— ¿Crees que con un beso te sientas mejor? —Antonella lo abrazó por la espalda.Iñaki presionó con fuerza sus párpados e inhaló profundo.—Mi vida se ensombreció por completo, luego de lo que me hicieron —narró con dificultad—, me llené de mucho odio y resentimiento por todo el mundo, deseaba con todas mis fuerzas poder vengarme y desaparecer.Iñaki tomó asiento en una tumbona, para luego ayudar a que Antonella se sentara sobre su regazo estrechándola con sus brazos.—Debió ser algo terrible para ti.—Lo fue. —Se aclaró la garganta—, tiempo después que escapé con Pau, me mantuve con un perfil bajo, volví a las peleas clandestinas en la MMA, hasta que en un viaje, me encontraron y me capturaron. Me llevaron inconsciente a una bodega, en donde me mantuvieron atado de pies y manos, no podía defenderme ya que mis brazos estaban sujetos a una gruesa cadena en el techo. Antonella sintió una fuerte opresión en su pecho.—Lo lamento tanto —murmuró con la voz fragmentada.Iñaki tomó su mano
Alexia caminaba de un lado a otro esperando tener noticias del estado de salud de Connor, hasta que un médico del lugar salió. —Familiares de Connor O’Brien. Alexia presionó sus labios con fuerza. —Soy su amiga. —Se colocó frente a él. —Lo lamento No puedo darle informes de él sino es su familiar. —No conozco a ningún familiar, solo a su mejor amigo y ya le llamé —comunicó. El especialista presionó sus labios. —Es necesario que se firme una autorización porque debe ingresar a cirugía. Tiene una ruptura en el bazo y es de gravedad. Alexia se llevó las manos a los labios. — Él trabaja aquí, usted debe conocerlo. No lo pueden dejar morir. —La joven la tomó por la solapa de la bata—. Yo firmaré la responsiva —manifestó sintiendo su respiración agitada. —Está bien —respondió el hombre—. Venga conmigo. Alexia liberó el aire que contenía y lo siguió. **** Bambi se encontraba en el interior de la ducha, sentada en el suelo. Tomó su móvil con las manos temblorosas y escribió un men
—Tuve mucha suerte de que llegaras a tu departamento justo cuando más lo necesitaba —Connor refirió—, gracias. —Miró con cariño a Alexia.—No tienes nada que agradecer. —La joven tomó una cuchara y le llevó a sus labios un poco de sopa.—Creí que acabarían con mi vida —Connor confesó y presionó con fuerza sus dientes ante la molestia que sentía—, te voy a decir un secreto —susurró—, en la única persona que podía pensar era en ti. —Suspiró profundo.Alexia se sonrojó al escucharlo.—Me caes muy bien, siento un aprecio especial por ti, pero no puedo tener nada contigo, necesito aclararlo.Connor la miró a los ojos.— ¿Estás enamorada de alguien? —cuestionó.Alexia desvió su mirada.—No es momento de hablar de mi vida, lo prioritario en este momento, es que te recuperes —indicó.Connor inhaló profundo y contuvo el aire.—Acaso… ¿Eres casada? —preguntó con nerviosismo.—No —respondió de inmediato—. Mi vida es muy complicada, y no estamos para hablar de eso —refirió—. Dime una cosa, ¿te es
Una semana después. —Te puedes apurar a abrir la puerta —Angel Gabriel solicitó a su tía—, estás bolsas son muy pesadas. —Colócalas en el suelo por favor, estoy intentando encontrar la llave —Alexia respondió al pequeño. —¡Ay no!, si traes la bolsa como mi mamá, ya estuvo que nos vamos a tardar mucho tiempo. —Rodó los ojos. Alexia carcajeó. —Eres un exagerado —dijo buscando en el interior. —¡Exagerado! —exclamó—, llevas no sé cuantos minutos buscando y no veo que las encuentres —reclamó. —Eres igualito a tu papá. Angelito elevó su mentón y sonrió orgulloso. —¿Lo dices porque soy encantador? —cuestionó y pestañeó coqueto. Alexia rodó los ojos. —Olvídalo —expresó y presionó sus labios. — ¿Qué ocurre tía? —No… encuentro las llaves. — ¿Estás bromeando? —No, lo lamento, no tengo la menor idea dónde pueden estar. —Resopló. Angel Gabriel tomó asiento en el suelo y frunció los labios. — ¿Y ahora qué hacemos? —cuestionó—, me preocupa que se va a derretir el helado y eso no e
