— Señora de Amato, ¿Acaso necesita ayuda también para vestirse? — Mateo hizo un sonido desaprobatorio con su boca, mientras caminaba con esa seguridad y ese maldito porte que siempre llevaba consigo.— No es que necesite ayuda...— Iba a proseguir hablando y él me interrumpió.— Ahhh, bueno, si no me necesitas entonces me iré abajo.— Se desvió con camino hacia la puerta de la habitación, él en verdad iba a irse.— ¡No! Emm no te vayas, en verdad sí… bueno sí te necesito. — Su sonrisa ahora era de oreja a oreja. Yo sentía que me iba a congelar, el agua ya se había secado de mi cuerpo y mi cabello en mi espalda desprendía gotas que me recorrían las nalgas.>> La cosa es que no traje ropa y me refiero a la íntima y a la casual. No tengo nada que colocarme y tampoco hay toallas acá.— Ya, espera un momento.— Él se fue hacía una de las puertas que habían en la habitación y se tardó un momento.>> Encontré una toalla, unos boxers nuevos y sólo está camisa. — Me extendió aquella camisa de bot
— ¿Agnes qué pasa? ¿Te sientes bien?Asentí.El cuerpo de Mateo recién bañado olía extremadamente bien, llevaba puesto un pantalón de dormir y su cabello estaba ligeramente mojado. Estruje mis ojos y aún así se sentían muy nublados a causa de la caliente siesta que acababa de tener.>> Salí del baño y te vi retorciéndote en el mueble susurrando mi nombre. ¿En verdad te sientes bien? Tus mejillas están rojas y tú frente sudando, quizás el cambio de clima te está afectando. ¿Tienes fiebre?— Sí, Emm estoy bien,no no tengo nada, no te preocupes.La vergüenza me inundaba entera, todo fue un sueño, uno de mal gusto.¡Vamos Agnes ni tú te crees que haya sido de mal gusto!— ¿Estás segura?Asentí, di gracias a Dios porque la puerta de la habitación haya sonado. Mateo se dirigió a ella y la abrió.— Señor, he venido a entregar su cena y la de la señorita .Escuche cómo Mateo le pedía que la dejara en la pequeña mini sala dónde yo me encontraba y la chica así lo hizo, dejó todo y se fue.En re
Narra Mateo Amato.Miro mi reloj de muñeca y me percato de la hora que es, son justo las dos de la madrugada. Maldigo por lo bajo, ya llevo un par de horas buscando algún indicio de algo en el despacho de mi querido padre.Solo que no sé exactamente qué buscar, en algo anda y lo voy a descubrir. Supongo que con lo que ya sé y algo más podré al fin sacarlo de nuestras vidas para siempre.Será mejor dejarlo estar, por ahora.Subo las escaleras que sé que me llevarán directo a aquello que reposa en mi cama, no he podido contenerme de besarla ya un par de veces, ya yo sabía que la iba a tener para mí, pero no sabía que tanto. Y es que puedo sentir que ya ella corresponde a lo que siento.Siempre estuve más que dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, por tenerla para mí. Ahora que la tengo no me voy a acobardar, poco a poco haré que ella se enamore de mi. Somos dos almas destinadas a estar juntas, siempre he tenido la certeza que cuando dos personas coinciden la primera vez solo es suer
Narra Mateo Amato.Me fue muy fácil investigar el nombre de Edwar, no había que ser muy inteligente como para no atar cabos sueltos, cuándo hable con Artemis el me había dicho que Agnes no había tenido una vida fácil.Sólo bastó una llamada para saber que era eso que hacía que Agnes tuviese pesadillas tan vividas.Flashback *Llamada*— Buenos días, ¿Se encuentra el señor De Place?— Sí, aunque se encuentra durmiendo aún.Sí ya sé, es de madrugada, pero el bienestar de mi princesa no puede esperar.— Sí, me imagino y qué pena tener que llamar a esta hora de la madrugada pero necesito hablar algo con él, ¿Podría decirle que le llama Mateo Amato?La señora suspiró.— Sí, espere en línea un momento.Esperé alrededor de quince minutos al teléfono cuándo su voz adormilada me contestó.— Emm… ¿Mateo? ¡Dios! ¿Qué hora es? …— No te estaría llamando si no fuese algo importante.— Sí ajá, entonces desahogate.— Es por Agnes, ella, no, ¿Quién es Edward?Su respiración pasó de ser calmada a una a
