**Lyra**Desperté sintiendo la brisa del ocaso filtrarse por entre las cortinas, pero el espacio a mi lado estaba frío. Extendí la mano por puro impulso, buscando ese cuerpo cálido que horas antes me había hecho olvidar el mundo entero… pero no había nadie. —Se fue… —murmuré para mí misma, mientras mis dedos se cerraban en el hueco vacío de las sábanas. Una mueca amarga se apoderó de mi rostro. No sabía qué hora era, ni cuánto tiempo llevaba dormida, pero lo más inquietante era la sensación de abandono que me calaba los huesos. ¿Dónde estaría Mikail? ¿Se había marchado sin mirar atrás? El corazón se me encogió al pensar si acaso él consideraría todo aquello un simple momento de debilidad. Algo pasajero. Algo sin significado. —No… no pudo haber sido solo eso —me dije con el pecho apretado. Pero el escalofrío que recorrió mi espalda no me dejó convencida. Un crujido en la puerta me sobresaltó, y la silueta de Ava entró con el rostro completamente pálido. Se detuvo en seco
**Lyra**La llegada de Mikail fue como una llamarada en medio de la oscuridad. Como el instante en que el invierno más crudo es interrumpido por un rayo de sol tibio que te envuelve por completo. Su presencia llenó el aire, y por un segundo, mi corazón olvidó el miedo. Sus ojos recorrieron la escena: Ava herida, los dos hombres sobre mí. Lo vi. Vi cómo el hombre desaparecía y en su lugar surgía algo más salvaje, más primitivo. Mikail parecía fuera de sí, desbordado por una furia que me provocó un escalofrío involuntario.Uno de ellos intentó hablar, pero ya era demasiado tarde. Mikail fue rápido. Letal. El primero no tuvo oportunidad de reaccionar, y el segundo apenas pudo gritar antes de ser reducido. Yo me quedé quieta, paralizada, sintiendo la adrenalina drenarse de mi cuerpo como si cada célula se apagara.Entonces él me miró. Sus ojos encendidos de furia se encontraron con los míos… y cambiaron. Como si ver mi cuerpo tembloroso, hecho un ovillo junto a Ava, lo rompiera de
**Lyra** Apenas sus labios tocaron los míos, sentí que el mundo se desvanecía a mi alrededor. Fue como un relámpago silencioso, una sacudida que me recorrió el cuerpo entero y me dejó sin aliento. El calor de Mikail me envolvía, su respiración pesada chocaba contra mi piel mientras sus manos se aferraban a mi cintura, como si temiera que escapara. Un jadeo tembloroso se escapó de mi boca y supe, en ese instante, que estaba perdida. El deseo burbujeaba en mi estómago, creciendo con fuerza, como una ola que no podía contener. Me aferré a él, incapaz de resistirme, aunque mi mente gritaba lo contrario. Todavía podía sentir la vergüenza ardiendo en mis mejillas por lo que había pasado, por las miradas inquisitivas, por el dolor en el brazo de Ava. Sabía que no era directamente mi culpa. Nadie lo había dicho, pero todos lo pensaban. Si no estuviera en la manada Silverbane… si Mikail no me protegiera… si no me hubiera defendido con tanta rabia, esos hombres aún estarían vivos
**Mikail**Abrí los ojos de golpe y la miré como si de pronto no la reconociera. Su respiración era irregular, sus mejillas estaban encendidas, sus labios hinchados por mis besos… pero su mirada era firme. Confundida, rota… igual que yo. Por un instante pensé que mi mente me había jugado una mala pasada, que no había dicho nada. Pero ahí estaba su voz aún vibrando en mis oídos: ese "no" claro, frágil y poderoso al mismo tiempo. Ella también estaba resistiéndose. No era la única atrapada en esta tormenta. Lyra no me empujó. No se apartó bruscamente ni gritó. Solo dijo eso. *No*. Y ese “no” me dolió más que cualquier golpe. Porque en él se escondía todo lo que no quería admitir: que nos habíamos hecho daño. Que esto estaba mal. Que nuestros cuerpos gritaban de deseo y entrega, pero nuestras almas todavía sangraban por heridas que no habían sanado. Yo no era el único luchando contra lo que sentía. Ella también se estaba quebrando por dentro. Y verla así… resistiendo com
Mikail observó a Lyra mientras dormía. Su rostro, hermoso y angelical, libre de preocupaciones en ese instante, lo hizo esbozar una sonrisa involuntaria.Aún le costaba comprender cómo había llegado a este punto, cómo aquella mujer que una vez fue nada más que una esclava ante sus ojos ahora le provocaba un sentimiento tan profundo que le aterraba reconocerlo.Sacudió la cabeza, como si eso bastara para disipar el torbellino en su mente.Con un suspiro pesado, se puso de pie y salió de la cabaña, sólo para encontrarse con un grupo de personas merodeando cerca.El enojo le recorrió la espina dorsal.