El corazón de Noah hizo un latido tan fuerte, que sintió que en cualquier momento se le iba a salir por la garganta. Si había escuchado, Liam acababa de decirle, que, la niñera de su precioso hijo, fue su novia. ¿O sea, que Elizabeth había tenido otro novio y él lo contrató? Liam era una persona muy talentosa por donde se viera. Por eso es que la niñera le dijo que ser Noah era malo. Por supuesto, Elizabeth prefería a los rubios. Todo tenía sentido ahora. —¿Tu novia? Vaya, pero qué malos gustos tiene Elizabeth —Liam alzó una ceja, ante la respuesta de su jefe. —Nos separamos por nuestras profesiones, no por falta de amor. Ahora que la he encontrado otra vez... Oh, no es necesario que le cuente eso, señor —Noah sonrió, ante la soberbia de su empleado. ¿No se separaron por falta de amor? ¿Quería conquistar a su empleada y en su propia casa? —Tienes que hacer tu trabajo. No puedes dejar a Damian solo. No me gustan los errores y tampoco las distracciones. Donovan, te tengo alta esti
El cerebro de Elizabeth entendió con rapidez lo que quería Noah. En ese preciso momento se dió cuenta de que su amabilidad tenía un precio. Noah no la estaba ayudando por ser un buen samaritano o la quisiera, Noah la estaba ayudando porque quería engañar a su padre.Ella sabía que también le estaba mintiendo, pero darse cuenta de que si había una intención oculta hacia ella, la hizo sentir mal.¿Qué se supone que esperaba Elizabeth? Noah no era más que un millonario que estaba jugando a encantar a la niñera para obtener lo que quería.—¿Elizabeth, todo bien? —le preguntó Ethan, mientras esperaban a Damian.Ya habían pasado cuatro días desde la proposición de Noah y sí, ella había aceptado, pero igual sentía el corazón pesado. La diferencia entre su inexpresivo jefe y ella, es que, lamentablemente, ya estaba sintiendo cosas que no debía.A Elizabeth le estaba empezando a gustar su jefe.—Solo estoy preocupada por el evento en la galería mañana —respondió desganada.—Bueno, era nuestro
Noah estaba en el hospital viendo cómo trataba de controlar todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Se había arrepentido durante todo el trayecto de haber dejado solo a su hijo. Confió, después de tantos años, que podía dejar el pasado atrás y superar el accidente de Aurora.Obviamente, él no la amaba, pero murió ese día de una manera trágica. Ver a su pequeño Damian, con los ojos cerrados y sin nadie a su lado, le destrozó la vida. Noah pensó que su hijo pudo haber estado asustado mientras ocurría el accidente, pero fue mucho después, que pensó en los demás.Había olvidado a Elizabeth, Ethan y al mismo Liam. No los olvidó con intención, pero no podía hacer nada. Su hijo siempre sería su primer pensamiento. Sin él, la vida no tendría sentido. Por eso no podía creer que Sebastian lo engañara...—Señor, pero creo que me ha malentendido. Yo si dije que habían muerto todos, pero me refería a los paparazzi —Noah no dejaba de ver a Damian, que estaba en una camilla, siendo atendido por
Ninguno volvió a tocar el tema y regresaron a la mansión. Noah usó durante todo el camino a casa unas gafas de sol y una mascarilla para esconder que había soltado unas cuantas lágrimas en el hombro de Elizabeth. No se arrepintió de nada, pero sentía vergüenza de haber llorado frente a otra persona.Sebastian había llamado a otros guardaespaldas para que ayudaran con Ethan y Liam. Nadie podían quedarse fuera del radar de Noah y con lo que había sucedido hoy, la paranoia de su jefe, regresó.—Volveré a casa. Por favor, cualquier cosa me llaman —le dijo a la señora Gabriella, cuando estaban en medio de la mansión.Ella no pudo decir nada en el auto porque iba a regresar con los chicos y más que todo porque la actitud de Noah no la dejó.—¿Cómo que te vas? —interrumpió el castaño, sacándose las gafas y la mascarilla.Ella tragó grueso, pero quería ir a descansar. No importaba si tenía pesadillas, solo quería irse a dormir para aliviar el dolor en su cuerpo.—Nos dieron reposo y mañana es
