Sebastian caminaba con paso lento y tembloroso hacia la casa de su madre. Los últimos meses habían sido difíciles para ambos, ya que Regina se encontraba en la etapa final de una enfermedad terminal. El tiempo estaba agotándose rápidamente, y Sebastian quería aprovechar cada instante que le quedaba junto a ella.Mientras se acercaba a la puerta, el corazón de Sebastian latía con fuerza. Sabía que la visita no sería fácil, pero también sabía que era importante estar allí para ella.Al entrar en la casa, el ambiente era tranquilo y sereno. Sebastian caminó hacia la habitación de su madre, donde la encontró en su cama, rodeada de fotos y recuerdos de su vida.Regina sonrió débilmente al ver a su hijo y le extendió la mano. Sebastian tomó la mano de su madre con ternura y se sentó junto a ella en silencio. No había necesidad de decir palabras, ya que el amor entre ellos era más fuerte que cualquier conversación.Después de unos minutos, Regina suspiró y habló en voz baja—Sebastian, sé qu
—Mamá me gustaría saber cómo es la madre de Sebastián...—Oh, vale. Regina es una mujer amorosa y cariñosa no tienes de qué preocuparte cuando la veas vas a sentir mucho cariño hacia ella, cuando la conocí por primera vez me hizo sentir como si ya la conociera desde antes... ¿Estás un poquito nerviosa? —Sí. —Descuida, todo estará bien. Sebastian hace minutos atrás había llamado a Verónika para indicarle que ese día tenía planes para buscarla y llevar la casa de su madre de todo corazón que por fin Regina pudiera conocer a Sídney. La mujer reaccionó de manera positiva a sabiendas de que sería bonito verlos interactuar, también era consciente de que no le quedaba mucho tiempo a Regina y el encuentro podría ser satisfactorio para la progenitora de su esposo. —Mami...—Dime princesa. —¿Cómo debería llamar a la madre de Sebastian? no estoy segura si puedo decirle abuela. Yo nunca he tenido una abuelita... Verónika lamentó desde el fondo de su corazón que su hija se sintiera así, la a
Años atrás Era una noche tranquila. De repente, escuchó el sonido de sirenas acercándose rápidamente a su casa. Su corazón se detuvo por un momento, sintiendo un presentimiento de que algo terrible había ocurrido. Sin poder contenerse, corrió hacia la ventana y vio varios autos de policía aparcados frente a su casa.—Cariño, ¿qué está pasando? hay oficiales en la puerta —pronunció asustada a su marido acercándose. —¿Oficiales? ¿Por qué? El miedo la invadió por completo. Sus piernas temblaron mientras se acercaba a la puerta principal. El sonido de los golpes resonaron en su cabeza mientras se disponía a abrir, estaba segura de que los oficiales que estaban al otro lado de la puerta le traerían noticias devastadoras.—Iré a ver qué ocurre. —Yo iré contigo —se aproximó. Cuando Regina abrió la puerta, se encontró con dos oficiales de policía de miradas serias, que inmediatamente confirmaron sus peores temores. Le informaron que hubo un trágico accidente esa noche y que Adam había
Tres semanas después... Verónika suspiró mientras empacaba las últimas cajas con ayuda de su niña. La pequeña Sídney estaba muy emocionada mientras ayudaba a su madre a guardar sus juguetes y ropa en las cajas. Tenía tan solo seis años, pero entendía lo que significaba esta mudanza. Su nueva casa tenía un jardín grande donde podría jugar mucho. —Mami, ¿podré dormir en una nueva habitación? —preguntó Sídney, saltando emocionada sobre su colchón desnudo.—Pronto, cariño —respondió Verónika con una sonrisa —. En solo unas horas estaremos en nuestra nueva casa. ¿Estás ansiosa chiquita? Sídney asintió con entusiasmo. —¡Sí! Voy a tener una hermosa habitación, ¿verdad? —Por supuesto, linda. Será una habitación tan linda como la que tienes aquí, eh —susurró, abrazando a su hija.Una vez que terminaron de empacar, Verónika y Sídney se subieron al auto con las últimas pertenencias y se dirigieron a su nuevo hogar. La casa estaba ubicada en una tranquila zona residencial, rodeada de árbole
