Mientras caminaba hacia casa, Vanessa seguía sintiendo una alegría fuerte. Su bebé era una niña, y pronto podría compartir ese amor incondicional con su pequeña hija. Sabía que estaba en el camino correcto y que haría todo lo posible para brindarle una vida llena de amor y felicidad, sin importar lo que él patán de Arthur intentara hacer otra vez. Como si lo hubiera llamado de forma telepática, ella salió de la clínica prenatal y vio a Arthur parado cerca de su auto, esperándola. La emoción que había sentido momentos antes desapareció al instante al recordar el verdadero motivo detrás de su embarazo. Arthur que solo la había utilizado como un medio para obtener la herencia de su familia, estaba allí. Sintió mucha ira desde su interior, solo quería correr lejos y desaparecer, pero él la estaba mirando con ojos poderosos. Suspirando, Vanessa se acercó a él, tratando de ocultar sus emociones. Arthur la miró con una sonrisa falsa en el rostro —¡Qué bien que todo esté yendo bien con e
—Asthon... ¿en serio lo has obtenido? Todavía seguía sorprendido de que eso fuera cierto, no podría creer que había más pruebas contundentes, cada vez que avanzaba un poco más había una parte de él que ya no quería seguir indagando, pero no podía dejar nada a medias, porque también quería descubrir si lo que sospechaba era cierto. Así que de ese modo continuaba atrapado, entre la espada y la pared. —Sí, hay videos de aquella noche. No fue fácil, pero se la logrado comprobar que Adam y Verónika estuvieron en el mismo lugar, a la misma hora, aquel día —señaló dejándolo congelado. Era tan extraño como sus destinos se habían juntado, si no hubiera conocido a Verónika, ni sabría de aquella aventura, de aquel resultado. —Mi hermano... ¿se encuentra en dicho vídeo? —cuestionó varado en aquella incertidumbre que todos los hechos le producían. Expiró. —Sí, puedo mostrarlos si traes alguna portátil —aseguró elevando un pendrive. Pero el hombre se quedó en silencio tratando de procesar l
Asthon fue a su piso lleno de preocupación al llegar marcó rápidamente el número de emergencias y explicó la situación con voz temblorosa. Mientras esperaba la llegada de la ayuda médica, su mente se inundó de pensamientos negativos y temores sobre su salud.—Sebastian, por favor, quédate conmigo, ya llegará la ayuda —aseguró sin dejar de mirarlo. Pasaron unos eternos minutos hasta que finalmente una ambulancia llegó a su piso. Los paramédicos entraron apresuradamente y evaluaron a Sebastian, quien se encontraba pálido y sudoroso. Después de realizarle algunas pruebas preliminares, decidieron trasladarlo de inmediato al hospital para un diagnóstico más completo.En el camino hacia el hospital, Sebastian se aferraba al asiento de la ambulancia, sintiendo cómo cada latido de su corazón aumentaba su angustia. La incertidumbre y el miedo se apoderaban de él mientras imaginaba los peores escenarios posibles.Al llegar al hospital, fue recibido por un equipo médico que lo llevó rápidamente
Sebastian caminaba con paso lento y tembloroso hacia la casa de su madre. Los últimos meses habían sido difíciles para ambos, ya que Regina se encontraba en la etapa final de una enfermedad terminal. El tiempo estaba agotándose rápidamente, y Sebastian quería aprovechar cada instante que le quedaba junto a ella.Mientras se acercaba a la puerta, el corazón de Sebastian latía con fuerza. Sabía que la visita no sería fácil, pero también sabía que era importante estar allí para ella.Al entrar en la casa, el ambiente era tranquilo y sereno. Sebastian caminó hacia la habitación de su madre, donde la encontró en su cama, rodeada de fotos y recuerdos de su vida.Regina sonrió débilmente al ver a su hijo y le extendió la mano. Sebastian tomó la mano de su madre con ternura y se sentó junto a ella en silencio. No había necesidad de decir palabras, ya que el amor entre ellos era más fuerte que cualquier conversación.Después de unos minutos, Regina suspiró y habló en voz baja—Sebastian, sé qu
