CAPÍTULO 38: COMO UNA SOMBRAAkira sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Las palabras de Thane dolían demasiado, incluso más que cualquier maltrato físico, más que las humillaciones de las concubinas o de la princesa. Ella podía soportar todo eso, pero no el desprecio de Thane. Trató de acercarse, pero él se dio la vuelta, con la clara intención de irse.—“Espera...” —escribió rápidamente y corrió hacia él para detenerlo. Pero Thane no le dio la oportunidad. Se giró con brusquedad y la apartó de un empujón, su fuerza aún era considerable a pesar de la herida que lo debilitaba.—No intentes detenerme, Akira —gruñó—. No quiero volver a verte. No después de lo que has hecho.Akira lo miró, sin poder creer lo que estaba escuchando. Su mente se negó a aceptar que Thane, quien la había rescatado otra vez, ahora la considerase una amenaza. Intentó tocar su brazo, pero él la apartó zafándose con desprecio.—Admito que fue un error —continuó Thane, sus palabras ahora cargadas de a
CAPÍTULO 39: SOSPECHALas palabras golpearon a Akira como una bofetada. Se sintió abandonada y sola. Le dio un último vistazo a Thane, quien ya estaba dando la vuelta para seguir a su padre. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras veía cómo él se alejaba, llevándose con él la última esperanza de que él sintiese algo por ella.Thane y su padre se adentraron en el bosque, sus siluetas desaparecieron entre la maleza. Akira se quedó sola, el silencio del bosque era lo único que la envolvía. Se dejó caer de rodillas, las lágrimas empaparon su vestido. Lloró en silencio, como todo lo que podía hacer.Después de un rato, se recompuso. Sabía que no podía permitirse quedarse allí. Aunque el regreso al palacio era peligroso, no tenía otra opción. Se secó las lágrimas, levantándose con esfuerzo, y comenzó a caminar de regreso por el sendero que había recorrido.El bosque ahora se convertía en un laberinto de sombras y peligros. Cada crujido de las ramas y cada susurro del vient
CAPÍTULO 40: LA CONFIRMACIÓN—Akira, retírate ahora mismo —ordenó Thane.Ella se estremeció por el tono autoritario en su voz, pero no discutió. Hizo una reverencia y se fue corriendo por el pasillo hasta que Thane ya no pudo olfatearla cerca.Cuando estuvieron solos, se volvió hacia Kael intentando contener su furia, su mente buscaba asimilar la traición que había descubierto.—Kael —dijo Thane con una firmeza digna de cualquier rey Alfa—, necesito que me respondas. ¿Quisiste deshacerte de ella? ¿Tú enviaste a Akira al bosque con los cazadores?Kael se mantuvo erguido, sus ojos eran tan fríos y calculadores como sus mentiras y el odio oculto que siempre había sentido por su hermano.—Sí —admitió con una frialdad imperturbable—. Lo hice por el reino y por ti. No podía permitir que siguiera en el palacio como una de tus concubinas. Ella no tiene el estatus que se requiere para estar cerca de nosotros.La respuesta de Kael provocó una oleada de furia en Thane. Su corazón latió con fuerz
CAPÍTULO 41: YA NO ME DAS MIEDOAkira caminaba por los pasillos del palacio con el corazón cargado de frustración. Thane no la había tomado en serio, y eso le quemaba por dentro. Había intentado advertirle, hacerle ver lo que estaba sucediendo, pero él la había desestimado. Una parte de ella quería olvidarse de todo, dejar de intentar y aceptar su destino como una simple Omega en un mundo donde su palabra no valía nada. Pero había algo dentro de ella, algo que la impulsaba a seguir adelante, a no rendirse. Un instinto más profundo, más salvaje, que no la dejaba retroceder.Sus pies la llevaron hacia el área de servicio, donde se suponía que pertenecía, pero su mente estaba en otra parte, perdida en pensamientos. Mientras avanzaba por uno de los corredores más oscuros, una presencia familiar la detuvo en seco. Frente a ella, con su habitual aire de superioridad, estaba Seraphine.—¿Tú? —La princesa se detuvo, sorprendida de ver a Akira todavía dentro de los muros del palacio. Sus ojos