— ¿Más romántico? ¿Mateo, acaso buscas otras cosas?— ¿Acaso tienes miedo?— No tengo miedo, solo que siento que juegas conmigo.— Es solo una cita Agnes, no necesitas darle muchas vueltas al asunto.— Sí, como digas, pero, dime algo ¿Iré vestida con esta camisa a nuestra cita? No me dejaste empacar nada.— Si no te dejé es porque no necesitabas nada. En el clóset de allá hay todo lo que necesites.Señala hacia las grandes puertas que están situadas a un lado del baño y yo solo asiento.—¿En qué momento lo llenaron? porque anoche no había nada que ponerme, ¿O que planeaste todo para que durmiera así? ¿Debo arreglarme ya?Él asintió.— Vístete casual, no necesitas una gran cosa. Y respondiendo tu primera pregunta, lo ordenaron hoy, está mañana cuando aún dormías. Y no Agnes, aunque mi camisa se te ve muy bien no fue algo planeado.Y con eso dicho se fue de la habitación.Me regañe mentalmente por acusarlo. ¡Pobre florecita!Me dispuse a bañarme y luego de eso a entrar en aquel gigantes
— ¿Porqué elegir un paseo en un helicóptero?— Por la hermosa vista.— ¿Sabías que a mi, primero no me impresiona tu dinero, segundo le temo a las alturas?— ¿No te cansas de hablar? ¿Cual era el tercer punto?— No era una pregunta, lo tercero que iba a decirte es que no sueltes mi mano. Estoy muy asustada y para responder a tu primera pregunta es que no, no me canso de hablar y cuándo estoy nerviosa mucho menos, tú te lo buscaste, tú te lo calas.— Es algo con lo que puedo vivir, ahora calla.— ¡Nop!— Ya, comprendo, sé que quieres que te calle yo mismo.Sin esperar a que una respuesta saliera de mi boca él me besó, otro beso entre él y yo. El sonido que hacía el rotor principal del helicóptero, la suave brisa que se colaba dentro y yo muy asegurada gracias al cinturón de seguridad me hacían tener los pies en la tierra - relativamente - , mis manos estaban frías, pero mi interior caliente y ahora mismo me encontraba siguiendo su beso.Mis manos se encontraban reposando en mis piernas
¿Qué dice él?¿Que me ha amado?¿Qué es lo que pasa?— Mateo, ¿De qué hablas?Mis manos y corazón sudaban muchísimo y mi corazón parecía que en cualquier momento se saldría de mi pecho.— De lo que debí hablarte desde el primer instante que llegué a la sucursal.Su semblante se tornó serio.>> Yo sabía que en tu sucursal no sucedía nada, de hecho yo ya había digamos que resuelto una gran parte del problema del desprestigio y la tergiversación de fondos.Una creciente y fuerte rabieta se formaba en mi interior.— ¿Qué tú qué?Cómo por inercia retrocedí, pero, Mateo fue mucho más rápido y me detuvo.— Agnes, puedo explicarte el porqué… Sólo, escúchame ¿Si?No quería hacerlo, no quería escucharlo, pero de igual manera asentí.>> ¿Recuerdas aquél evento al que asististe en Oxford?Lo mire y de nuevo asentí, claro que recuerdo. Es un evento el cuál se celebra cada año en cualquier parte del mundo dónde haya una de las sucursales de la empresa. Se escoge el lugar mediante una lotería, cada
— ¿Por qué esperé tanto?—¿Es malo? - Pregunte visiblemente asustada.Él negó.— Dios Agnes, ¿Cómo va a ser malo? ¿Entiendes que marcaré tu vida? Más nunca podrás sacarme de ella.— Y-yo, no quisiera sacarte de ella.Y es que era verdad, era así ya no podía posponer lo obvio. Yo amo a Mateo, ¡Dios claro que sí! .Y eso fue todo, mis manos se fueron a su camisa temblorosas e inexpertas, no sin antes quitar su saco, desabroche con prisa todo y cada uno de los botones bajo la atenta mirada de mi florecita, sí mí, no entiendo en qué momento pasó pero no puedo ignorar que deseo esto.Su torso quedó desnudo y su boca poseyó la mía en un beso intenso, sus besos bajaron por mi cuello, siguiendo al comienzo de mis pechos para luego atacar uno de mis pezones con su boca y el otro con su mano pellizcando.Ya me encontraba envuelta en placer nuevamente, mis gemidos resonaban en toda la estancia. Los besos de Mateo fueron descendiendo hasta llegar a mi abdomen.— Voy a liberarte Agnes.Su voz sona