**Mikail**El aire se sentía espeso. Cargado. Como si la tensión en el ambiente pudiera cortarse con un cuchillo. Observé a Lyra desde mi posición, sus manos aún estaban aferradas a Rowan, su cuerpo estaba tembloroso por la fatiga y la humillación. Apreté los dientes y cerré los puños con fuerza, ahogando el impulso de apartarla de Rowan a la fuerza.Yo sabía que esto no era más que un acto. Un engaño bien calculado para hacer que Rowan se largara de aquí de una vez por todas. Pero la forma en que lo dijo… la forma en que su voz se quebró… Una pequeña, insignificante duda se instaló en mi cabeza. ¿Qué pasaría si, en lo más profundo de su ser, realmente quería volver? No, imposible. Era ridículo que incluso por un segundo permitiera que esa duda germinara en mi mente. Lyra jamás volvería a Moonfang. No después de lo que le hicieron. No después de lo que le hizo él. Rowan se soltó de su agarre con un movimiento brusco, haciendo que Lyra perdiera el equilibrio y volvie
**Lyra**El calor del cuerpo de Mikail contrastaba con el frío que sentía en mi piel. Era una sensación extraña, me sentía liviana y pesada al mismo tiempo, como si flotara entre la vigilia y el sueño.De repente, una exclamación familiar rompió el silencio.—¡Alfa Mikail! —La voz de Ava denotaba sorpresa y preocupación.Aunque la debilidad me envolvía, me esforzaba por mantenerme consciente, resistiendo la tentación de ceder a la oscuridad que amenazaba con arrastrarme. Sentí cómo Mikail se detenía, y aunque mis párpados pesaban, pude entreabrirlos lo suficiente para ver el rostro alarmado de Ava.—¿Qué ha sucedido? —preguntó ella, acercándose rápidamente.—Lo mismo debería preguntarte —gruñó Mikail, sin detenerse—. ¿Cómo se te ocurrió dejarla salir en su estado? Ava dudó un segundo antes de responder, con nerviosismo evidente. —Me pidió unas plantas para un té. Cuando volví, ya no estaba —su tono de voz era bajo, sumiso—. No quería pedir ayuda a los guardias… y que tú te enter
**Rowan**El viaje de regreso desde la manada de Mikail había sido más placentero de lo que imaginé. Ver a Lyra en ese estado deplorable me reafirmó que había tomado la decisión correcta al expulsarla de Moonfang. Había sido un Alfa justo y sabio.Al llegar, Calista me recibió con una sonrisa ansiosa, sus ojos brillaban de curiosidad.—Cuéntame todo, Rowan. ¿Cómo fue tu visita a Silverbane?Su escepticismo sobre el trato que Mikail podría darle a Lyra era evidente. Ella nunca estuvo de acuerdo con que la dejara ir.—No debiste permitir que se fuera —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Y si Mikail la trata con indulgencia?Sonreí con satisfacción, recordando la imagen de Lyra abatida.—Todo lo contrario, Calista. Lyra está sufriendo allá. Mikail la tiene bajo control y sufriendo, exactamente como merece.Los ojos de Calista brillaron con una mezcla de alivio y deleite.—¿En serio? Dame más detalles.Le relaté cómo Lyra estaba viviendo un infierno en Silverbane. Cada palabra parecía alimentar
**Mikail**El silencio se extendió entre nosotros como una sombra densa e incómoda. Lyra tenía la mirada baja, perdida en un punto indefinido sobre la mesa, con los labios presionados en una fina línea. Algo en su expresión me inquietaba; no era enojo ni desafío, sino algo más sutil, más afilado. Fruncí el ceño y apoyé un codo en la mesa, sin apartar la vista de ella. —¿En qué piensas tanto? Ella pestañeó, como si acabara de recordar que yo estaba allí, y dejó escapar un susurro casi imperceptible. —Entiendo que hiciste eso por Rowan… No porque te preocupes por mí, sino porque querías ganarle. Abrí la boca para negarlo, pero no pronuncié palabra. Su afirmación era válida. No había sido por ella… ¿o sí? Algo en sus ojos antes de que dijera aquello me había incomodado: la tenue chispa de esperanza que había creído ver en ellos. Fue por eso que solté aquellas palabras sin pensar, cubriéndome con la armadura de mi habitual frialdad, evitando que mirara más allá de lo que quer
**Mikail**La palabra *amargado* me golpeó como una bofetada, aunque Lyra la soltó con una indiferencia casi insultante. Apreté la mandíbula con fuerza mientras la veía darse la vuelta con tranquilidad, como si no acabara de empujarme por un abismo invisible. Ni siquiera se molestó en mirarme antes de cerrar la puerta del baño tras de sí.