Sebastian estaba sentado su silla giratoria en la oficina, revisando algunos documentos importantes cuando escuchó un suave golpe en la puerta. Levantó la mirada y vio a Maritza, con su característica sonrisa en el rostro.—Sebastian, tengo buenas noticias. ¡Tony Cruise ya ha llegado! ¿no es a quien estabas esperando? —expresó Maritza.—Sí, lo es. Sebastian se puso de pie de inmediato y se acercó a la puerta para recibir a su nuevo socio comercial. Tony Cruise era un reconocido inversionista y empresario, con una gran influencia en el mundo de los negocios. Había estado negociando un tiempo atrás un acuerdo que podría ser bueno, y ahora finalmente estaba a punto de concretarse. Si bien es cierto que estaba dudoso al principio, al final llegó a la conclusión de que era lo mejor. —Maritza, gracias por avisarme. ¿Has preparado la sala de reuniones? Debemos asegurarnos de que Tony se sienta bienvenido e impresionado —emitió Sebastian —. Ya sabes cómo es él. Maritza asintió animadament
—Me ha terminado la llamada, ella nunca cambia —soltó a solas, casi llena de enojo. Expiró sobre la colcha, antes de ir por un baño. Ya no pensaría en ello. ***Mientras Verónika continuaba peinando a Sídney, su mente se enredaba en pensamientos acerca de la reciente llamada telefónica que había recibido. Sabía que no debería dejar que eso la afectara tanto, pero no podía evitar sentirse profundamente herida por la negación y la frialdad de esa mujer, que pese a darle la vida, muchas veces parecía una desconocida. ¿Cómo era posible que alguien que había sido la razón de su existencia pudiera tratarla de forma tan desamorada? El corazón de Verónika no lo podía comprender. En ocasiones, Verónika se cuestionaba si verdaderamente era su hija. Existían momentos en los que parecía inconcebible que compartieran algún vínculo sanguíneo. La forma en que aquella mujer la rechazaba y la trataba con indiferencia hacía que dudara de su relación biológica. ¿Cómo podía ser que alguien tan cercano
Él seguía vagando por sus pensamientos.«—Verónika necesito hablar contigo sobre algo importante —se imaginó diciendo Sebastian, tomando la mano de Verónika y llevándola a un banco cercano.Verónika frunció el ceño, preocupada por la seriedad en la expresión de su esposo. —¿Qué pasa, Sebas? ¿Por qué estás tan callado y preocupado?Sebastian respiró hondo antes de responder, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Verónika, he estado pensando mucho en el padre biológico de Sídney. Me resulta difícil aceptar que haya existido una relación entre tú y Adam.La sorpresa se reflejó en el rostro de Verónika mientras intentaba entender las preocupaciones de Sebastian. —Sebas, eso sucedió antes de que nos conociéramos, cuando Adam aún estaba vivo. Yo era una persona completamente diferente en ese entonces. Además, Sídney es nuestra hija y eso es lo único que importa.Sebastian asintió lentamente, intentando procesar las palabras de Verónika. Sabía que tenía razón, pero no podía evita
Verónika estaba sentada en una silla junto a la cama de su hija Sídney. Aunque Verónika estaba agradecida de que su hija estuviera viva y en camino hacia una recuperación completa, extrañaba tenerla en casa. El médico entró a la habitación con una gran sonrisa en su rostro. Era un hombre amable y cálido, y había estado cuidando de Sídney desde el día del accidente. La pequeña estaba sentada en la cama, con sus muletas al lado. Su rostro se iluminó al ver al doctor y a su madre, sin embargo, también mostraba una pizca de preocupación.—Buenos días, Verónika —saludó el especialista —. Hoy tengo una maravillosa noticia para Sídney. Después de una evaluación exhaustiva y ver su progreso, creemos que puede ir a casa. Verónika casi no podía creer lo que estaba escuchando. Una miríada de emociones pasaron por su mente en ese momento. Alegría, alivio y un poco de preocupación por los cuidados adicionales que tendría que brindarle a su hija en casa.—¡Oh, doctor, eso es increíble! Estoy tan
