Elizabeth, Noah y Damian habían salido los tres al supermercado, ella quería ir a sus sitios favoritos, porque aunque no lo pareciera, le encantaban las ofertas, pero Noah tenía otros planes cuando se trataba de compras.Al departamento no le hacía falta nada. Tenía todo un sin fin de lujos, pero él sabía que tal vez a Elizabeth podría no gustarle. No veía problema en remodelarlo, solo si eran cosas mínimas.—Voy a comprar un tratamiento capilar reconstructivo. Mi cabello está muy maltratado... Esto me parece bien... —comentó, mientras leía las indicaciones de un shampoo de aguacate.—A mí me parecen todos iguales. Yo necesito uno anticaspa y Damian uno de niño. Quedamos olorosos y limpios —Elizabeth se gira a ver el cabello de los dos y negó con la cabeza.—Tan fácil que es ser hombre y lo peor es que se les ve el cabello más saludable que a mí —se quejó, haciendo pucheros.Ella no se dio cuenta de lo que había hecho, pero Noah sí, y le causó mucha ternura esa queja. Damian también e
Elizabeth se había quedado helada, sus ojos estaban abiertos mientras veía y sentía los labios de Noah sobre los de ella. Tardó alrededor de cinco segundos para darse cuenta de que su jefe la estaba besando. Sus labios eran suaves y carnosos, al inicio fue lento y sus caricias en sus mejillas, la fueron relajando poco a poco hasta que ella por fin pudo cerrar los ojos.Noah besaba muy bien y para su desgracia, estaba resultando adictivo.No era la primera vez que la besaban, pero no de esa manera tan delicada y cuidadosa. El corazón de Elizabeth estaba desbocado al igual que el de Noah, pero a diferencia de él, la confusión ya no estaba en su mente.Noah no entendía como y porque la besó, pero estaba necesitado de esos labios que lo estaban provocando. Noah necesitaba callar esa apetitosa boca y no encontró la mejor manera que esa... Un beso.Ambos se dejaron llevar por el momento. Noah tomó la mano de Elizabeth y la llevó a su pecho. Quería que ella sintiera como se estaba sintiendo,
Había pasado un mes desde que Elizabeth entró a trabajar en la mansión de Noah. Ella no volvió a tener contacto con Jessica y no supo si en algún momento salió del hospital. Tenía llamadas y mensajes de su amiga, pero no se arriesgaría a perder nada de lo que tenía ahora.Ella siempre ha trabajado y puede decir que ha sido el peor mes, desde que empezó como niñera. Damian era un niño muy tranquilo y obediente. Como todo pequeño en crecimiento ha tenido sus arrebatos, pero nada que ella no pudiese controlar ni él tolerar. El problema era el padre de su mini jefe. Noah O'Brien se había convertido en la persona más insoportable que ella había podido conocer.Nada de lo que dijera o hiciera, estaba bien. No la dejaba trabajar cerca de Liam y cuando se le quitaban sus locuras de perro rabioso, podían tener una pequeña conversación como adultos, pero sin tocar el tema del beso y mucho menos hablar de sus historias pasadas.Noah, por su parte, no dejaba de estar molesto con la situación entr
El corazón de Noah hizo un latido tan fuerte, que sintió que en cualquier momento se le iba a salir por la garganta. Si había escuchado, Liam acababa de decirle, que, la niñera de su precioso hijo, fue su novia. ¿O sea, que Elizabeth había tenido otro novio y él lo contrató? Liam era una persona muy talentosa por donde se viera. Por eso es que la niñera le dijo que ser Noah era malo. Por supuesto, Elizabeth prefería a los rubios. Todo tenía sentido ahora. —¿Tu novia? Vaya, pero qué malos gustos tiene Elizabeth —Liam alzó una ceja, ante la respuesta de su jefe. —Nos separamos por nuestras profesiones, no por falta de amor. Ahora que la he encontrado otra vez... Oh, no es necesario que le cuente eso, señor —Noah sonrió, ante la soberbia de su empleado. ¿No se separaron por falta de amor? ¿Quería conquistar a su empleada y en su propia casa? —Tienes que hacer tu trabajo. No puedes dejar a Damian solo. No me gustan los errores y tampoco las distracciones. Donovan, te tengo alta esti