CAPÍTULO 42: MI MISIÓN NO HA TERMINADOLa luna llena brillaba intensamente sobre el castillo, proyectando sombras alargadas y bañando todo a su paso con una luz pálida y misteriosa. Pero Akira no lograba encontrar paz. Su mente estaba plagada de pensamientos sobre su hermana, Thane y la oscura conspiración que parecía envolverlo todo. Sentía que había algo más que debía descubrir, pero no sabía por dónde empezar.Mientras limpiaba una zona oscura y olvidada del castillo, sus oídos captaron una conversación entre dos sirvientas. Se detuvo en seco, aguzando el oído sin que ellas se dieran cuenta de su presencia.—Es una lástima lo de esa pobre chica —comentó una de las sirvientas en voz baja, casi como si temiera que alguien las escuchara—. Siempre que una loba joven se va con el rey, desaparece sin dejar rastro.—¡Shh! ¡Cállate! Si alguien te oye diciendo eso, o peor, si el rey se entera… ya sabes que tú podrías desaparecer también.—Lo sé, pero no puedo dejar de pensar en ella. Me agr
CAPÍTULO 43: NOCHE DE LUNA LLENADescendió por la montaña con el corazón latiéndole con fuerza, como si la propia oscuridad de aquel lugar la siguiera. La sensación de algo maligno en la cueva aún persistía, y la sangre fresca que cubría sus manos y su ropa no le permitía olvidar lo que había encontrado allí. Sabía que no podía regresar al castillo en esas condiciones. El olor de la sangre era demasiado fuerte, demasiado evidente. Si algún lobo la olfateaba, descubrirían inmediatamente dónde había estado y eso podría significar su fin.Decidida a no correr ese riesgo, Akira cambió su dirección hacia el lago que se encontraba cerca del castillo. El agua le ofrecería la oportunidad de lavarse no solo la sangre, sino también el miedo y la confusión. Mientras caminaba en silencio por el bosque, la luz de la luna llena bañaba el paisaje con un brillo plateado que parecía casi irreal, como si el mundo entero estuviera cubierto por una capa de calma, una que Akira no compartía en absoluto.A
CAPÍTULO 44: INSTINTOS SALVAJESThane había sentido una incomodidad desde que Akira había desaparecido de su vista, una inquietud que no lograba sacudirse. Había tratado de ignorarla, de convencerse de que no le importaba, pero su lobo interior rugía, demandando su atención. Algo no estaba bien, y aunque se esforzaba por contener el instinto de protegerla, sabía que no podría descansar hasta encontrarla.Sin pensarlo dos veces, siguió su rastro. El aroma de Akira estaba impregnado en el aire, y aunque había estado tratando de distanciarse de ella, su cuerpo parecía actuar por cuenta propia. La búsqueda lo llevó hasta el lago, ese lugar apartado y casi prohibido donde solía ir a despejar su mente. Lo que no esperaba encontrar era la imagen que apareció ante sus ojos cuando finalmente la localizó.Akira estaba en el agua, desnuda bajo la luz plateada de la luna. Su piel brillaba como si fuera una extensión del lago, y su cabello mojado caía en cascada sobre sus hombros. Thane se quedó i
CAPÍTULO 45: RESTITUIDAAkira despertó entre los brazos de Thane, su calor aun la envolvía. El amanecer bañaba el lago y el bosque con una luz suave y dorada, y por un momento, un fugaz instante, Akira sintió que todo lo que había sucedido durante la noche tenía algún tipo de significado profundo. Sin embargo, tan pronto como abrió los ojos y lo miró, la realidad se impuso. El brillo distante en los ojos de Thane se lo dejó claro.Se apartó de ella con brusquedad, evitando su mirada.—No te confundas —dijo con frialdad, ajustándose la ropa—. Lo que ocurrió anoche no cambia nada.Akira sintió un nudo formarse en su pecho, el dolor y la confusión eran tan intensos que no podía alcanzar a comprenderlo del todo. Se levantó del suelo con lentitud, sintiéndose expuesta, vulnerable. Quería preguntar, quería entender por qué Thane oscilaba entre esos extremos de desprecio y deseo, pero no le dio tiempo a decir nada, ni siquiera a escribir una pregunta.—Vamos —dijo él sin mirarla. Usó un tono