No importaba si él la iba a dejar o si su relación no terminaría con un final feliz. A todo lo que ella podía aferrarse era lo que tenía en ese momento.

Después de mucho tiempo, Sylvain suspiró suavemente y la soltó. Su expresión aún rebosaba de emoción mientras sostenía su mejilla y decía con voz ronca: “Vámonos a mi casa”.

Robin sabía exactamente lo que quería decir. Durante mucho tiempo, se habían tratado como amigos y mantenían la distancia entre ellos. Por lo tanto, Robin no sabía si debía aceptar su oferta y volver a tener una relación tan repentinamente. Después de reflexionar durante unos segundos, ella apretó los dientes y dijo: “No puedo. Es muy tarde ahora; mi mamá me estará buscando pronto. Debería volver ahora”.

Una mirada de decepción pasó por los ojos de él. “¿Serías mi novia? Hablo en serio, no me importa lo que piensen de mí tus padres. No huiré de ti nunca más”.

Robin se sintió inferior al recordar su conversación con Ursula. “¿No crees que vivimos en dos mundos d