Cuando desperté noté que había movimiento en la casa. Cuando salí al pasillo podía escuchar que había alguien en la cocina, pero antes de bajar desperté a Clay y ambos nos arreglamos antes de descender las escaleras hacia la cocina. Al entrar me encontré a Colton tecleando en su portátil y a los cocineros moviéndose de un lado a otro aparentemente perturbados por la presencia de su jefe. En cuanto Colton nos vio entrar, cerró su portátil y le sonrió suavemente a Clay. —Buenos días, pequeño —saludó suavemente a su hijo y eso me hizo morderme el labio inferior para no sonreír. Él se dejó caer del taburete y abrazó a su hijo antes de elevarlo y sentarlo en el que estaba junto a él. Yo dejé la mochila de Clay sobre el desayunador y lo rodeé para abrir el refrigerador y sacar un vaso de leche para que se lo tomara. Me agradeció y yo le sonreí antes de mirar en dirección a Colton que ya me miraba a mí. —Buenos días, Vania —y aparentemente la cocinera y las empleadas alrededor escucharo
Había leído cada entrada en la revista y luego me había ido de la cocina sintiendo un nudo en mi garganta. Me recluí en me habitación y todo lo que pude hacer fue tomar el IPad y leer cada apartado en el que saliera la noticia que parecía haberse regado como pólvora. Los malditos medios parecían carroñeros y se aferraban a cualquier noticia que les diera suficientes vistas para llegar a final de semana. Y en esta ocasión me estaban usando a mí. Ciertamente no sabía cómo sentirme con respecto a esto. Colton era millonario, influyente, metido en muchos negocios con hombres que dirigían el mundo gracias a que sostenían la economía. Ciertamente esto era más grande de lo que parecía. Y me cuestioné como se sentiría Colton al respecto. Dios, lo había jodido. Según todo lo que había investigado de él nunca lo habían vuelto a ver con una mujer en el ojo público y anoche, la jodí toda. Pude haberlo llevado a todo restaurante menos pomposo. Aunque la culpa no era del todo mía, bueno, yo in
La cena de anoche fue ciertamente deleitante. Habíamos cenado en el patio, cerca del jardín de rosas y el olor deleitante de las flores, sumando a la brisa fresca de la noche y a la tenue luz del lugar, todo fue mágico. Y el haber visto la sonrisa de Clay en todo momento mientras nos contaba de su día y de sus clases extracurriculares, fue la cereza del pastel. Su padre escuchaba atento y le cuestionaba cosas que no debería, pero Clay parecía encantado de que su padre le preguntara el por qué elegía clases de piano cuando claramente él lo odiaba. Según había entendido Clay lo dejó el primer día en que le dieron clases. Y la respuesta del pequeño me hizo sonreír abiertamente. —Pues porque uno de los dos debe representar a la familia en ese ámbito y claramente tu eres un desastre papá. Y eso solo hizo reír al hombre. No tenía idea de que tocara el piano, pero Clay parecía convencido de que no tocaba tan bien como debería. La noche fue perfecta y esta vez, Clay y yo debatimos nuestro
Clay se había envuelto alrededor de mí como un koala. Ambos estábamos sentados en el sofá y él mantenía sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura. Sabía que se había asustado mucho. Aun cuando Clay era algo rebelde y demasiado inteligente, la violencia no era lo suyo, lo ponía nervioso. Ni siquiera jugaba videojuegos como Call of Duty o alguna de esas cosas. Y las películas que veíamos, aunque tenían cierta violencia de vez en cuando, trataban más de acción que de violencia en sí. Y aunque nunca lo admitiría ya yo había leído ciertos aspectos de su personalidad en base a sus gustos, reacciones y la forma en la que veía muchas cosas. Con ese ceño fruncido tan suyo que dejaba ver lo desagradable que se sentía con ciertas ideas aun sino quería dejar verlo. No había podido ver su rostro mientras sus abuelos estaban aquí, porque lo había mantenido a mis espaldas, pero estaba segura de que en su rostro se pudo ver lo incordiado que estaba. Pasamos así largos
