Capítulo 45
Lina se sentó con gracia en la silla y sonrió con ironía. —Ayer me llevaron en una ambulancia y hoy ya me dieron de alta. Señor Muñoz, tiene usted una salud envidiable.

—Señor Torres, estoy simplemente preocupado por no retrasar los asuntos del grupo—respondió Andrés. Aún llevaba vendajes en la cabeza, y debajo de su saco de traje, aún vestía la bata de hospital. Con una expresión servicial, continuó: —Pensé que, dado que ayer no tuve la oportunidad de contarle los detalles internos sobre el proyecto de Grupo Voyage, vine corriendo de vuelta a la oficina.

Lina indicó con un gesto de su delicada barbilla hacia el sofá, sugiriendo a Andrés que se sentara.

Este hombre estaba pidiendo a gritos un buen golpe. No revelaba información útil hasta después de recibir una paliza. Lina, con una mirada de desagrado, se masajeó las sienes y dijo con voz penetrante: —Habla de algo útil, o simplemente lárgate.

Al escuchar esto, Andrés tembló, consciente de que las amenazas de Lina eran más que mer
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