Capítulo 55 —El civilNarrador:El día de la boda civil llegó más rápido de lo que Aylin hubiera querido.El pueblo estaba en un murmullo constante desde que la noticia se esparció. La historia oficial era clara: Roman Adler había viajado hasta allí para recuperar a su amada, y ahora, finalmente, se casarían.Aylin miró su reflejo en el pequeño espejo de la casa. No había vestido de novia, no había un ambiente de cuento de hadas. Solo un vestido sencillo, blanco y recto, con un escote sutil y mangas cortas. Se veía… normal.Su abuela entró en la habitación y sonrió con emoción.—Estás hermosa, mi niña.Aylin tragó el nudo en su garganta y sonrió levemente.—Gracias, abuela.—¿Nerviosa?Asintió sin poder evitarlo.—Un poco.Su abuela le tomó las manos.—Roman parece un buen hombre. Sé que las cosas fueron difíciles, pero si él te ama tanto como dice… estarás bien.Aylin sintió un escalofrío. Si tan solo supiera la verdad. Un golpe en la puerta la hizo girarse. Era su hermano, con un tr
Capítulo 56 —La noche de bodasNarrador:La puerta se cierra detrás de ellos y la atmósfera cambia. Hay un silencio cargado, de esos que anuncian lo inevitable. Roman la mira como si quisiera devorarla entera. No hay prisa en su expresión, pero sí una determinación oscura, intensa.Aylin, aún con el vestido de novia puesto, siente su piel arder sin que él siquiera la toque. Sabe lo que viene, lo que significa, lo que está a punto de hacer. Y, sin embargo, no se mueve. No retrocede. Lo espera.Roman da un paso adelante, acortando la distancia entre ellos. Con una mano, le toma la barbilla, inclinando su rostro hacia arriba. Con la otra, rodea su cintura y la atrae contra él.—Voy a quitarle este vestido, señora Adler. Despacio. Muy, muy despacio.Su voz es un murmullo grave, un roce de fuego líquido en su piel. Aylin siente un escalofrío recorrerle la espalda. Y entonces la besa, lento, deliberado.Un beso que no es como los de antes, porque este lo saborea, lo explora, lo alarga como
Capítulo 57 —La treguaNarrador:Aylin aún jadeaba, aún sentía los espasmos del placer recorrerle cada célula, pero cuando Roman la miró con esos ojos oscuros, llenos de posesión y deseo, algo dentro de ella se encendió. No iba a dejarlo ganar.Su piel aún ardía, sus piernas temblaban, pero su orgullo era más fuerte.Con un movimiento inesperado, lo empujó hasta hacerlo caer de espaldas sobre la cama. Roman arqueó una ceja, sorprendido por su reacción, pero no se resistió.—¿Qué haces? —preguntó con una sonrisa peligrosa, desafiándola.Aylin se acomodó sobre él, con las rodillas a cada lado de su cintura, la respiración aún errática pero sus manos ya recorriéndolo con descaro.—Demostrándote que no tienes todo el control, Adler.Las palabras fueron un susurro, pero antes de que él pudiera responder, Aylin bajó la cabeza y atrapó su boca con un beso salvaje.Fue distinto a los anteriores. Más feroz. Más hambriento.Sus lenguas se encontraron en un choque de pura lujuria, sin dulzura, s
Capítulo 58 —ReglasNarrador:Aylin apenas recuperaba el aliento cuando sintió la mano de Roman recorrer su espalda con una lentitud que le erizó la piel. No era una caricia tierna, ni dulce. Era posesiva. Como si aún no quisiera soltarla del todo.—Mier*da… —murmuró él, con la voz rasposa, enterrando el rostro en su cuello—. Sabía que te deseaba, pero nunca imaginé que me harías sentir así.Aylin abrió los ojos lentamente, todavía con los latidos retumbándole en los oídos.—¿Así cómo? —preguntó con la voz áspera, sujeta por el cansancio.Roman sonrió contra su piel.—Así de jodidamente al borde. —Le deslizó los dedos por el muslo, donde aún había marcas de su agarre—. Así de perdido.Aylin sintió su piel arder.—¿Y eso es bueno o malo?Roman se apoyó en un codo, inclinándose sobre ella, con el cabello revuelto y la mirada oscura, clavada en sus labios.—Depende. —Recorrió con los nudillos su mandíbula—. Si fuera cualquier otra, la habría follado y olvidado. Pero tú…Aylin lo miró con