Colton buscó entre los cajones de su lavabo lo que probablemente era una caja de primeros auxilios. Y cuando sacó la pequeña caja blanca con una cruz roja en el centro lo confirmé. Realmente nunca me había gustado estar en contacto con cosas de ese tipo. No me gustaba ir al hospital, no me gustaba el olor a alcohol isopropílico, no me gustaba tener que ser curada, pero en ese momento todo lo que quería era estar un poco más herida para que Colton tuviera que curarme en más partes y así poder sentir el toque de sus dedos extenderse por mi piel. Quise reírme ante el curso que estaban tomando mis pensamientos. Ciertamente nunca habría creído que estaría tan interesada en el toque de un hombre como ahora. Y tal vez eso se debía a que él no me tocaría ni con un palo si habláramos en un sentido sentimental. Cuando él colocó todo lo que necesitaría usar a un lado de mi cuerpo, levanté el rostro y lo miré directamente. Él lentamente colocó sus manos en mis rodillas y las hizo abrirse despac
Clay había pedido macarrones con queso para comer y si me preguntaban, debía admitir que estaban por demás deliciosos con el queso derretido deshilachándose cada vez que tomaba un bocado. —¿Segura que no necesita nada, señora Vania? —fruncí el ceño ante la forma en la que Diana siempre me llamaba, pero al menos por esta vez decidí dejarlo pasar. Aparentemente a ellos también se le habían pegado las ideas de Clay de que era solo una invitaba más y no una empleada como ellos. —Estoy bien, lo prometo. La verdad el golpe fue más fuerte por el anillo de la señora, pero está todo bien. Para este momento Colton ya había soltado mi mano. Pero para todos fue un hecho que él entró sosteniéndose de ella. Incluso Clay lo notó y me cuestioné a qué se debía esa sonrisa que apareció en sus labios cuando lo notó. Él estaba al otro lado de su padre y fue el único que habló tras habernos enfocado en la comida para acabar con ella. —¿Te vas a quedar? —le cuestionó suavemente y Colton dirigió su mir
Clay estaba entre su padre y yo mientras mirábamos la pantalla. Eran a penas las seis de la tarde, pero era mejor ver la película ahora para estar listos cuando Clay necesitara ir a dormir. Estaba emocionada por la película, había estado esperándola durante mucho tiempo y cuando vi que saldría esta semana tuve que hacer que Clay leyera el libro antes de que la viéramos. Había ansiado tanto poder sentarme frente a esta pantalla y ver como le daban vida a los personajes que habían sido imaginados en mi cabeza. Y ahora que estaba frente a ella había determinado en que tenía que verla nuevamente, porque ciertamente mi atención estaba más que desviada. Pues, aunque Clay estaba entre Colton y yo, él había extendido su brazo sobre el asiendo de Clay que estaba recostado en dirección hacia él y adivinen, su mano estaba detrás de mi cabeza sobre mi asiento y sus dedos jugueteaban con el cabello de mi nuca enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Pasamos toda la película así y de vez en cu
Aquella noche en la que Colton y yo nos sentamos en la orilla de la piscina y hablamos a cerca de nuestras vidas, algo pasó, algo que nunca me había pasado con nadie y fue la conexión emocional más allá de lo carnal. Sí, él horas antes había hecho que mi cuerpo entrara en combustión instantánea al posar sus labios sobre los míos, hizo que cada neurona de mi cabeza se deshiciera con solo un toque y una mirada profunda. Pero cuando sus manos estuvieron fuera de mi cuerpo, sus ojos mirando el cielo estrellado libre de contaminación lumínica y con los pies metidos en el agua mientras unos pantalones más cortos cubrían su parte inferior, fue simplemente único. Porque me conecté con él mas allá de lo físico y nunca creí que algo como eso fuera posible. Él había colocado una canción en repetición y parecía haberla descubierto no hacía mucho tiempo, pero de igual forma sus letras nos envolvían como un manto mientras hablábamos de cualquier cosa y reíamos suavemente ante las tantas anécdotas