El cerebro de Elizabeth entendió con rapidez lo que quería Noah. En ese preciso momento se dió cuenta de que su amabilidad tenía un precio. Noah no la estaba ayudando por ser un buen samaritano o la quisiera, Noah la estaba ayudando porque quería engañar a su padre.Ella sabía que también le estaba mintiendo, pero darse cuenta de que si había una intención oculta hacia ella, la hizo sentir mal.¿Qué se supone que esperaba Elizabeth? Noah no era más que un millonario que estaba jugando a encantar a la niñera para obtener lo que quería.—¿Elizabeth, todo bien? —le preguntó Ethan, mientras esperaban a Damian.Ya habían pasado cuatro días desde la proposición de Noah y sí, ella había aceptado, pero igual sentía el corazón pesado. La diferencia entre su inexpresivo jefe y ella, es que, lamentablemente, ya estaba sintiendo cosas que no debía.A Elizabeth le estaba empezando a gustar su jefe.—Solo estoy preocupada por el evento en la galería mañana —respondió desganada.—Bueno, era nuestro
Noah estaba en el hospital viendo cómo trataba de controlar todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Se había arrepentido durante todo el trayecto de haber dejado solo a su hijo. Confió, después de tantos años, que podía dejar el pasado atrás y superar el accidente de Aurora.Obviamente, él no la amaba, pero murió ese día de una manera trágica. Ver a su pequeño Damian, con los ojos cerrados y sin nadie a su lado, le destrozó la vida. Noah pensó que su hijo pudo haber estado asustado mientras ocurría el accidente, pero fue mucho después, que pensó en los demás.Había olvidado a Elizabeth, Ethan y al mismo Liam. No los olvidó con intención, pero no podía hacer nada. Su hijo siempre sería su primer pensamiento. Sin él, la vida no tendría sentido. Por eso no podía creer que Sebastian lo engañara...—Señor, pero creo que me ha malentendido. Yo si dije que habían muerto todos, pero me refería a los paparazzi —Noah no dejaba de ver a Damian, que estaba en una camilla, siendo atendido por
Ninguno volvió a tocar el tema y regresaron a la mansión. Noah usó durante todo el camino a casa unas gafas de sol y una mascarilla para esconder que había soltado unas cuantas lágrimas en el hombro de Elizabeth. No se arrepintió de nada, pero sentía vergüenza de haber llorado frente a otra persona.Sebastian había llamado a otros guardaespaldas para que ayudaran con Ethan y Liam. Nadie podían quedarse fuera del radar de Noah y con lo que había sucedido hoy, la paranoia de su jefe, regresó.—Volveré a casa. Por favor, cualquier cosa me llaman —le dijo a la señora Gabriella, cuando estaban en medio de la mansión.Ella no pudo decir nada en el auto porque iba a regresar con los chicos y más que todo porque la actitud de Noah no la dejó.—¿Cómo que te vas? —interrumpió el castaño, sacándose las gafas y la mascarilla.Ella tragó grueso, pero quería ir a descansar. No importaba si tenía pesadillas, solo quería irse a dormir para aliviar el dolor en su cuerpo.—Nos dieron reposo y mañana es
Elizabeth tomó un baño como pudo y se preparó un té verde con limón. Normalmente se usaba para bajar de peso, pero ella lo utilizaba para relajarse y no era que lo bebía todos los días. Tomó las medicinas que le había recetado la doctora y miró por un rato el ventanal del departamento de su jefe antes de irse a dormir.Su cuerpo dolía, al igual que su pecho. Tenía un sentimiento de pesadez, pero supuso que era por lo que había sucedido con Damian en la tarde.—Quiero no sentir y dejar de tener miedo. Él no soy yo... —susurró para ella misma.Tenía moretones en varias partes de su cuerpo y el yeso de su brazo le estaba picando. Miró la puesta de sol y decidió irse a dormir al empezar a sentirse soñolienta.Por otro lado, Noah observaba por las cámaras de seguridad de su departamento, lo que hacía Elizabeth en la sala. Su cabello húmedo le causó intriga y lo hizo sonreír porque quería saber que se sentía tocarlo así.Quería olerla recién bañada y se lamentó profundamente, al darse cuent