Sicilia, Italia.Sabina lanzó el móvil hacia su cama, su rostro estaba completamente empapado por la gruesa capa de lágrimas.—Te odio —expresó con profundo sentimiento al recordar las palabras en tono de burla de su prima.«Me consuela saber que tienes razón y por eso estás como la esposa de Rinaldi, pero no te preocupes que no me interesa tu viejito. —Carcajeó—, quedatelo para ti solita, disfruta de sus noches de pasión. Espero que tengas un vaso con agua cerca de la mesa de noche para que coloque su dentadura postiza ahí por las noches. —Volvió a burlarse—. Te deseo toda la felicidad del mundo… primita».—No puedes ser feliz, mientras yo me muero de infelicidad y asco, a lado de este hombre —estalló en llanto—, tienes que sufrir tanto o más que yo —auguró—. No puedes ser mejor que yo. —Colocó ambas manos en su abultado vientre—, parezco una ballena, no es justo que este hombre me haya preñado, no es justo que sea su esclava, esto estaba designado para ti, maldita. —Se recostó sobr
— ¿Por qué me haces esto? —ella cuestionó.—Este hombre no te ama, solo desea consumar una venganza en contra mía. Por desgracia, estás en medio del fuego cruzado. Ya lo escuchaste decir que solo eres parte de su plan. Además que no está satisfecho con que estés con él —recalcó.Iñaki presionó los puños con fuerza.—Mereces pagar por haber asesinado a un buen hombre —se aclaró la garganta, sin dejar de apuntar con su arma.Antonella frunció el ceño y su pecho ardió.—¡Acaba con tu venganza! —se acercó a Iñaki y dirigió su arma hacia su cabeza. — ¿Con esto será suficiente? ¿Acabarás con el odio que llevas en tu alma? —cuestionó.Abrió los ojos de par en par, sus manos temblaron al observar la punta del arma sobre la frente de la mujer que más amaba.— ¿Por qué haces esto? —preguntó.—Estoy cansada de cargar con la penitencia de algo que no hice. Es claro que nuestro amor es imposible, no nos dejarán en paz, hasta que alguien termine con esto. —Se reflejó en su mirada color marrón. —¡Ac
En cuanto Lisandro salió de la casa de ellos, Antonella se acercó a su tía y la abrazó.—Estás a salvo —dijo al escucharla llorar con amargura.—Gracias, les estoy muy agradecida —refirió con sinceridad—, sabía que con el apoyo de ustedes me podría liberar de la escoria de Lisandro Bianchi.—Aquí vas a estar bien, lo prometo —manifestó—, no tenía idea que habías vuelto a Italia, no debiste hacerlo —expresó—, estabas bien en Viena.—Tu padre me localizó, me dijo que estaban en peligro Sabina y tú, que necesitaba mi ayuda, por eso volví.Iñaki presionó sus puños con fuerza al escucharla hablar.—No volverá a acercarse a usted, lo prometo. —Se aclaró la garganta—. Las dejo para que puedan hablar a solas —indicó.—Gracias —mencionó la mujer.—Vamos a que te instales en una de las habitaciones y ahí platicamos. —Antonella la tomó de la mano y subió con ella.***Al ingresar a la habitación, Gianna tomó asiento sobre uno de los mullidos sillones en color melocotón y con su mirada recorrió t
Antonella salió de la lucha cubierta por su fina bata de seda, se dirigió hacia el tocador y tomó la crema.—Qué día más complicado —expresó sintiendo que su garganta dolía—, no puedo creer que mi padre viniera a complicarlo todo más, y luego está lo que Sabina me dijo en aquella llamada. —Suspiró profundo. — ¿Acaso nunca podremos ser felices? —cuestionó con tristeza.En ese instante la puerta se abrió.— ¿Podemos hablar? —Iñaki cuestionó.—Llevo esperando ese momento. —Su mirada avellana traspasó la de él, sin poder ocultar que la duda la afligía.Iñaki se acercó hacia la cama y tomó asiento a su lado.— ¿Qué ocurrió entre ustedes? — ¿Por qué no me habías dicho que la conocías? —preguntó.—Nos conocimos uno de los días que fuí a buscarte a la mazmorra en la que te tenía encerrada tu padre. —Arrugó el ceño al recordar la manera en la que la golpeó y la dejó ahí.—Continua —Antonella solicitó.—Desde que la conocí no me la podía quitar de encima, se me complicaba poder visitarte, y cua