—¿No tienen nada mejor que hacer? —preguntó con frialdad, cruzándose de brazos.Uno de ellos, un guerrero de rango medio, dio un paso adelante con el ceño fruncido.—Nos preguntamos qué piensa hacer el Alfa con esa esclava.Mikail los estudió con la mirada, sintiendo la furia palpitar en sus venas.Se imaginó a sí mismo arrancando de raíz cualquier insinuación, cualquier comentario que osa
**Mikail**El sonido de la risa de Lyra llenaba la cabaña como una melodía indeseada. Krimson se inclinaba hacia ella con una expresión de evidente comodidad, como si se conocieran de toda la vida. Sus palabras fluían sin esfuerzo, las bromas se entrelazaban con facilidad, y cada gesto entre ellos despertaba en mí una irritación absurda. No debería importarme, él dijo que no estaba interesado en ella. Pero… la forma en que a Lyra se iluminaban sus ojos cuando él le hablaba me crispaba los nervios.—¿Desde cuándo se llevan tan bien? —gruñí sin darme cuenta.—Desde que ella llegó, supongo —respondió Viktor, cruzándose de brazos con una ceja arqueada—. Parece que te molesta bastante.Chasqueé la lengua, desviando la mirada. No era molestia. No podía serlo.—No es eso.—Claro, claro… —Viktor soltó una risa seca—. Solo que cada vez que ves a Krimson con ella, aprietas los dientes como si quisieras despedazarlo. ¿Sabes qué parece esto? Celos.Negué de inmediato, pero sus palabras se qued
**Lyra**La sonrisa de Sienna aún flotaba en el aire, tan dulce como el veneno escondido en sus palabras. Me dolía la garganta, como si su desprecio se hubiera quedado atrapado en ella. Estaba tratando de ordenar mis pensamientos, cuando escuché pasos firmes detrás de nosotras.Mikail apareció, tan sereno como siempre, con las manos en los bolsillos y esa mirada tranquila que no dejaba ver nada más.—¿Ya se conocieron? —preguntó, con un tono ligero y casual—. ¿Todo bien por aquí?—Perfectamente —respondió Sienna, con su voz empalagosa—. Sabía que Lyra y yo íbamos a ser grandes amigas.Tragué saliva, asintiendo como un autómata. Mi cuerpo hizo el gesto antes de que pudiera decidirlo. Mikail parecía complacido con la respuesta. Me sonrió de esa forma en la que lo hacía muy de vez en cuando, como si dejara caer su máscara por un segundo.—Quiero mostrarte algo —dijo entonces, con ese tono cálido que me hizo pensar que se dirigía a mí.Sentí que mi corazón daba un pequeño salto, impuls
**Mikail**Cerré los ojos un segundo, conteniendo la frustración.Preferí no perder los estribos. Sabía que con ellos no podía hablar de impulsos, ni de lobos agitados, ni mucho menos de atracciones que rozaban lo irracional. Mis padres jamás entenderían algo así.—Por favor, al menos siéntense —les pedí, señalando los sillones del despacho—. Hay cosas que quiero explicar.Mi madre cruzó las piernas con elegancia, mientras mi padre se mantenía con los brazos cruzados, expectante.—Lyra no es lo que ustedes creen —comencé, manteniendo la voz firme—. Fue acusada injustamente, expulsada de su manada sin prueba alguna. Yo… no podía simplemente hacer de la vista gorda ante eso.—¿Y eso qué tiene que ver contigo, Mikail? —preguntó mi madre, con ese tono afilado que usaba cuando algo la incomodaba.Tragué saliva, sintiendo cómo la verdad se revolvía en mi garganta.—Ella… también era mi mate. La rechacé.Hubo un breve silencio. Mis padres intercambiaron una mirada que decía más de lo que c