— ¿Más romántico? ¿Mateo, acaso buscas otras cosas?— ¿Acaso tienes miedo?— No tengo miedo, solo que siento que juegas conmigo.— Es solo una cita Agnes, no necesitas darle muchas vueltas al asunto.— Sí, como digas, pero, dime algo ¿Iré vestida con esta camisa a nuestra cita? No me dejaste empacar nada.— Si no te dejé es porque no necesitabas nada. En el clóset de allá hay todo lo que necesites.Señala hacia las grandes puertas que están situadas a un lado del baño y yo solo asiento.—¿En qué momento lo llenaron? porque anoche no había nada que ponerme, ¿O que planeaste todo para que durmiera así? ¿Debo arreglarme ya?Él asintió.— Vístete casual, no necesitas una gran cosa. Y respondiendo tu primera pregunta, lo ordenaron hoy, está mañana cuando aún dormías. Y no Agnes, aunque mi camisa se te ve muy bien no fue algo planeado.Y con eso dicho se fue de la habitación.Me regañe mentalmente por acusarlo. ¡Pobre florecita!Me dispuse a bañarme y luego de eso a entrar en aquel gigantes
— ¿Porqué elegir un paseo en un helicóptero?— Por la hermosa vista.— ¿Sabías que a mi, primero no me impresiona tu dinero, segundo le temo a las alturas?— ¿No te cansas de hablar? ¿Cual era el tercer punto?— No era una pregunta, lo tercero que iba a decirte es que no sueltes mi mano. Estoy muy asustada y para responder a tu primera pregunta es que no, no me canso de hablar y cuándo estoy nerviosa mucho menos, tú te lo buscaste, tú te lo calas.— Es algo con lo que puedo vivir, ahora calla.— ¡Nop!— Ya, comprendo, sé que quieres que te calle yo mismo.Sin esperar a que una respuesta saliera de mi boca él me besó, otro beso entre él y yo. El sonido que hacía el rotor principal del helicóptero, la suave brisa que se colaba dentro y yo muy asegurada gracias al cinturón de seguridad me hacían tener los pies en la tierra - relativamente - , mis manos estaban frías, pero mi interior caliente y ahora mismo me encontraba siguiendo su beso.Mis manos se encontraban reposando en mis piernas
¿Qué dice él?¿Que me ha amado?¿Qué es lo que pasa?— Mateo, ¿De qué hablas?Mis manos y corazón sudaban muchísimo y mi corazón parecía que en cualquier momento se saldría de mi pecho.— De lo que debí hablarte desde el primer instante que llegué a la sucursal.Su semblante se tornó serio.>> Yo sabía que en tu sucursal no sucedía nada, de hecho yo ya había digamos que resuelto una gran parte del problema del desprestigio y la tergiversación de fondos.Una creciente y fuerte rabieta se formaba en mi interior.— ¿Qué tú qué?Cómo por inercia retrocedí, pero, Mateo fue mucho más rápido y me detuvo.— Agnes, puedo explicarte el porqué… Sólo, escúchame ¿Si?No quería hacerlo, no quería escucharlo, pero de igual manera asentí.>> ¿Recuerdas aquél evento al que asististe en Oxford?Lo mire y de nuevo asentí, claro que recuerdo. Es un evento el cuál se celebra cada año en cualquier parte del mundo dónde haya una de las sucursales de la empresa. Se escoge el lugar mediante una lotería, cada
— ¿Por qué esperé tanto?—¿Es malo? - Pregunte visiblemente asustada.Él negó.— Dios Agnes, ¿Cómo va a ser malo? ¿Entiendes que marcaré tu vida? Más nunca podrás sacarme de ella.— Y-yo, no quisiera sacarte de ella.Y es que era verdad, era así ya no podía posponer lo obvio. Yo amo a Mateo, ¡Dios claro que sí! .Y eso fue todo, mis manos se fueron a su camisa temblorosas e inexpertas, no sin antes quitar su saco, desabroche con prisa todo y cada uno de los botones bajo la atenta mirada de mi florecita, sí mí, no entiendo en qué momento pasó pero no puedo ignorar que deseo esto.Su torso quedó desnudo y su boca poseyó la mía en un beso intenso, sus besos bajaron por mi cuello, siguiendo al comienzo de mis pechos para luego atacar uno de mis pezones con su boca y el otro con su mano pellizcando.Ya me encontraba envuelta en placer nuevamente, mis gemidos resonaban en toda la estancia. Los besos de Mateo fueron descendiendo hasta llegar a mi abdomen.— Voy a liberarte Agnes.Su voz sona
