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C A P Í T U L O II: "Sí, Señor"

No puedo creer que todo esto esté pasando, tener que aguantarme a ese ser tan arrogante, insoportable, guapo, malhumorado, guapo y en extremo perfecto para la vista por tantos días me va a hacer colapsar.

Ayer fue nuestro primer encuentro y dejó muy en claro que llegaba a nuestra sucursal para quedarse una larga temporada.

Al parecer en la empresa, en la gran empresa surgieron problemas grandes. Alguien está robando y desprestigiando la compañía.

Cabe mencionar que nuestra empresa se dedica a la extracción y exportación de petróleo.

Y que nos acusen de algo como estar tergiversando el dinero, es algo complicado, de hecho muy complicado. Esto me preocupa demasiado ya que bueno como todo el mundo tengo secretos.

¡Dios creo que colapsare!

Si por algún motivo en mi sede se encontrarán evidencias o algo parecido a todo el problema todo se pondría de cabezas ya que yo soy la encargada y todo quedaría sobre mis espaldas, podría ir presa.

Hoy decidí levantarme más temprano que de costumbre, sé que no soy culpable de nada, al menos no de robar, pero igual no puedo estar tranquila.

Decidí colocarme una falda negra de cuero que me queda justo dos dedos encima de mis rodillas, una camisa blanca de mangas largas y botones acompañada de una chaqueta de cuero negra a juego con la falda, unos botines de tacón medio acompañaron mi outfit. Me siento regia y también decidida a poner a alguien de mal humor hoy.

Tomé mi cartera y decidí salir de mi departamento, mi cabello lo recogí en una coleta alta que siempre hacía que mi cara se viera estilizada. Me encanta.

Como salí temprano no me encontré con molestos trancones en la carretera, conduje tranquila y en paz.

Al llegar a la empresa no pude estacionar a Romi dónde siempre porque el hijo de su mamá, osea el grande ese al cual ahora debo llamar jefe mandó a poner ese enorme letrero que dice: "Exclusivo del Ceo" en mi lugar, para rematar la situación también hay una especie de gorila inteligente que custodia el lugar. Mi lugar.

Le valen mucho las políticas de trato igualitario, ayer me insultó diciéndome que yo no las cumplía cuando claramente a él le valen hectáreas y medias de caca.

Suspiré .

Será mejor que suba a mi oficina antes de que llegue el innombrable.

Vi la hora en mi reloj de pulsera y suspiré porque gracias al cielo había llegado cuarenta minutos antes que él.

Puedo organizar y repasar documentos en mi pequeña oficina mientras el bebé de papi y mami llega.

Tarareando las canciones de cuna que suelo cantarle a Alina, mi pequeña sobrina me dirijo a mi oficina. No sé porque me da por bailar y cerrar mis ojos cuándo ingreso en ella, pero hubiese deseado no haberlo hecho.

El hijo de su mamá se encontraba justo ahí sentado en mi escritorio, revisando unos papeles.

Su cara paso de la seriedad a la burla.

— Señorita Bachelet, supongo que podemos añadir otra cualidad a su extensa lista.

Mi cara paso de la felicidad al fastidio.

— Buenos días señor.

— Y veo que no tomo mi consejo de la vestimenta. Debo recordarle que esto es su lugar de trabajo no un Night Club.

No respondió mis buenos días por darse el lujo de criticar mi vestimenta.

— Gracias, pero, yo elijo como vestirme y mi lugar de trabajo no me exige un código de vestimenta. Bueno hasta dónde tengo entendido nada parecido salía en mi contrato.

Su vista se alzo a la altura de la mía, sus ojos color Esmeralda se encontraban con mis ojos café en una batalla, una que retaba y profesaba destrucción.

Soltó un exasperante bufido y bajo su vista.

— Póngase a trabajar.

Me ordenó con su voz dura.

— Lo haría sin ningún tipo de dificultad, créame, pero lastimosamente hay un individuo en mi oficina que me impide comenzar mi jornada laboral.

— Ya veo, pues creo que va tener que acostumbrarse. Desde este momento este individuo y usted compartirán la oficina.

Dijo mientras cautelosamente una sonrisa ladeada adornaba su cara.

>> Bienvenida, tome asiento.

— Supongo que no todo es perfecto.

Susurre de mala gana y coloque mis cosas dónde siempre lo hacía.

Saque mi laptop de mi bolso y me dispuse a hacer todo lo que siempre hacía cada día por las mañanas. Mientras estaba con mi vista fija al computador y totalmente concentrada en mi trabajo el principito decidió interrumpirme.

— Tengo mucha sed, tráeme un agua de la marca Niebla y que sea de la que contiene gas.

