el hombre a su lado le colgara la llamada.—¡Oh, pero si es mi pequeña ratoncita! —exclamó llamándola por el horrendo apodo que le había puesto de niña.—¡No me digas así! —rechistó la joven ignorando las risas burlescas de Warrick.—Vale princesa, no te enojes. Es broma —pidió el mayor de los Hampson—. Bueno, volviendo al tema anterior, ¿Y eso que ustedes dos están juntos sin haberse matado? Esto si que es nuevo.Los mencionados se miraron cómplices. Odiaban tener que
A la mañana siguiente, Oliver se encargó de despertar temprano a todos para iniciar el recorrido por el parque Joshua Tree. Ya que debían retomar el viaje para otro parque que también iban a visitar. Quedaron encantados con el pintoresco y remoto desierto del sureste de California, dónde se escuchaban los sonidos animados de la vida silvestre. Las fantásticas formaciones rocosas relucía bajo espectaculares puestas de sol de colores pasteles. En las colinas ondulantes, una legión de árboles de Josué, Yucca barbilla, parecía convocar a cada uno de los visitantes con sus ramas elevadas hacia el cielo. Luego de visitar varios sitios del lugar, decidieron ir al campamento Koa campground, que quedaba a veinticinco millas al suroeste de Joshua Tree, en el Desert hot Springs. Cada quien había llevado sus autos, por lo que comenzaron el viaje antes que se les hiciera más tarde.—¿Qué te ha parecido todo? —preguntó Warrick a la joven.—Me encantó, de verdad es incr
El lugar contaba con espacio para vehículos recreativos con conexiones de servicios, así como sitios para tiendas de campaña y cinco cabañas, además de una variedad de servicios para toda la familia, incluidos una lavandería, minigolf, canchas de pickleball, un parque infantil, una piscina con un café, un centro social y una tienda. Cada uno se dirigió a la cabaña correspondiente, que se encontraban cerca. Se despidieron para ir a descansar, era muy tarde y tenían muchos planes por hacer al día siguiente. Madelaine cruzó la estancia, inmediatamente la calidez la envolvió, depositó la mochila el sofá oscuro que estaba ubicado en una esquina de la habitación. Se acercó a la cama y sin molestarse a cambiarse de ropa, se tumbó en el colchón boca abajo. Se le cerraron los ojos apenas sintió lo cómoda que era.Warrick que aún no había entrado a la cabaña, pues hablaba en una llamada con Oliver, entró al lugar donde iban a hospedarse esa noche. Caminó hacia la habitación
Aquella noche, Madelaine tuvo que compartir la cama con la pelirroja que no le agrada ni un poquito. Era tan mentirosa que a la joven le daban ganas de tirar del cabello de la mujer hasta dejarla calva. La detestaba, le recordaba a las malvadas que salía en las películas, la típica mujer insistente que no se quedaba de brazos cruzados hasta conseguir lo que quería. La joven estaba al tanto de las intenciones de Shelley, sabía que intentaba por todos sus medios conseguir que Warrick se fijara en ella, pero eso jamás lo podría conseguir. Porque sus planes se verían frustrados por Madelaine, ya que que no dejaría que se le acercara siquiera a su novio, no le importaba si era necesario utilizar los métodos que guardaba bajo la manga. Por otro lado, necesitaba hacer que Warrick creyera lo que ella le decía de la pelirroja, pero este parecía no darse cuenta de la obsesión de la mujer hacia él.—Ingenuo —dijo en voz alta mientras ordenaba su ropa en la maleta.
De regreso a la residencia Harrington , la pareja iba charlando sobre lo bien que les fue en el campamento. Habían disfrutado de grandes paisajes que les brindaba el parque que visitaron. La noche anterior tuvieron una velada romántica que les sirvió de gran ayuda para reconciliarse. Madelaine y Warrick estaban enamorados y no iban a permitir que nada ni nadie se interpusiera en su amor. Siquiera la pelirroja de Shelley que intentó de todo para separarlos. Al llegar a la mansión, el reloj marcaba las ocho de la noche. Así que decidieron darse una ducha y descansar del viaje. Bajaron del auto cargando las maletas, e ingresaron al interior del cálido hogar.—¿Te puedo hacer una pregunta? —inquirió Madelaine subiendo las escaleras.—Ya lo estás haciendo —la joven giró la cabeza mirándole con seriedad—. Venga ya, es broma. —Muy gracioso, eh —puso los ojos en blanco.—¿Qué quieres saber? —la joven se detuvo a mitad del pasillo.—¿Po
La alarma sonó a la hora exacta que había programado Madelaine la noche anterior. Somnolienta se levantó de la cama mientras se dirigía al baño arrastrando los pies en la madera fría. Cepilló sus dientes, se lavó el rostro con agua helada del grifo para terminar de despertarse. Luego se metió a la ducha dándose un baño rápido, sino llegaría tarde al trabajo. Trabajo.Aquella palabra la hizo abrir los ojos desmesuradamente ocasionado que chocara contra Warrick que venía entrando al dormitorio de la joven. —¡Auch! —chilló sobando su frente.—¿Te hiciste daño? —preguntó alarmado—. Déjame ver.—No, no. Estoy bien —emitió la joven mostrándole la zona golpeada.—Lo siento cariño —dijo Warrick plantándole un beso en la frente. —No te preocupes, solo fue un golpe, además fuí yo la que tropezó contigo por estar en las nubes —dijo restándole importancia—. Voy a arreglarme, ya es tarde y no quiero ser impuntual en mi primer día
Pero a la tal Harper no le hizo ninguna gracia, bueno a ella de por sí nada le parecía gracioso. De hecho, era la más creída y con aires de superioridad de la empresa. Muchas veces había intentado seducir a Warrick, pero este la dejó en su lugar vez tras vez ante las insistentes proposiciones indecentes de su secretaria. Si no la había despedido aún era porque hacía bien su trabajo y Harrington había sabido manejar la situación con ella. De lo contrario ya la habría echado de su empresa, no toleraba ese tipo de comportamiento por parte de sus empleados. —Bien, ¿qué quieres saber? —preguntó Harper con fastidio.—No lo sé, eh, ¿Qué haces tú? Así tendré una idea más o menos de lo que debo realizar —el rostro de la secretaria se contrajo de disgusto.—¿Disculpa? —soltó ofendida—. No linda, nuestra labor no tiene nada en común. Tú eres una simple asistente personal, que en otras palabras va detrás del jefes como su perrito faldero, te encargarás de lleva