Mientras caminaba hacia casa, Vanessa seguía sintiendo una alegría fuerte. Su bebé era una niña, y pronto podría compartir ese amor incondicional con su pequeña hija. Sabía que estaba en el camino correcto y que haría todo lo posible para brindarle una vida llena de amor y felicidad, sin importar lo que él patán de Arthur intentara hacer otra vez. Como si lo hubiera llamado de forma telepática, ella salió de la clínica prenatal y vio a Arthur parado cerca de su auto, esperándola. La emoción que había sentido momentos antes desapareció al instante al recordar el verdadero motivo detrás de su embarazo. Arthur que solo la había utilizado como un medio para obtener la herencia de su familia, estaba allí. Sintió mucha ira desde su interior, solo quería correr lejos y desaparecer, pero él la estaba mirando con ojos poderosos. Suspirando, Vanessa se acercó a él, tratando de ocultar sus emociones. Arthur la miró con una sonrisa falsa en el rostro —¡Qué bien que todo esté yendo bien con e
—Asthon... ¿en serio lo has obtenido? Todavía seguía sorprendido de que eso fuera cierto, no podría creer que había más pruebas contundentes, cada vez que avanzaba un poco más había una parte de él que ya no quería seguir indagando, pero no podía dejar nada a medias, porque también quería descubrir si lo que sospechaba era cierto. Así que de ese modo continuaba atrapado, entre la espada y la pared. —Sí, hay videos de aquella noche. No fue fácil, pero se la logrado comprobar que Adam y Verónika estuvieron en el mismo lugar, a la misma hora, aquel día —señaló dejándolo congelado. Era tan extraño como sus destinos se habían juntado, si no hubiera conocido a Verónika, ni sabría de aquella aventura, de aquel resultado. —Mi hermano... ¿se encuentra en dicho vídeo? —cuestionó varado en aquella incertidumbre que todos los hechos le producían. Expiró. —Sí, puedo mostrarlos si traes alguna portátil —aseguró elevando un pendrive. Pero el hombre se quedó en silencio tratando de procesar l
Asthon fue a su piso lleno de preocupación al llegar marcó rápidamente el número de emergencias y explicó la situación con voz temblorosa. Mientras esperaba la llegada de la ayuda médica, su mente se inundó de pensamientos negativos y temores sobre su salud.—Sebastian, por favor, quédate conmigo, ya llegará la ayuda —aseguró sin dejar de mirarlo. Pasaron unos eternos minutos hasta que finalmente una ambulancia llegó a su piso. Los paramédicos entraron apresuradamente y evaluaron a Sebastian, quien se encontraba pálido y sudoroso. Después de realizarle algunas pruebas preliminares, decidieron trasladarlo de inmediato al hospital para un diagnóstico más completo.En el camino hacia el hospital, Sebastian se aferraba al asiento de la ambulancia, sintiendo cómo cada latido de su corazón aumentaba su angustia. La incertidumbre y el miedo se apoderaban de él mientras imaginaba los peores escenarios posibles.Al llegar al hospital, fue recibido por un equipo médico que lo llevó rápidamente
Sebastian caminaba con paso lento y tembloroso hacia la casa de su madre. Los últimos meses habían sido difíciles para ambos, ya que Regina se encontraba en la etapa final de una enfermedad terminal. El tiempo estaba agotándose rápidamente, y Sebastian quería aprovechar cada instante que le quedaba junto a ella.Mientras se acercaba a la puerta, el corazón de Sebastian latía con fuerza. Sabía que la visita no sería fácil, pero también sabía que era importante estar allí para ella.Al entrar en la casa, el ambiente era tranquilo y sereno. Sebastian caminó hacia la habitación de su madre, donde la encontró en su cama, rodeada de fotos y recuerdos de su vida.Regina sonrió débilmente al ver a su hijo y le extendió la mano. Sebastian tomó la mano de su madre con ternura y se sentó junto a ella en silencio. No había necesidad de decir palabras, ya que el amor entre ellos era más fuerte que cualquier conversación.Después de unos minutos, Regina suspiró y habló en voz baja—Sebastian, sé qu