La tormentosa mañana llego mucho antes de lo que hubieran querido, cuando Keith abrió los ojos ella ya se había marchado, se quedo mirando el techo un momento, emitió un largo suspiro, tenia que ponerse de pie en algún momento, aunque tenia mas ganas de quedarse en cama, no tenía ánimos para nada.— Su alteza— uno de sus guardias entro a la habitación—, la señora Anne solicita su presencia con urgencia.— ¿Para qué? — pregunto mirando apenas al soldado.— No me lo ha dicho, alteza— admitió el hombre—, solo me pidió que lo llamara de inmediato.— Tendrá que esperar, tengo algo que hacer antes— con esto el guardia se retiro no sin antes hacer una ligera reverencia al rey.Finalmente salió de la cama, fue vestido con prendas de colores apagados, representaba muy bien su estado de ánimo, pregunto por su esposa, le dijeron que había ido a sus aposentos a vestirse por igual que no había querido despertarlo, él afirmo con la cabeza y fue en su búsqueda una vez terminaron de arreg
Keith la tomo del brazo para llevarla a rastras a su habitación, aunque Elarimil se resistía, no podía hacer mucho ante la fuerza del lobo, su hermano quiso intervenir, pero ella finalmente lo detuvo, lo que menos quería era que ellos dos pelearan, porque sabia que no seria solo con palabras, la mano diestra de su hermano se había posado en la espada con toda la intención de atacar a Keith. Dentro de la habitación, fue lanzada sobre uno de los sofás, al menos no pretendería tener intimidad con ella, su enojo era mayor, las palabras de la reina habían superado por completo al lobo que no podía o más bien no quería creer que esas duras palabras de verdad habían sido pronunciadas por ella. — Tu crueldad ha sobrepasado los limites — Keith paseaba por la habitación hecho una furia—, pienso que ni siquiera comprendes lo que dijiste. — Lo hago — ella se quedó sentada mirándolo dar de vueltas— jamás le desharía buena fortuna a un bastardo — ¡Es mi hijo de quien hablas! — grito tir
No fueron capaces de dormir, Keith se sentía atormentado escuchando los gritos de Dorian que llegaban por todos los rincones del palacio, se levanto para salir en búsqueda de su cuñado, no podía más, necesitaba disculparse, Elarimil lo acompaño en silencio, al llegar al corredor donde se encontraba su dormitorio, encontraron a Carmilla esperando afuera, llevaba en sus brazos a su hija, la pequeña se encontraba asustada por los gritos de su padre, habían concebido a una niña a quien nombraron Jasmine, era idéntica a Dorian, con el cabello platinado por igual y con un par de ojos rojos, representaba la adoración total de sus padres.— Carmilla— Keith se acerco con un temor inmenso.— Lo ha perdido — mecía a la niña que lloraba en sus brazos, solo dedicándole una mirada fugaz a su hermano—, no se que hiciste, pero su cuerpo no ha sido capaz de regenerarse como lo hacía, he llamado Noah.— Él podría ayudarlo — dijo en voz bajita, Elarimil.— No fue mi intención, lo juro— tembl
Los dioses debían ser bastante crueles con ella, Elarimil pensaba en eso muy a menudo, siempre que algo empezaba a ir bien en su matrimonio llegaba algo que abruptamente terminaba con todas sus esperanzas y esta no sería la excepción. Había disfrutado en sobremanera los encuentros con Keith, ya no peleaban e incluso comenzaba a ser amorosos el uno con el otro, todo comenzó de una forma muy extraña, solían verse en la biblioteca para discutir sobre asuntos del reino, luego iban a dormir, aunque nuevamente compartían el lecho, no se tocaban en lo absoluto, pero esa noche mientras hablaban, Keith elogio el vestido que usaba, ella sonrió sinceramente y cuando se dieron cuenta ya estaban besándose. Ahora le pedía huir juntos, dejar atrás todo para ser libres y permanecer uno cerca del otro, iba a decirle que sí, que se fueran muy lejos a las tierras libres de las montañas del corazón de los Dioses, pero antes de poder pronunciar palabra alguna, su esposo soltó su mano saliendo a prisa en
