Puerto Escondido, Oaxaca.— ¿Piensas dormir con ropa? —Iñaki preguntó retirándose la camisa, el calzado y los pantalones, lanzándolos sobre el piso.Antonella no pudo evitar recorrer con su mirada el escultural cuerpo de él, su garganta se le secó al recordar el extraño y candente sueño que habían tenido ambos.—Debería darte vergüenza —refirió—, parece que olvidas que solo somos amigos. —Cerró sus ojos.Iñaki se acercó a ella.—Es algo muy habitual para mí, recuerdo haber pasado un fin de semana con una desconocida, que no solo durmió conmigo, sino que resultó ser una atrevida, una tramposa, una ladrona y además que le gustaba tocar de más —susurró en su oído, rememorando divertido—, y nunca me puso ningún pero —señaló.Ella carcajeó sin poder parar.—En mi defensa, tengo que decir que no estaba en mis cinco sentidos —refutó.Iñaki colocó sus manos en los costados de las curvas de su cuerpo. Su mirada se fijó en sus ojos color avellana.—Te necesito tanto —murmuró en su oído.La piel
Alexia tomó distancia de él con las mejillas sonrojadas, y la respiración agitada. —Tengo que irme —dijo y al ver a Bambi boquiabierta, frunció el ceño—. No me piensas presentar a tu amiga. —Su mirada se enfocó en la mujer que llevaba un ajustado vestido en tono verde esmeralda, el cual le venía bien a su oscurecida piel.Connor frunció el ceño.—La señora no es mi amiga —contestó—, es una antigua conocida. —Elevó su mentón.Bambi palideció al escucharlo.— ¡Una conocida! —murmuró.—Ven acompáñame a mi oficina un momento. —Connor caminó hacia el interior.Bambi presionó sus puños al distinguir la manera en la que la abrazaba y le ayudaba con la lesión que tenía la chica.—Señora, se le olvida la tarta que le compró a su esposo —inquirió con seriedad.Se regresó sintiendo como sus piernas temblaban y tomó el pastelillo, lo miró a los ojos con la mirada brillosa, y se retiró.Connor cerró la puerta y dirigió su mirada hacia la joven.— ¿Por qué lo hiciste? —cuestionó.Alexia se encogi
— ¿Qué novedades me tienes Antonio? —Jackson cuestionó recostado desde la cama de su habitación.El hombre se aclaró la garganta.—Ordené seguir a su esposa, tal como usted lo indicó…— ¡¿Por qué te quedas callado?! —gritó de muy mal humor.—La señora Bambi visitó el hospital, hace un rato.— ¿Acaso está enferma? —cuestionó.—No, no acudió a ninguna cita médica —contestó el hombre—, visitó únicamente al jefe de servicios de urgencias médicas.La mirada de Jackson se ensombreció.—Connor O’Brien ¿verdad?El hombre movió la cabeza y afirmó.—Me juró fidelidad a mí, y por lo que veo no lo está cumpliendo —señaló.—Es momento de recordarle a Bambi quién manda, para que deje hacer lo que se le da la gana —indicó—, quiero vayan a saludar de mi parte al medicucho ese —ordenó—, veremos si después de esto, ella se atreve a ir sin mi autorización.—Así lo haremos —expresó Antonio y se quedó parado frente a él.— ¿Ocurre algo más?—¿Qué le conviene más vengarse de la bestia o cobrarle a través d
— ¿Crees que con un beso te sientas mejor? —Antonella lo abrazó por la espalda.Iñaki presionó con fuerza sus párpados e inhaló profundo.—Mi vida se ensombreció por completo, luego de lo que me hicieron —narró con dificultad—, me llené de mucho odio y resentimiento por todo el mundo, deseaba con todas mis fuerzas poder vengarme y desaparecer.Iñaki tomó asiento en una tumbona, para luego ayudar a que Antonella se sentara sobre su regazo estrechándola con sus brazos.—Debió ser algo terrible para ti.—Lo fue. —Se aclaró la garganta—, tiempo después que escapé con Pau, me mantuve con un perfil bajo, volví a las peleas clandestinas en la MMA, hasta que en un viaje, me encontraron y me capturaron. Me llevaron inconsciente a una bodega, en donde me mantuvieron atado de pies y manos, no podía defenderme ya que mis brazos estaban sujetos a una gruesa cadena en el techo. Antonella sintió una fuerte opresión en su pecho.—Lo lamento tanto —murmuró con la voz fragmentada.Iñaki tomó su mano