Asthon se presentó al próximo día y le entregó un sobre.—Sé que aún no lo lees, no tienes el valor de abrir el correo. A ver si así te animas —expresó. Sin embargo, ese día tampoco pudo hacerlo. Y otra mañana llegó de volada.Sebastian regresó a su despacho al día siguiente después de haber desayunado con Verónika y la pequeña Sídney. Aunque había tratado de mantener la calma, su mente se llenaba de preguntas e incertidumbre. Ya no podía aplazar más el momento de enfrentar la verdad, así que decidió abrir los resultados de la prueba de ADN.Con manos temblorosas, tomó el sobre que contenía los resultados y lo deslizó con precaución. Su corazón latía desbocado y su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. Se sentó en su escritorio, tratando de enfocarse en el papel que tenía en sus manos. Tragó saliva y respiró hondo antes de leer las palabras que revelarían la verdad que tanto había anhelado y temido al mismo tiempo.A medida que sus ojos recorrían las líneas escritas e
Semanas después...Cada día que pasaba sin decir nada, Sebastian sentía cómo la carga de su secreto se volvía más pesada. La relación con Verónika era hermosa, pero ahora sentía que ocultarle aquello podría poner en peligro su relación. Temía que si revelaba la verdad, ella lo rechazara y se separaran para siempre.La miró, ella preparaba el desayuno. Sídney estaba allí.—Hola papá, mamá me está preparando mi desayuno favorito —celebró en su lugar —. ¿También tienes hambre? Sebastian conectó con su esposa, luego de besar la frente de la niña. —Un poco, ¿la llevará Lali a las terapias? —averiguó mirando a la mujer. —Sí, en media hora estará aquí. ¿Todo en orden? —Sí, tengo solo un poco de apetito, pero quedé en ver a Asthon en quince minutos, ya voy tarde. "Verónika, hay algo que necesito contarte. He estado ocultándote algo muy importante y no puedo seguir cargando con esa verdad solo". Pensó. Ella lo observó con curiosidad y preocupación. —¿Algo malo ocurrió? —No, no es nada
Mientras el sonido del despertador invadía la habitación de Vanessa, ella se removió inquieta en su cama. El reloj marcaba las diez de la mañana y su estómago gruñía de hambre. Se estiró perezosamente y bostezó antes de levantarse y dirigirse a la cocina. Vanessa se preparó un desayuno rápido y se sentó a disfrutarlo en la mesa del comedor. Sin embargo, un pensamiento la invadió de repente: ¿Por qué no ir a la cafetería del centro y probar ese famoso café de especialidad que todos comentaban? Se preparó y salió de casa. El camino hacia el centro era tranquilo, con el sol brillando en el cielo despejado. No tenía pinta de que llovería. Al llegar a la cafetería, el ambiente era bullicioso y lleno de movimiento. Se acercó al mostrador y pidió su café. —Sí, por favor. Muchas gracias. —De acuerdo, espere por aquella zona —indicó la mujer. Al rato, sentada en una esquina del café, Vanessa se sumergió en su lectura mientras degustaba el café humeante. El tiempo pasaba rápidamente y se
El miedo se apoderó de Vanessa al presenciar la caída de Verónika. Sin saber qué hacer, se arrodilló como pudo a su lado, tratando de despertarla.—¡Verónika! ¡Verónika! ¡Despierta! —gritó con angustia mientras las lágrimas volvían a brotar en sus ojos.Sebastian, lleno de inquietud, se acercó rápidamente a ellas. Su semblante reflejaba de todo un poco, pero dominaba la estupefacción y temor.—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó, sin poder ocultar su alarma al ver la sangre en el suelo.—No lo sé, ella se desmayó repentinamente y comenzó a sangrar —Vanessa apenas podía hablar, con la voz entrecortada por la angustia—. Necesitamos llevarla al hospital de inmediato.Sin perder un segundo, Sebastian levantó a Verónika en sus brazos, mientras Vanessa corrió detrás de ellos para abrir la puerta. El tiempo parecía haberse detenido mientras corría el tic tac en su cabeza. Al llegar al hospital, un equipo de médicos y enfermeras se apresuró a atender a Verónika. Vanessa, paralizada por el miedo y