Capítulo 42
La furia impulsó a Juan a levantarse de repente, siguiendo a Lina fuera del restaurante. Leo estaba detrás de él: —¿No dije que tenía razón? Un hombre y una mujer cenando en un restaurante tan lujoso, si no van al hotel, ¿a dónde más podrían ir?—

Dando una palmada en el hombro de Juan, Leo comentó: —Amigo, esta mujer es voluble. Mejor olvídala.

Juan apartó la mano de Leo y continuó caminando hacia el hotel sin control.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde el divorcio y ya no solo está coqueteando con el presidente de los Torres, sino que incluso no se detiene ante sus subordinados?

Lina, ¿realmente cambiaste o siempre fuiste una mujer tan libertina?

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Andrés entró primero. Lina estaba a punto de seguirlo cuando su muñeca fue agarrada con fuerza. Una voz fría y profunda resonó: —Hablemos.

Lina levantó la mirada para ver quién era, suspiró suavemente y respondió con indiferencia: —Señor Ramírez, parece que tiene mucho tiempo libre. Tengo asuntos
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