Aquella mañana fue la mejor para Warrick, despertó al lado de la joven que dormía plácidamente con la cabeza recostada en su pecho. Las sábanas blancas cubrían sus cuerpo, el de ella resaltaba, tenía una piel de porcelana que la hacían ver como una muñeca delicada, de esas que debe de ser tratada con cuidado, pues de lo contrario podría dañarla, romperla. La contempló en silencio, recorriendo su rostro angelical. Inmediatamente los dedos de Harrington acariciaron el precioso perfil de la joven, esta al sentir el suave tacto se removió. Abrió los ojos y parpadeó varias veces, acostumbrándose a la luz que se filtraba por las persianas. —Buenos días princesa —susurró Warrick con voz ronca. —Buenos días —imitó Madelaine sonriente, besando castamente los labios de él—. ¿Qué hora es?—Las doce del mediodía —respondió tranquilo. —¡¿Las qué?! —gritó la joven abriendo los ojos desmesuradamente—. Olvidé llamar a Stephen, prometí que lo haría temprano y...—Hey, descuida —le dijo pegándola a
Madelaine se colgó de su cuello, temblando de pies a cabeza mientras el llanto se intensificó. Warrick consternado, la envolvió en sus brazos pegándola a su pecho. No entendía que sucedía pero guardó silencio y palmeando la espalda de la chica, la consoló susurrándole al oído.—Shh, desahógate cariño —besó la coronilla de su cabeza. Madelaine apretó entre sus puños la camisa de Warrick. Le dolía la garganta de tanto llorar. Después de unos minutos, el llanto cesó y poco a poco se fue reponiendo. —¿Puedo quedarme hoy en casa? —preguntó con voz pastosa. Harrington se separó unos centímetros para verla. Tenía las mejillas enrojecidas, igual que su nariz y sus ojos hinchados. —Sí, claro que puedes —dijo pasando su pulgar por el rostro de la joven, secándole las lágrimas—. ¿Qué ha pasado? Porque hay una razón para que te hayas puesto así, ¿No? Madelaine agachó la cabeza asistiendo.—Mañana es el aniversario de la muerte de Abby, mi mejor amiga —murmuró sorbiendo su nariz. —Oh, lo lam
—¿Qué tienes en mente? —preguntó Madelaine besándolo fugazmente en los labios. —Unos socios irán a un campamento que queda a las afuera de la ciudad, el lugar es increíble. Además te ayudará a despejarte de todo —explicó acunando la mejilla de la joven. —La verdad es que me vendría bien. Mañana será un día muy sentimental para mí y lo más seguro es que la pasaré encerrada en la habitación. Es hora de ir cambiando eso, ¿No? —No pienso dejarte sola, me duele verte sufrir. Si necesitas desahogarte, estaré para ti, nunca te guardes lo que sientas, expresarlo te ayudará a sanar —la acercó a su pecho y envolvió en sus brazos. —Te quiero —dijo Madelaine desde lo más profundo de su corazón. —Yo más cariño —imitó Warrick.(...)La noche era fresca, así que la pareja decidió salir a caminar un rato por la bulliciosa ciudad. Iban tomados de la mano mientras bebían el chocolate caliente que compraron en la cafetería. Madelaine divisó a un hombre a lo lejos, su rostro le pareció familiar, pe
Cuando era una niña, Madelaine le encantaba ir a la montaña con su abuelo Malcolm. Solía llevarse su cámara, esa que Stephen le regaló y tenía colgada de su cuello día y noche sin soltarla. La jovencita amaba la naturaleza, captar momentos únicos de los animales que habían en aquel lugar tan maravilloso. Se sentía en un paraíso, y a la hora de marcharse de allí le costaba mucho a la pequeña, hasta el punto de lloriquear. Su abuelo debía darle un dulce para que la niña no estuviera triste, él no soportaba ver sus ojitos llenos de lágrimas. Malcom hacía lo que fuera por su pequeña saltamontes, como le llamaba a la joven Madelaine, pues no estaba quieta ni por un segundo. Brincaba de aquí para allá sin parar. Madelaine sonrió nostálgica, recordando a su abuelo. Lo extrañaba demasiado, su sonrisa espontánea, esa mirada de un azul intenso que con el tiempo se opacó. Sin embargo, brillaban cada vez que sus nietos pasaban tiempo junto a él. La joven no sabía que hubiera
