Asthon se presentó al próximo día y le entregó un sobre.—Sé que aún no lo lees, no tienes el valor de abrir el correo. A ver si así te animas —expresó. Sin embargo, ese día tampoco pudo hacerlo. Y otra mañana llegó de volada.Sebastian regresó a su despacho al día siguiente después de haber desayunado con Verónika y la pequeña Sídney. Aunque había tratado de mantener la calma, su mente se llenaba de preguntas e incertidumbre. Ya no podía aplazar más el momento de enfrentar la verdad, así que decidió abrir los resultados de la prueba de ADN.Con manos temblorosas, tomó el sobre que contenía los resultados y lo deslizó con precaución. Su corazón latía desbocado y su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. Se sentó en su escritorio, tratando de enfocarse en el papel que tenía en sus manos. Tragó saliva y respiró hondo antes de leer las palabras que revelarían la verdad que tanto había anhelado y temido al mismo tiempo.A medida que sus ojos recorrían las líneas escritas e
Semanas después...Cada día que pasaba sin decir nada, Sebastian sentía cómo la carga de su secreto se volvía más pesada. La relación con Verónika era hermosa, pero ahora sentía que ocultarle aquello podría poner en peligro su relación. Temía que si revelaba la verdad, ella lo rechazara y se separaran para siempre.La miró, ella preparaba el desayuno. Sídney estaba allí.—Hola papá, mamá me está preparando mi desayuno favorito —celebró en su lugar —. ¿También tienes hambre? Sebastian conectó con su esposa, luego de besar la frente de la niña. —Un poco, ¿la llevará Lali a las terapias? —averiguó mirando a la mujer. —Sí, en media hora estará aquí. ¿Todo en orden? —Sí, tengo solo un poco de apetito, pero quedé en ver a Asthon en quince minutos, ya voy tarde. "Verónika, hay algo que necesito contarte. He estado ocultándote algo muy importante y no puedo seguir cargando con esa verdad solo". Pensó. Ella lo observó con curiosidad y preocupación. —¿Algo malo ocurrió? —No, no es nada
Mientras el sonido del despertador invadía la habitación de Vanessa, ella se removió inquieta en su cama. El reloj marcaba las diez de la mañana y su estómago gruñía de hambre. Se estiró perezosamente y bostezó antes de levantarse y dirigirse a la cocina. Vanessa se preparó un desayuno rápido y se sentó a disfrutarlo en la mesa del comedor. Sin embargo, un pensamiento la invadió de repente: ¿Por qué no ir a la cafetería del centro y probar ese famoso café de especialidad que todos comentaban? Se preparó y salió de casa. El camino hacia el centro era tranquilo, con el sol brillando en el cielo despejado. No tenía pinta de que llovería. Al llegar a la cafetería, el ambiente era bullicioso y lleno de movimiento. Se acercó al mostrador y pidió su café. —Sí, por favor. Muchas gracias. —De acuerdo, espere por aquella zona —indicó la mujer. Al rato, sentada en una esquina del café, Vanessa se sumergió en su lectura mientras degustaba el café humeante. El tiempo pasaba rápidamente y se
El miedo se apoderó de Vanessa al presenciar la caída de Verónika. Sin saber qué hacer, se arrodilló como pudo a su lado, tratando de despertarla.—¡Verónika! ¡Verónika! ¡Despierta! —gritó con angustia mientras las lágrimas volvían a brotar en sus ojos.Sebastian, lleno de inquietud, se acercó rápidamente a ellas. Su semblante reflejaba de todo un poco, pero dominaba la estupefacción y temor.—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó, sin poder ocultar su alarma al ver la sangre en el suelo.—No lo sé, ella se desmayó repentinamente y comenzó a sangrar —Vanessa apenas podía hablar, con la voz entrecortada por la angustia—. Necesitamos llevarla al hospital de inmediato.Sin perder un segundo, Sebastian levantó a Verónika en sus brazos, mientras Vanessa corrió detrás de ellos para abrir la puerta. El tiempo parecía haberse detenido mientras corría el tic tac en su cabeza. Al llegar al hospital, un equipo de médicos y enfermeras se apresuró a atender a Verónika. Vanessa, paralizada por el miedo y