Alexia caminaba de un lado a otro esperando tener noticias del estado de salud de Connor, hasta que un médico del lugar salió. —Familiares de Connor O’Brien. Alexia presionó sus labios con fuerza. —Soy su amiga. —Se colocó frente a él. —Lo lamento No puedo darle informes de él sino es su familiar. —No conozco a ningún familiar, solo a su mejor amigo y ya le llamé —comunicó. El especialista presionó sus labios. —Es necesario que se firme una autorización porque debe ingresar a cirugía. Tiene una ruptura en el bazo y es de gravedad. Alexia se llevó las manos a los labios. — Él trabaja aquí, usted debe conocerlo. No lo pueden dejar morir. —La joven la tomó por la solapa de la bata—. Yo firmaré la responsiva —manifestó sintiendo su respiración agitada. —Está bien —respondió el hombre—. Venga conmigo. Alexia liberó el aire que contenía y lo siguió. **** Bambi se encontraba en el interior de la ducha, sentada en el suelo. Tomó su móvil con las manos temblorosas y escribió un men
—Tuve mucha suerte de que llegaras a tu departamento justo cuando más lo necesitaba —Connor refirió—, gracias. —Miró con cariño a Alexia.—No tienes nada que agradecer. —La joven tomó una cuchara y le llevó a sus labios un poco de sopa.—Creí que acabarían con mi vida —Connor confesó y presionó con fuerza sus dientes ante la molestia que sentía—, te voy a decir un secreto —susurró—, en la única persona que podía pensar era en ti. —Suspiró profundo.Alexia se sonrojó al escucharlo.—Me caes muy bien, siento un aprecio especial por ti, pero no puedo tener nada contigo, necesito aclararlo.Connor la miró a los ojos.— ¿Estás enamorada de alguien? —cuestionó.Alexia desvió su mirada.—No es momento de hablar de mi vida, lo prioritario en este momento, es que te recuperes —indicó.Connor inhaló profundo y contuvo el aire.—Acaso… ¿Eres casada? —preguntó con nerviosismo.—No —respondió de inmediato—. Mi vida es muy complicada, y no estamos para hablar de eso —refirió—. Dime una cosa, ¿te es
Una semana después. —Te puedes apurar a abrir la puerta —Angel Gabriel solicitó a su tía—, estás bolsas son muy pesadas. —Colócalas en el suelo por favor, estoy intentando encontrar la llave —Alexia respondió al pequeño. —¡Ay no!, si traes la bolsa como mi mamá, ya estuvo que nos vamos a tardar mucho tiempo. —Rodó los ojos. Alexia carcajeó. —Eres un exagerado —dijo buscando en el interior. —¡Exagerado! —exclamó—, llevas no sé cuantos minutos buscando y no veo que las encuentres —reclamó. —Eres igualito a tu papá. Angelito elevó su mentón y sonrió orgulloso. —¿Lo dices porque soy encantador? —cuestionó y pestañeó coqueto. Alexia rodó los ojos. —Olvídalo —expresó y presionó sus labios. — ¿Qué ocurre tía? —No… encuentro las llaves. — ¿Estás bromeando? —No, lo lamento, no tengo la menor idea dónde pueden estar. —Resopló. Angel Gabriel tomó asiento en el suelo y frunció los labios. — ¿Y ahora qué hacemos? —cuestionó—, me preocupa que se va a derretir el helado y eso no e
Sicilia, Italia.Sabina lanzó el móvil hacia su cama, su rostro estaba completamente empapado por la gruesa capa de lágrimas.—Te odio —expresó con profundo sentimiento al recordar las palabras en tono de burla de su prima.«Me consuela saber que tienes razón y por eso estás como la esposa de Rinaldi, pero no te preocupes que no me interesa tu viejito. —Carcajeó—, quedatelo para ti solita, disfruta de sus noches de pasión. Espero que tengas un vaso con agua cerca de la mesa de noche para que coloque su dentadura postiza ahí por las noches. —Volvió a burlarse—. Te deseo toda la felicidad del mundo… primita».—No puedes ser feliz, mientras yo me muero de infelicidad y asco, a lado de este hombre —estalló en llanto—, tienes que sufrir tanto o más que yo —auguró—. No puedes ser mejor que yo. —Colocó ambas manos en su abultado vientre—, parezco una ballena, no es justo que este hombre me haya preñado, no es justo que sea su esclava, esto estaba designado para ti, maldita. —Se recostó sobr