Capítulo 59 —¿Qué fue eso?Narrador:Roman le dio un pellizco en una de sus nalgas.—Tienes un cu*lito hermoso, suave, bien formado, muy tentador, no sé como voy a hacer para resistirme y no mordertelo a cada rato.Aylin le dio un empujón en el pecho, haciéndolo reír.—¡Ponte serio, Roman!—Lo estoy. —Se cruzó de brazos, fingiendo que lo meditaba—. Aunque, ahora que lo pienso, si no quieres que nadie sospeche, creo que hay un problema con tu plan.—¿Cuál?Roman esbozó una media sonrisa letal.—Eres mi esposa. Estamos recién casados. Jóvenes. ¿Cómo crees que se ve que durmamos en cuartos separados?Aylin parpadeó.—No tenemos que…—Vamos, Aylin, sé lógica. —Se incorporó, acercándose más a ella—. Todo el mundo nos ve como una pareja que se ama tanto que atravesó el mundo para casarse. Lo natural sería que no pudiéramos despegarnos ni un segundo.Aylin sintió un escalofrío treparle por la espalda.—Eso no significa que…—Oh, sí que lo significa. —Roman deslizó los dedos por su antebrazo,
Capítulo 60 —PerfumesNarrador:La luz matinal se filtraba entre las cortinas, bañando la habitación con un resplandor suave, cálido. Roman parpadeó un par de veces antes de enfocarse en la realidad.Y la realidad era que tenía el cuerpo de Aylin prácticamente encima.Su pierna estaba enredada con la suya. Su brazo descansaba sobre su pecho. Su aliento cálido acariciaba su clavícula con cada respiración tranquila. Roman se tensó.—Mie*rda. —La última vez que despertó así con una mujer fue… Nunca. Suspiró, deslizando una mano por su rostro y acomodándose para alejarla con cuidado. Aylin gruñó entre sueños y se aferró más a él. Roman soltó una risa seca. —Por supuesto —murmuró.No tenía paciencia para esto. No después de la noche anterior.Así que simplemente deslizó sus manos sobre su cintura y la apartó sin más contemplaciones.Aylin gruñó otra vez, se removió y, aún medio dormida, masculló con voz pastosa:—Déjame dormir…Roman rodó los ojos.—Si no te quito de encima, voy a follarte
Capítulo 61 —La señora del InframundoNarrador:Dominic la llevó hasta la casa de su abuela, manejando en silencio, hasta que, finalmente, rompió el mutismo cuando estaban cerca.—Señora Adler, llegamos.Aylin parpadeó. Su estómago se revolvió con incomodidad.—No me llames así.Dominic arqueó una ceja, deteniéndose frente a la casa.—¿Perdón?Aylin soltó un suspiro, girando la cabeza hacia él.—Sabes la verdad. No hay necesidad de formalidades conmigo. Llámame como siempre. —Dominic la observó por un instante, evaluándola con una mirada perspicaz. —Nada cambió —agregó Aylin, con firmeza —No para ti, ni para mí.Él dejó escapar una risa baja, llena de ironía.—Claro que no —musitó, pero había algo divertido en su tono—. Como digas, Aylin.Ella asintió y bajó del coche, sin notar la media sonrisa con la que Dominic la observaba mientras se alejaba. No había cambiado nada. Y, al mismo tiempo, lo había cambiado todo.Aylin entró a la casa y encontró a su abuela en la cocina, removiendo u
Capítulo 62 —De regresoNarrador:El viaje de regreso fue más largo de lo que Aylin hubiera querido.Desde el momento en que subieron al jet privado, notó el cambio. No fue solo la comodidad absurda en la que se encontraba de repente, ni el hecho de que Dominic y Roman actuaban con la misma tranquilidad de quien toma un autobús común y corriente.Fue la forma en que todos la miraban.—Bienvenida, señora Adler —le dijo el primer asistente de vuelo con una sonrisa profesional.Aylin parpadeó, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.—No es… pueden llamarme Aylin —corrigió con torpeza.El hombre apenas asintió antes de girarse y seguir con sus tareas.Minutos después, otra persona le ofreció una copa de vino.—Señora Adler, ¿desea algo más?Apretó los dientes.—Solo agua, gracias.El asistente se retiró, y Aylin no tardó en girarse hacia Roman, que estaba cómodamente sentado a su lado, revisando su teléfono con una expresión de absoluto desinterés.—Diles que no me llamen así.Roma