—No le tenías que traer nada —gruñí, volviéndome hacia Krimson.Él aún tenía una sonrisita burlona en los labios que no se molestó en esconder.—Solo era ropa, Mikail —dijo encogiéndose de hombros—. No sabía que ahora eso requería tu bendición divina.—No me provoques —espeté con voz baja pero cargada—. No es ropa. Es el hecho de que Ava se tomó atribuciones que no le corresponden. Todo pasa por mí, ¿entendido?Krimson suspiró, con los brazos cruzados sobre el pecho.—Hermano, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua. La chica necesita ropa limpia. Es un derecho básico para cualquier persona.—Lyra no es una persona normal —espeté, sin pensar
**Lyra**La voz ronca de Mikail al pronunciar mi nombre fue como un susurro cargado de fuego. Me estremeció hasta los huesos, despertando en mí algo que no sabía que existía… un instinto primitivo, visceral. Nunca había sentido nada parecido. Ni siquiera con Rowan.Cuando sus brazos me alzaron del suelo, pensé que iba a desmayarme. El calor de su cuerpo contrastaba de forma abrumadora con el frío suelo de la ducha. Mis mejillas ardían, mi corazón palpitaba tan fuerte que me sentía al borde de la locura.—No te muevas —murmuró él con firmeza, pero su tono… no era rudo. Era protector.Me envolvió con una toalla, cubriendo mi cuerpo como si mi desnudez le importara más de lo que debía. Me sentí… segura. Ridículamente segura. ¿Cómo podía ser eso posible viniendo de él?Los escalofríos del frío se transformaron en otra clase de estremecimientos cuando nuestros cuerpos se rozaron. Estar tan cerca de Mikail era como estar al borde de un acantilado: aterrador, vertiginoso… y adictivo.No
**Lyra**Su negativa fue clara, firme… y me dio mil años de vida más.—No, Lyra. No creo en nada de lo que dijeron de ti.Esas palabras, en esa voz tan grave y segura, me hicieron sentir una ola de alivio que me recorrió todo el cuerpo. Mikail creía en mí. Mikail confiaba. ¿Por qué ese simple hecho me dejaba tan feliz? No debería importarme tanto, pero lo hacía. Me sentía vista… defendida.—Rowan es un pusilánime, un cobarde con todas las letras. Y Calista… —bufó con desdén—. Esa mujer es venenosa, como una serpiente disfrazada de cordero. No le creo ni su respiración.No pude evitar sonreír. Era la primera vez en tanto tiempo que alguien me defendía así. Que me creía. Que me hablaba con sinceridad, sin juzgarme.Entonces lo besé, con más fuerza, con más deseo. El fuego que él había encendido en mí no se apagaba, al contrario… ardía cada vez más alto. Sus labios, su lengua, sus manos… lo quería todo. Lo deseaba desde lo más profundo de mi ser. Y lo mejor era que él parecía sent
**Lyra**Tener el cuerpo de Mikail encima era como cargar el peso de un universo entero sobre mí… uno cálido, imponente y lleno de deseo. Pero no podía evitar temblar. Mis manos se aferraban a sus brazos, a sus hombros, como si el simple contacto me ayudara a no perderme por completo en la tormenta de emociones que me arrastraba. Y entonces, lo sentí.La unión.Su cuerpo dentro del mío, haciéndonos uno, y con ello… la tensión. Una ola densa, sofocante. Pude sentir cómo se detenía, cómo su respiración se volvía más pesada, más lenta. Lo supe de inmediato: se había dado cuenta.Sabía que se daría cuenta de que no había estado con nadie más. De que era virgen.“Quizás me rechace definitivamente”, pensé, con el pecho apretado. “Tal vez no quiera estar con alguien como yo.”Levanté la mirada, temerosa, y lo que vi me dejó sin aliento.Ira. Enfado. Sus facciones endurecidas, sus ojos brillando con una furia contenida. ¿Estaba… molesto conmigo? ¿Se arrepentía?Tenía que preguntarle y m