— ¿Disculpe?

— Y que sea rápido usted tiene la costumbre de retrasarse.

— Sí señor.

Le di una mirada llena de odio y me dispuse a salir de mi oficina totalmente echa una furia.

"Y que sea de la que contiene gas"

La tierna florecita pidió.

¡Dios Padre Santo de la creación! Lo más horrible del caso es que todo el dinero que tiene no le alcanza para comprarse unos modales.

Ni un mísero por favor salió de sus labios.

Pero si él cree que me va a intimidar o a tratar como se le venga en gana solo por ser el jefe está jodido, ya verá quién es Agnes Sofía Bachelet y se arrepentirá de sentir toda mi furia.

Jajaja eso sonó raro.

Pero, sí, ya la florecita verá. No me importa que me ponga de patitas en la calle.

Entró al pequeño salón de descanso y tomó un vaso y lo llenó con agua helada de la llave.

Si le gusta bien y si no también, que él sólito se consiga su niebla con gas.

Me dirijo de regreso a la oficina y coloco una servilleta antes de colocar el vaso de agua frente a él.

— Tenga señor, que disfrute su agüita.

Cuándo pensé que me terminaría echando de la empresa a patadas por ser tan retadora, tomó el vaso de agua de un tirón.

— Gracias señorita Bachelet, ve que puede llegar a ser competente.

¡Animal andrajoso!

Me trague todo lo que mi lengua tenía por decirle. Solo porque quería llegar a la noche viva y con empleo.

Horas más tardes…

Un leve golpecito en la puerta de la oficina interrumpió esa inmensa falta de sonido que había en la habitación, despegue por un momento mi vista del ordenador para observar a una Lara un poco risueña a través del vidrio de la puerta. El animal andrajoso con tintes de tierna florecita de verano se encontraba sumido en sus papeles y computador solo hasta que Lara entro y hablo:

— Señorita Bachelet, su ramo diario ha llegado.

— Gracias linda, enseguida voy.

Lara me habló al intercomunicador para indicarme que las lindas rosas rojas acompañadas de lindos girasoles que desde hace dos meses vienen llegando a mí a diario de un supuesto admirador secreto, me hacen levantarme de mi silla a una velocidad increíble.

Voy por el ramo e ingreso a mi oficina con el, lo coloco en la pequeña mesa de centro mientras tiro el de ayer en el cesto de basura.

Todo lo hago bajo la atenta mirada de mi querido jefe.

Sacó la nota que siempre está ahí, procedo a abrirla para encontrarme como siempre con una letra, está vez fue la e. Cuando el sobre solo está vacío significa un espacio entre las oraciones. Ainara, mi hermana, dice que es algo muy bizarro y hasta parece un psicópata, si fuesen otras circunstancias me atemorizaria pero dado a qué estamos lejos del ojo del huracán, me parece un gesto romántico.

Quizás se trata de este chico del área de la cafetería que me mira a diario cuando bajó a almorzar, si así fuera no me molestaría darle una cita. Es guapo, evidentemente detallista y también creativo.

Abrí una pequeña caja que tenía conmigo en la oficina y coloque el sobre dentro.

Desde hace dos meses recibo las flores, pero desde hace exactamente una semana he estado recibiendo letras que pronto formarán la identidad de mi hombre misterioso. Así que dado a qué trabajo cinco días a la semana son cinco letras las que he recibido, formando está oración :

"Tan Ce…

Aunque quisiera seguir echándole mente a este asunto mi teléfono suena y es una llamada de mi hermana, tengo la necesidad de contestar ya que desde hace dos días no hablo con ella.

Pero temo que si lo hago la florecita vaya a reprocharme algo. Cómo si leyera mi mente me pregunta:

— ¿Es qué acaso no va a contestar?

Con un leve movimiento de mi mano le indico que no.

>> Su novio se puede preocupar.

— ¿ Y quién le ha dicho usted que se trata de mi novio?

— Una mujer que recibe flores a diario, es porque ha de tener un novio muy enamorado y atento.

— No porque un hombre sea un dios sexy, significa que tenga modales. Es decir no porque una manzana parezca buena por fuera quiere decir que este en perfectas condiciones por dentro.

— Su respuesta no viene al caso.

— De hecho sí, sólo que yo me entiendo.

Levantó sus hombros en señal de que no le importaba.

A lo que decidí añadir :

>> Y para su pregunta, la respuesta es que no, no tengo novio.

¡Que patética! ¿Porque dije eso?

Con la mirada gacha y fija en sus papeles pude ver como sus labios se curvaron en una sonrisa de lado, a lo que no pude evitar sentir un inmenso escalofrío que me recorrió el cuerpo.

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