Ursula no se atrevió a decir nada más, o de lo contrario, Sylvain sin duda se marcharía.

Tanto la madre como el hijo no disfrutaron de la comida. Salieron del restaurante después de la comida. Sylvain se fue de inmediato, dejando a Ursula sola en la entrada del restaurante. Úrsula se sintió muy inquieta. Después de todo, Sylvain se había ofrecido a acompañar a Robin hasta la puerta cuando ella se fue. Le molestaba que su posición en el corazón de su hijo no fuera nada comparada con la de una chica. Dicen que a las suegras rara vez les agradaban sus nueras; había algo de lógica en esta afirmación. Independientemente, ella odiaba absolutamente a Robin.

Sylvain descorchó una botella de vino cuando llegó a casa y se bebió dos vasos. Eso le permitió reprimir algunos de sus sentimientos inestables.

Sacó su teléfono y llamó a Robin. Cuando ella respondió a su llamada, habló con una voz ligeramente hundida. “¿Por qué te fuiste de repente durante la cena? ¿Hubo realmente una emergencia famil