Al llegar al restaurante no pude evitar deleitarme con las vistas. Era simplemente el lugar, lleno de luces en toda la estructura clásica que podía albergar a más de cien personas dentro. Pero que nunca sobrepasaría esa cantidad solo por mantener la exclusividad del lugar. Obtener una mesa no había sido difícil para Liliana cuando había sido pedida a nombre de Colton Clinton, el multimillonario más mencionado en toda la puta ciudad y no solo por su trágica historia, sino también por su influencia en este mundo y sobre todo, por haber escapado de la ruina cuando la mayoría de las empresas cayeron a causa de una crisis económica. Cuando leí a cerca de ello fue simplemente fascinante la forma en la que logró salvar todo su imperio, pero igualmente triste al leer que no había podido salvar su matrimonio ya que la mujer que tanto había querido solo quería su dinero y se había marchado cuando el barco comenzó a hundirse. El chofer ayudó a bajar a Clay y Clay ofreció su mano para ayudarme
La cena transcurrió tranquila y aunque al principio se había sentido hostil por el confrontamiento del señor Clinton, al final terminamos enfrascándonos en conversaciones en las que Clay se incluía rápidamente, aunque no giraran en torno a él. Varias veces noté que se impresionaba con las cosas que salían de la boca de su hijo lo que me dejó saber que no siempre tenían estas conversaciones tan larga en dónde el pequeño pudiera fluir en torno a sus conocimientos. Varias veces la conversación se inclinó hacia los libros y el como yo era una digna adversaria para Clay ya que tragaba libros con demasiada facilidad. Traga libros me dijo el señor Clinton y recuerdo que mis mejillas se sonrojaron ante la sonrisa que vislumbré en sus labios. El señor Clinton era encantador cuando quería, aunque no era algo que dudaba considerando que la mayor parte del éxito en un buen negocio era crear lazos con las personas con las que negociabas, las palabras hacían eso cuando te reunías con algún poten
Cuando desperté noté que había movimiento en la casa. Cuando salí al pasillo podía escuchar que había alguien en la cocina, pero antes de bajar desperté a Clay y ambos nos arreglamos antes de descender las escaleras hacia la cocina. Al entrar me encontré a Colton tecleando en su portátil y a los cocineros moviéndose de un lado a otro aparentemente perturbados por la presencia de su jefe. En cuanto Colton nos vio entrar, cerró su portátil y le sonrió suavemente a Clay. —Buenos días, pequeño —saludó suavemente a su hijo y eso me hizo morderme el labio inferior para no sonreír. Él se dejó caer del taburete y abrazó a su hijo antes de elevarlo y sentarlo en el que estaba junto a él. Yo dejé la mochila de Clay sobre el desayunador y lo rodeé para abrir el refrigerador y sacar un vaso de leche para que se lo tomara. Me agradeció y yo le sonreí antes de mirar en dirección a Colton que ya me miraba a mí. —Buenos días, Vania —y aparentemente la cocinera y las empleadas alrededor escucharo
Había leído cada entrada en la revista y luego me había ido de la cocina sintiendo un nudo en mi garganta. Me recluí en me habitación y todo lo que pude hacer fue tomar el IPad y leer cada apartado en el que saliera la noticia que parecía haberse regado como pólvora. Los malditos medios parecían carroñeros y se aferraban a cualquier noticia que les diera suficientes vistas para llegar a final de semana. Y en esta ocasión me estaban usando a mí. Ciertamente no sabía cómo sentirme con respecto a esto. Colton era millonario, influyente, metido en muchos negocios con hombres que dirigían el mundo gracias a que sostenían la economía. Ciertamente esto era más grande de lo que parecía. Y me cuestioné como se sentiría Colton al respecto. Dios, lo había jodido. Según todo lo que había investigado de él nunca lo habían vuelto a ver con una mujer en el ojo público y anoche, la jodí toda. Pude haberlo llevado a todo restaurante menos pomposo. Aunque la culpa no era del todo mía, bueno, yo in