—Cathryn —nombró Warrick entre dientes —. Y no, no he vuelto con ella. De hecho se casó hace meses y ahora está embarazada. ¿Sufres de amnesia o qué? Te conté eso la otra vez que hablamos, e incluso fuiste invitado a la boda igual que yo.—La verdad es que no presté atención a la mayor parte de la conversación —confesó sincero, haciendo que Warrick rodara los ojos—. Entonces, ¿Quién está allí contigo?—Hola hermanito —se adelantó a hablar Madelaine antes que el hombre a su lado le colgara la llamada.—¡Oh, pero si es mi pequeña ratoncita! —exclamó llamándola por el horrendo apodo que le había puesto de niña.—¡No me digas así! —rechistó la joven ignorando las risas burlescas de Warrick.—Vale princesa, no te enojes. Es broma —pidió el mayor de los Hampson—. Bueno, volviendo al tema anterior, ¿Y eso que ustedes dos están juntos sin haberse matado? Esto si que es nuevo.Los mencionados se miraron cómplices. Odiaban tener que
A la mañana siguiente, Oliver se encargó de despertar temprano a todos para iniciar el recorrido por el parque Joshua Tree. Ya que debían retomar el viaje para otro parque que también iban a visitar. Quedaron encantados con el pintoresco y remoto desierto del sureste de California, dónde se escuchaban los sonidos animados de la vida silvestre. Las fantásticas formaciones rocosas relucía bajo espectaculares puestas de sol de colores pasteles. En las colinas ondulantes, una legión de árboles de Josué, Yucca barbilla, parecía convocar a cada uno de los visitantes con sus ramas elevadas hacia el cielo. Luego de visitar varios sitios del lugar, decidieron ir al campamento Koa campground, que quedaba a veinticinco millas al suroeste de Joshua Tree, en el Desert hot Springs. Cada quien había llevado sus autos, por lo que comenzaron el viaje antes que se les hiciera más tarde.—¿Qué te ha parecido todo? —preguntó Warrick a la joven.—Me encantó, de verdad es incr
El lugar contaba con espacio para vehículos recreativos con conexiones de servicios, así como sitios para tiendas de campaña y cinco cabañas, además de una variedad de servicios para toda la familia, incluidos una lavandería, minigolf, canchas de pickleball, un parque infantil, una piscina con un café, un centro social y una tienda. Cada uno se dirigió a la cabaña correspondiente, que se encontraban cerca. Se despidieron para ir a descansar, era muy tarde y tenían muchos planes por hacer al día siguiente. Madelaine cruzó la estancia, inmediatamente la calidez la envolvió, depositó la mochila el sofá oscuro que estaba ubicado en una esquina de la habitación. Se acercó a la cama y sin molestarse a cambiarse de ropa, se tumbó en el colchón boca abajo. Se le cerraron los ojos apenas sintió lo cómoda que era.Warrick que aún no había entrado a la cabaña, pues hablaba en una llamada con Oliver, entró al lugar donde iban a hospedarse esa noche. Caminó hacia la habitación
Aquella noche, Madelaine tuvo que compartir la cama con la pelirroja que no le agrada ni un poquito. Era tan mentirosa que a la joven le daban ganas de tirar del cabello de la mujer hasta dejarla calva. La detestaba, le recordaba a las malvadas que salía en las películas, la típica mujer insistente que no se quedaba de brazos cruzados hasta conseguir lo que quería. La joven estaba al tanto de las intenciones de Shelley, sabía que intentaba por todos sus medios conseguir que Warrick se fijara en ella, pero eso jamás lo podría conseguir. Porque sus planes se verían frustrados por Madelaine, ya que que no dejaría que se le acercara siquiera a su novio, no le importaba si era necesario utilizar los métodos que guardaba bajo la manga. Por otro lado, necesitaba hacer que Warrick creyera lo que ella le decía de la pelirroja, pero este parecía no darse cuenta de la obsesión de la mujer hacia él.—Ingenuo —dijo en voz alta mientras ordenaba su ropa en la maleta.