—Mamá me gustaría saber cómo es la madre de Sebastián...—Oh, vale. Regina es una mujer amorosa y cariñosa no tienes de qué preocuparte cuando la veas vas a sentir mucho cariño hacia ella, cuando la conocí por primera vez me hizo sentir como si ya la conociera desde antes... ¿Estás un poquito nerviosa? —Sí. —Descuida, todo estará bien. Sebastian hace minutos atrás había llamado a Verónika para indicarle que ese día tenía planes para buscarla y llevar la casa de su madre de todo corazón que por fin Regina pudiera conocer a Sídney. La mujer reaccionó de manera positiva a sabiendas de que sería bonito verlos interactuar, también era consciente de que no le quedaba mucho tiempo a Regina y el encuentro podría ser satisfactorio para la progenitora de su esposo. —Mami...—Dime princesa. —¿Cómo debería llamar a la madre de Sebastian? no estoy segura si puedo decirle abuela. Yo nunca he tenido una abuelita... Verónika lamentó desde el fondo de su corazón que su hija se sintiera así, la a
Años atrás Era una noche tranquila. De repente, escuchó el sonido de sirenas acercándose rápidamente a su casa. Su corazón se detuvo por un momento, sintiendo un presentimiento de que algo terrible había ocurrido. Sin poder contenerse, corrió hacia la ventana y vio varios autos de policía aparcados frente a su casa.—Cariño, ¿qué está pasando? hay oficiales en la puerta —pronunció asustada a su marido acercándose. —¿Oficiales? ¿Por qué? El miedo la invadió por completo. Sus piernas temblaron mientras se acercaba a la puerta principal. El sonido de los golpes resonaron en su cabeza mientras se disponía a abrir, estaba segura de que los oficiales que estaban al otro lado de la puerta le traerían noticias devastadoras.—Iré a ver qué ocurre. —Yo iré contigo —se aproximó. Cuando Regina abrió la puerta, se encontró con dos oficiales de policía de miradas serias, que inmediatamente confirmaron sus peores temores. Le informaron que hubo un trágico accidente esa noche y que Adam había
Tres semanas después... Verónika suspiró mientras empacaba las últimas cajas con ayuda de su niña. La pequeña Sídney estaba muy emocionada mientras ayudaba a su madre a guardar sus juguetes y ropa en las cajas. Tenía tan solo seis años, pero entendía lo que significaba esta mudanza. Su nueva casa tenía un jardín grande donde podría jugar mucho. —Mami, ¿podré dormir en una nueva habitación? —preguntó Sídney, saltando emocionada sobre su colchón desnudo.—Pronto, cariño —respondió Verónika con una sonrisa —. En solo unas horas estaremos en nuestra nueva casa. ¿Estás ansiosa chiquita? Sídney asintió con entusiasmo. —¡Sí! Voy a tener una hermosa habitación, ¿verdad? —Por supuesto, linda. Será una habitación tan linda como la que tienes aquí, eh —susurró, abrazando a su hija.Una vez que terminaron de empacar, Verónika y Sídney se subieron al auto con las últimas pertenencias y se dirigieron a su nuevo hogar. La casa estaba ubicada en una tranquila zona residencial, rodeada de árbole
Asthon se presentó al próximo día y le entregó un sobre.—Sé que aún no lo lees, no tienes el valor de abrir el correo. A ver si así te animas —expresó. Sin embargo, ese día tampoco pudo hacerlo. Y otra mañana llegó de volada.Sebastian regresó a su despacho al día siguiente después de haber desayunado con Verónika y la pequeña Sídney. Aunque había tratado de mantener la calma, su mente se llenaba de preguntas e incertidumbre. Ya no podía aplazar más el momento de enfrentar la verdad, así que decidió abrir los resultados de la prueba de ADN.Con manos temblorosas, tomó el sobre que contenía los resultados y lo deslizó con precaución. Su corazón latía desbocado y su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. Se sentó en su escritorio, tratando de enfocarse en el papel que tenía en sus manos. Tragó saliva y respiró hondo antes de leer las palabras que revelarían la verdad que tanto había anhelado y temido al mismo tiempo.A medida que sus ojos recorrían las líneas escritas e