Ya había amanecido cuándo decidí levantarme de la cama, me encontraba aún un poco adolorida, pero un dolor placentero y soportable. Mateo se encontraba de espaldas y dormido, sentí hambre y decidí que haría un rico platillo. Me siento algo extraña, sí bien sé que hace rato había dicho que jamás y nunca caería en las garras de Mateo incluso llegue a decir que le odiaba.Pero es que la vida suele ser así, las cosas llegan cuándo menos uno se lo espera, más los sentimientos que son energías inesperadas e incomprensibles algunas veces , sí decidí entregarme a Mateo fue porque en verdad así lo deseaba, es difícil explicar toda esa calentura y revolución interna que siento cuándo simplemente lo tengo cerquita de mi.Me puse de pie y al ver nuevamente a la cama visualice un rastro de sangre, me sentí morir de vergüenza. ¿Cómo es que pasó algo así? Volví a sentarme en el sitio dónde se encontraba la mancha sin saber qué hacer. Veo tutoriales en Youtube pero eso no significa que sea tan sabion
— No sabes cuánta falta me hiciste.Mi mente se encontraba en blanco, ni un mal pensamiento rondaba por ella. Mi vista se encontraba fija en mis manos, algunas lágrimas de vez en cuando caían en ellas y sólo podía juguetear hasta que simplemente se secaran.Un nombre y unos hermosos ojos azules se paseaban de vez en cuando por los confines de mi mente buscando mi pérdida mirada y la atención de mis pensamientos, sólo ignoraba que estaban ahí, pidiendo a gritos que los recordará. No sería capaz de vivir con el dolor de los recuerdos.>> Llevas tres días aquí y has sido incapaz de dirigirme la palabra. ¿No me extrañabas?Otra lágrima surcó mi rostro acompañada de algunas gotitas de agua que se deslizaban desde mi cabello a mi cara. De nuevo había sido sometida a una limpieza, el ser frente a mí intentaba con todas sus fuerzas borrar la mancha que llevaba en mi piel, una que jamás podría borrar ya que iba impregnada en mi alma.>> Si no me vas a hablar entonces enviaré a que te bañen de
Ya han pasado exactamente dos horas y aún me encuentro sumergida en esta bañera llena de agua helada, lo pequeños trozos de hielo que se encontraban algo grandes, ya estaban derretidos, ligeros rastros de vapor salían de la bañera y mi piel se veía aún más blanca con ligeros toques violetas, mis labios se movían juntos de arriba abajo, todo mi cuerpo se encontraba tiritando sumergido en mucho cansancio y dolor mental y corporal. ¿Ha llegado ya la hora de rendirme? Siento que no puedo ni hablar. Mi corazón me duele y el vacío que me consume es horrible, cansino y me destruye. Hace mucho tiempo que no lograba sentirme así, rota, inservible y débil. La Agnes que había logrado construir se está desmoronando poco a poco y ya siento que no queda mucho de ella, si no me entrego a las bajezas de Edward entonces mi alma se entregará al vacío de la muerte. — Te veo flojita Rachel, has que Agnes sienta el deseo de purificar su alma. Edward entrando a la habitación de nuevo, sentí la mano can
Varios meses han pasado desde que decidí entregarme a Edward, cuatro meses para ser exactos. Aún él no confía en mí, al menos no del todo, cree que podría escapar o atentar contra mi vida o la suya.Sé que estamos en algún lugar de Europa, solo que no sé con exactitud dónde. Hace tanto que no sé de nada del exterior, hace tanto tiempo que no sé de nada. Aunque haya pasado tanto tiempo siento que fue ayer todo lo que ha venido pasando y simplemente lo más valiente que me puedo permitir hacer es sentarme a un lado de la ventana mientras la nieve cae y con ella mis esperanzas de algún día salir de aquí. Allá afuera no tengo nada, ni mucho menos una familia que se preocupe por mi, pero vale todas las malditas penas tener libertad.Edward me impuso muchas reglas entre ellas la más importante de todas es que si yo le demuestro amor entonces él también me demostrará a mi, todo debe fluir mutuamente, todo debe ser igual. Debo sellar nuestro pacto con un beso, los demás encuentros llegarán con