Me aparto amargamente del recuerdo, pero de repente veo el vestíbulo donde Eunice y sus amigas casi me prenden fuego y se reían mientras yo les rogaba que pararan. Fue Lily quien me salvó, no porque quisiera, sino porque era su deber. Tenía miedo y supliqué que me salvaran de la tortura, pero dijeron que era mi culpa y que merecía el maltrato. Me detengo en seco, y solo entonces me doy cuenta de que me tiemblan las manos y estoy llorando.

Siento calidez cuando alguien me toma de la mano. Levanto la vista y me tranquilizo al ver la sonrisa de mi pareja. Me seco las lágrimas y continúo caminando.

"Mira", me dice Leon. Noto que todos se están inclinando frente a nosotros. Suelto su mano y me acerco a la multitud que me saluda al unísono.

"Buenos días, Reina Anaiah".

No sé cómo reacciono, miro a mi pareja y él asiente con ánimo. Entonces, le devuelvo una sonrisa a la multitud, diciendo: "Buenos días a todos".

Cada uno se acerca para saludarme, ya sea para pedirme disculpas o felicitarme po