La cena de anoche fue ciertamente deleitante. Habíamos cenado en el patio, cerca del jardín de rosas y el olor deleitante de las flores, sumando a la brisa fresca de la noche y a la tenue luz del lugar, todo fue mágico. Y el haber visto la sonrisa de Clay en todo momento mientras nos contaba de su día y de sus clases extracurriculares, fue la cereza del pastel. Su padre escuchaba atento y le cuestionaba cosas que no debería, pero Clay parecía encantado de que su padre le preguntara el por qué elegía clases de piano cuando claramente él lo odiaba. Según había entendido Clay lo dejó el primer día en que le dieron clases. Y la respuesta del pequeño me hizo sonreír abiertamente. —Pues porque uno de los dos debe representar a la familia en ese ámbito y claramente tu eres un desastre papá. Y eso solo hizo reír al hombre. No tenía idea de que tocara el piano, pero Clay parecía convencido de que no tocaba tan bien como debería. La noche fue perfecta y esta vez, Clay y yo debatimos nuestro
Clay se había envuelto alrededor de mí como un koala. Ambos estábamos sentados en el sofá y él mantenía sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura. Sabía que se había asustado mucho. Aun cuando Clay era algo rebelde y demasiado inteligente, la violencia no era lo suyo, lo ponía nervioso. Ni siquiera jugaba videojuegos como Call of Duty o alguna de esas cosas. Y las películas que veíamos, aunque tenían cierta violencia de vez en cuando, trataban más de acción que de violencia en sí. Y aunque nunca lo admitiría ya yo había leído ciertos aspectos de su personalidad en base a sus gustos, reacciones y la forma en la que veía muchas cosas. Con ese ceño fruncido tan suyo que dejaba ver lo desagradable que se sentía con ciertas ideas aun sino quería dejar verlo. No había podido ver su rostro mientras sus abuelos estaban aquí, porque lo había mantenido a mis espaldas, pero estaba segura de que en su rostro se pudo ver lo incordiado que estaba. Pasamos así largos
Colton buscó entre los cajones de su lavabo lo que probablemente era una caja de primeros auxilios. Y cuando sacó la pequeña caja blanca con una cruz roja en el centro lo confirmé. Realmente nunca me había gustado estar en contacto con cosas de ese tipo. No me gustaba ir al hospital, no me gustaba el olor a alcohol isopropílico, no me gustaba tener que ser curada, pero en ese momento todo lo que quería era estar un poco más herida para que Colton tuviera que curarme en más partes y así poder sentir el toque de sus dedos extenderse por mi piel. Quise reírme ante el curso que estaban tomando mis pensamientos. Ciertamente nunca habría creído que estaría tan interesada en el toque de un hombre como ahora. Y tal vez eso se debía a que él no me tocaría ni con un palo si habláramos en un sentido sentimental. Cuando él colocó todo lo que necesitaría usar a un lado de mi cuerpo, levanté el rostro y lo miré directamente. Él lentamente colocó sus manos en mis rodillas y las hizo abrirse despac
Clay había pedido macarrones con queso para comer y si me preguntaban, debía admitir que estaban por demás deliciosos con el queso derretido deshilachándose cada vez que tomaba un bocado. —¿Segura que no necesita nada, señora Vania? —fruncí el ceño ante la forma en la que Diana siempre me llamaba, pero al menos por esta vez decidí dejarlo pasar. Aparentemente a ellos también se le habían pegado las ideas de Clay de que era solo una invitaba más y no una empleada como ellos. —Estoy bien, lo prometo. La verdad el golpe fue más fuerte por el anillo de la señora, pero está todo bien. Para este momento Colton ya había soltado mi mano. Pero para todos fue un hecho que él entró sosteniéndose de ella. Incluso Clay lo notó y me cuestioné a qué se debía esa sonrisa que apareció en sus labios cuando lo notó. Él estaba al otro lado de su padre y fue el único que habló tras habernos enfocado en la comida para acabar con ella. —¿Te vas a quedar? —le cuestionó suavemente y Colton dirigió su mir