1/2 maratón Vanessa aferró la mano de su hermana y suspiró. Se sentía tan extraña haciendo eso, pero de pronto el vacío también se llenó. —Explicó el doctor lo que te ha ocurrido. Una hemorragia interna anormal... —comentó en voz baja. Verónika se mordió el labio y finalmente asintió con la cabeza. —Yo... me siento mejor. Todavía mirando la mano de Vanessa en la suya, pensó en ser sincera y explicar que en realidad había sido una amenaza de aborto, pero no quería decirle a nadie que estaba embarazada. Para ella seguía siendo algo tan inesperado. —Es un gran alivio, sin embargo para que este tipo de situaciones no vuelvan a pasar, debes tener más cuidado y seguir las recomendaciones del doctor —declaró. —Sí, Vanessa, deberías irte —agregó de súbito, apartando la mano de la suya —. Agradezco que te preocuparas y estés aquí, pero debes velar por tu bienestar. En cuanto a lo que me pediste, te llamaré en cuanto esté en casa. Vanessa no sé quería ir así, pero acabó aceptando lo
2/2 maratón Lali se despertó sobresaltada del sofá. Pero solo había tenido una pesadilla. Aún así no podría volver a dormirse, por eso se puso en pies y caminó por allí, hasta que quiso cerciorarse de que Sídney continuara durmiendo. En la habitación de Sídney, reinaba un silencio incómodo. La niña, envuelta en las sábanas de su cama, se removía inquietamente mientras sus sueños se llenaban de pesadillas.Los monstruos y las sombras oscurecían su mente y hacían que sus pequeños ojos se mantuvieran bien abiertos. Sídney intentó llamar a su niñera, pero no le salía la voz y se puso a llorar. Finalmente, Sídney escuchó un leve susurro detrás de la puerta. Era Lali, quien entró en la habitación y al verla en ese estado se alarmó muchísimo. —¿Qué te pasa, Sídney? ¿Por qué no estás durmiendo? —soltó, preocupada.—Siento miedo, Lali. Tengo pesadillas y no puedo dormir —su voz salió temblorosa. Lali se sentó al borde de la cama y acarició el cabello de la niña. —Lo entiendo, Sídney. Tod
Arthur no cambiaba la expresión en su rostro, se notaba bastante frustrado por seguir en problemas y en ese aprieto por conseguir un heredero con el objetivo de obtener la herencia, se miraba tan enfadado por el constante rechazo de Vanessa que en lo más profundo de su ser, ya comenzaba a brotar un odio acérrimo hacia la mujer. —¿En qué estás pensando? —cuestionó su abogado? Continúas perdido en tus pensamientos, me da curiosidad saber. —Ya no lo soporto más, Vanessa no quiere por las buenas, pues tendrá que ser de otro modo. —¿Por las malas? Ay, Arthur, ¿por qué no analizas más el panorama? Tal vez podrías...—¡Lo haré a mi manera! Ella se lo ha buscado, maldición. Alex expiró y se puso en pies. —Solo sé que estás perdiendo la cabeza y podría ser demasiado tarde para arrepentirte —expresó y el tipo solo le dedicó una mirada asesina. ***Aquel día, Vanessa cerró la puerta de su casa tras de sí, sintiéndose aliviada de haber llegado a salvo después de estar afuera durante un rato
Cuando recobró la consciencia, Vanessa se encontraba atada y amordazada en una habitación oscura y tenebrosa. La falta de luz y la imposibilidad de ver el rostro de su secuestrador aumentaban aún más su terror. Los minutos se sentían como horas, y cada sonido desconocido la paralizaba.Escuchó pasos acercándose a la habitación, y el corazón de Vanessa latió con fuerza. Una puerta chirrió al abrirse, revelando a un hombre con una mirada fría y amenazante. Era imposible ver sus rasgos con claridad debido a la tenue luz que provenía de una lámpara tenue en la esquina de la habitación.El secuestrador se acercó lentamente a Vanessa y la observó con una sonrisa siniestra. No pronunció palabra alguna, dejando que el silencio pesara sobre ellos. El miedo se intensificó dentro de Vanessa, quien temblaba de pies a cabeza.Intentando encontrar una solución, Vanessa comenzó a analizar su entorno en busca de alguna posibilidad de escapar. Sus ojos se posaron en una ventana pequeña y sucia en una