Elizabeth tomó un baño como pudo y se preparó un té verde con limón. Normalmente se usaba para bajar de peso, pero ella lo utilizaba para relajarse y no era que lo bebía todos los días. Tomó las medicinas que le había recetado la doctora y miró por un rato el ventanal del departamento de su jefe antes de irse a dormir.Su cuerpo dolía, al igual que su pecho. Tenía un sentimiento de pesadez, pero supuso que era por lo que había sucedido con Damian en la tarde.—Quiero no sentir y dejar de tener miedo. Él no soy yo... —susurró para ella misma.Tenía moretones en varias partes de su cuerpo y el yeso de su brazo le estaba picando. Miró la puesta de sol y decidió irse a dormir al empezar a sentirse soñolienta.Por otro lado, Noah observaba por las cámaras de seguridad de su departamento, lo que hacía Elizabeth en la sala. Su cabello húmedo le causó intriga y lo hizo sonreír porque quería saber que se sentía tocarlo así.Quería olerla recién bañada y se lamentó profundamente, al darse cuent
Para Noah era costumbre ver dormir a su hijo, pero él nunca lograba conciliar el sueño junto a él. Ese sábado por la mañana se había sorprendido de realmente haberse dormido. Normalmente era una siesta y luego se iba a su habitación, pero nunca dormía profundamente.La conversación con Elizabeth le había parecido la más interesante del mundo. Era una mujer divertida y agradable. La vio moverse del sofá a la habitación principal, pero no la siguió con la cámara hasta que se dio cuenta de que ella ya no estaba hablando. Esa pequeña rubia era diminuta en su enorme cama y le pareció un chiste, porque ella dormía muy cómoda, mientras Aurora esa cama le pareció pequeña y fea.Como el agua y el aceite...Elizabeth había dormido muy bien después de hablar con Noah toda la noche. Su cuerpo esa mañana dolió tanto, que sentía como si un tractor le pasó por encima muchas veces. Sus huesos dolían, todo su ser dolía y podía decir que hasta su cabello sentía dolor. Ella había puesto el despertador p
Aunque hace más de un mes uno de sus amigos lo había invitado a su museo, nunca leyó la tarjeta lo suficiente. Solo supo que era un evento elegante y que debía ir acompañado. Pero a Noah se le pasó por alto, que era la restauración de un museo y lo habían convertido en galería de arte. Él solo creyó que era una galería nueva. De igual manera, su amigo cada mes hacía una locura nueva con algún lugar abandonado.—Es bueno verte de nuevo, O'Brien —lo saludó su mejor amigo.—Sé que no me esperabas. Para que después no digas que no te quiero y te mantengo en el olvido, Carter —bromeó, dándole un abrazo.Ian era uno de los empresarios más cotizados en varias partes de Europa. Tenía dos años de haberse convertido en CEO de todas las galerías y museos importantes de su familia. Había renovado los más viejos y los convirtió en un éxito total.—No me hagas quedar como si fuera una llorica. Los chicos están por aquí, vamos —antes de poder llevarlo con sus amigos, Noah lo detiene.—Ian, ella es E
Como pudo se levantó del suelo y limpió su trasero. Suspiró y guardó en lo más profundo de su ser las ganas de llorar y regresó al baño.Otra vez había sido humillada y no pudo defenderse lo suficiente. Todos creían tener el derecho de tratarla mal por algo que no había hecho. Lamentó nuevamente haber estado tanto tiempo con Alexis. Ella lo justificó y siempre encontró lógica para sus reacciones y lo amó muchísimo, pero el desprecio que sentía por él, era más grande que cualquier cosa.—¿Elizabeth? —Gianna la miró con preocupación cuando entró al baño.¿Será que escuchó a Karen? No... Ellas estaban hablando en voz baja. Nadie podía haberlas escuchado aunque quisieran.—Te vi en el suelo. ¿Todo está bien contigo? —se acercó y se sorprendió al ver su mejilla roja.—Fue una equivocación...—¿Quién se equivocó contigo? Debo decirle a Noah...—¡No! —la tomó de su brazo al verla que iba a salir del baño—. Por favor, no le digas nada. Esa persona se confundió y creyó que era...—¿Y se dió cu