No hubo luto alguno, Keith prefirió que todo fuese mas privado, solo la nobleza sabia del deceso del primogénito del rey, vistió de negro solo dos días, su concubina fue enviada a otro palacio para que pudiera pasar el luto lejos del reino, la criatura fue incinerada al día siguiente del deceso, ninguna campana sonó, el rey aunque a su manera sentía tristeza, no quería darle a su mujer un trago amargo obligándola a participar en las ceremonias de incineración, se preocupo mas por ella que por Anne. Después de aquel evento, Keith se refugio demasiado en su esposa, pasaba todo el tiempo a su lado, mayormente en silencio, ella se daba cuenta de que sentía tristeza, pero no quiso atormentarlo con ello, por lo que decidió no hablar del tema; estaban en los jardines por la tarde, había sido un día muy frio, el invierno estaba cada vez más cerca.— Había comentado con mi hermano, que me gustaría hacer un baile por el invierno— decía Elarimil acariciando el cabello de su esposo, tenia la
Los preparativos del baile por el invierno mantuvieron a la reina sumamente ocupada, su esposo se ocupaba de los demás asuntos ya que había notado lo mucho que emocionaba a Elarimil la organización del baile, acompañada de sus cuñadas se encargaron de decorar todo de una manera perfecta, tanto que hacia una bella combinación con el paisaje nevado que se hacia presente en todo el reino. Muchos de los pobladores comparaban el invierno con su reina, por su color blanco les recordaba a sus cabellos, así como al azul de sus ojos, solían llamarla su flor de hielo por la comparación, eso le gustaba a la propia Elarimil que recibía feliz los elogios cuando viajaba al pueblo, una vez mas las ciudades del norte se veían llenas de prosperidad gracias a sus gobernantes que se preocupaban por ellos. Las invitaciones volaron a todos los demás reinos en cuervos, invitaron a los reyes de los demás lugares para que pasaran dicha festividad con los norteños, así que unos días antes del gran baile, los
Mientras los reyes bailaban alegremente en el centro de la pista sin ser capaces de apartar la mirada el uno del otro, a sus espaldas había un elfo que los miraba con todo el rencor del mundo, de pie junto a uno de los pilares tramaba en su mente como podría acercarse a la reina, quería contarle tantas cosas y cada una de ellas dejaba en mal a su esposo, así como a la familia de la dama, debía recuperar lo que consideraba suyo.— Si tus ojos fueran navajas, podrías matar a todos aquí — comento Noah acercándose al elfo.— Sin duda lo haría — respondió Kilyan—, ella debería estar bailando conmigo, no con él.— No siempre se tiene lo que se desea, no dejes que ese dolor se apodere de ti — miro de reojo al contrario, se sentía intranquilo por su dura expresión.— ¿Qué sabes tú sobre eso, primo? — Kilyan llevo los ojos a su primo— Mas de lo que te imaginas, no porque tú hayas vivido ya mas años que yo quiere decir que lo sabes todo— de forma discreta Noah llevo sus ojos a I
Elarimil recorrió el bosque por toda la noche, no se encontró con Kilyan como lo había prometido, mas bien le mando un mensaje dentro de un cuervo donde le dijo que se encontraran en la cascada de los lamentos, llego primero, antes del amanecer, bajo del caballo acercándose a la orilla del rio, quería ver nuevamente a las criaturas que había divisado tiempo atrás con su esposo. — Volviste — un hada apareció justo detrás de ella. La mujer volteo asustada por no haber notado la presencia de la criatura, era la misma rubia de aquella vez, pero lo que mas le impresionaba era que estuviera de ese lado del rio, las hadas nunca dejaban sus territorios o eso era lo que se decía. — Yo…— Elarimil no sabía bien que decir. — Con nosotras estarás a salvo — el hada ofreció su mano—, los hombres que te rodean no son de fiar, uno es mas peligroso que el otro, hay un monstruo detrás de las esmeraldas. — ¿De que hablas? — no entendía sus últimas palabras. — Ven. La hada sujetó de p