-Esta bien, le pedirédisculpas, pero supongo que debo comprar algo ¿no? – Pregunto donde los 3 que eran sus subordinados asintieron. - ¿Qué le llevo?, preguntó porque hoy casi mato a Kibird y él -¿Por qué? -Quise cocinar -Nicolas tu sabes bien que no sabes ni hacer un café de máquina - Declaro Giovanni con un suspiro largo. Y luego pregunto - ¿Mataste a un electrodoméstico? -No alcance, Kyoshi actuó rápido y me saco, nos puso a Kibird y a mi a poner la mesa, pero me regaño, estaba gritando. - Sus amigos tenían curiosidad por eso último, pues si recordaban el pelinegro era mudo. ¿¿¿Como regaño a Nicolas a tal grado que le afecto??? -Sabes, tengo una idea - Comento Francesco intentando seguir preguntándose algo sin lógica alguna. -¿Cual? -Hay que tomar en cuenta que su familia es tradicional, asi que podemos optar por eso. - Decía Francesco mientras tomaba la ruta adecuada para llegar a lo que era una casa de té. -Interesante propuesta - Opino Enel. -Ya lo creo - Apoyo Giovanni.
Los pensamientos son un paso a la acción, quien quiere algo, puede dar los pasos adecuados y lograrlo, los limites son inexistentes y tontos, uno mismo se pone los límites y tú mismo eres el muro que te detiene y eres el enemigo que no quiere que avances. Con eso en mente, él se propuso a lograr sus objetivos mientras viviera, aunque claro, los limites son mentales para algunos y físicos para otros, para él, cuando le contaron a sus padres en su nacimiento el hecho de que su voz nunca llegaría a ser escuchada, nunca podrán sentir la viva sensación de escuchar “mamá o papá” como un dulce sonido salir de su boca, pues el doctor dio mención de que sus cuerdas vocales estaban dañadas, pero eso, eso para él no es un límite, es algo que lo diferencia de los demás, eso es todo, porque ser mudo nunca lo considerara algo que frene sus sueños. Como deben saber, los mudos se comunican escribiendo o en el existente lenguaje de señas, aunque claro, el ultimo solo funciona con aquellas personas qu
- Es mudo no sordo/ Boss creo que se equivoca de enfermedad/ Soy mudo idiota – 3 formas distintas que significaban lo mismo, y es de ese modo que el hombre misterioso de alta gama, revelo ante el joven de ojos negros que era un idiota. -¿Ah sí? -Kufufu ya siento vergüenza de que seas mi jefe -Lo siento, lo siento – declaro el rubio apenado pues él solo arruino su imagen de chico malo. – Bueno, me escuchas… – suspiro – mi nombre es Nicolas Martinelli, ahora dime, ¿te suena mi nombre? -Solo sé que tu apellido es italiano, supongo que todos ustedes lo han de ser – respondió. -Kufufu yo soy mexicano -Cállate y dime lo que dijo – ordeno con molestia el rubio. -Pregunto que si eres italiano por tu apellido – respondió Marco aburrido, pues su jefe no era divertido. -Lo somos, claro que sí, aunque lo niegue la piña – afirmo el rubio, causando una risa en Takahashi, y Kyoshi solo pudo pensar que fue un poco divertido. -Y eso es importante, ¿Por qué? – pregunto Kyoshi arqueando la cej
Después de aceptar el trato, Marco quien era el único presente para ser testigo de la nueva pareja del Capo de la Familia Martinelli, miro con algo de tristeza al joven pelinegro después de ver como acepto el trato de su desquiciado jefe y amigo, si, amigo, por si no sabias. -Buen niño, me encantas – dijo el rubio realizando actos de cariño en el rostro del pelinegro, después de guardar su pistola. – Marco – llamo a la piña, quien se acercó a ellos para escuchar con mayor claridad cualquier orden que le fuera a dar su jefe. – Diles que se ocupen de todo, yo me quedare esta noche a cuidar y consolar a mi lindo Kyoshi, ya sabes, tuvo un día pesado – indico mientras veía a los ojos negros de su pareja. -Kufufu ¿Estoy a cargo? -Si, tu estas a cargo. – Kyoshi miro como el hombre de ojos miel le expresaba una descarada lujuria que no trataba de ocultar. Así que el joven decidió solo desviar su mirada aborreciendo en sus adentros lo que acababa de suceder, pues ahora pertenecía a un mafios
-No te resistas... Déjate llevar... No quiero lastimarte. – Aclaro el rubio dejando que sus ojos se cruzarán con esos ojos negros suplicantes. - Por favor... No quiero que sea así, no me hagas esto, te lo ruego. – Intentaba decirle Kyoshi, pero dudaba que el rubio le dejara tomar su libreta y lo único que hacía era intentar hablarle en señas, pues sentía miedo en esos momentos, no esperaba algo así, o tal vez, espero mucho por parte de esa persona: que le diera su tiempo, que fuera amable con él, gentil… Al parecer se mintió así mismo, pues ese hombre que ahora era su llamado “prometido” lo iba a obligar a un sexo sin su consentimiento, en pocas palabras, iba a ser forzado y aquello tan tonto para él, como lo era “haz tu primera vez, con la persona que amas”, era una farsa en esos momentos. -No llores, no quiero verte llorar. – Decía Nicolas acariciando la mejilla roja del chico que había comenzado a derramar incesantes lágrimas de dolor. – Por ahora giremos hasta que te calmes, s
-Buenos días Kyoshi – escucho un llamado que provoco un estremecimiento en el nombrado. – Despierta, no seas así, hay cosas que hacer… - Decía con un tono de voz cantarín mientras observaba como la incomodidad que estaba provocando en el cuerpo ajeno comenzaba su despertar. -Hm… – era lo único que decía en su pobre despertar. Abrir sus parpados le era cansado y le provocaba un pequeño dolor de cansancio. Cuando termino de abrirlos, diviso en su enfoque una mirada y una sonrisa burlona a su persona. – Tu… – hablo sin emitir sonido alguno, sin embargo, haber intentado hablar, le provoco un dolor que carraspeaba en su garganta. A su vez sentía unas caricias dulces en su cabello negro mientras la mirada de color miel le penetraba con una sonrisa. Se sentía confundido, hasta que miro que Nicolas no traía ropa y su piel era visible en la sabana que lo cubría a él, eso provoco un flash de recuerdos impactantes sobre lo ocurrido la noche anterior. Seguía confundido y, a su vez una mezcla de
-¿Justo? – pregunto el hombre. -Si, justo. ¿Entiendes? -S-sí, no se preocupe, yo les avisare a todos los candidatos – decía el presidente a cargo de la interacción de los candidatos. Cuando Nicolas termino la “reunión”, saco un disquete que había pedido y prepararan. -Yuto – llamo a su verdadero lacayo, porque Marco era su subordinado. -¿Si señor? -Entrégale esto a Francesco – ordeno Nicolas a Takahashi dándole el disquete mientras acomodaba su corbata algo ajustada. -¿Al chofer? -Si, al chofer, o ¿conoces otro que se llame Francesco? – respondió con molestia. – Que lo envié a la dirección que ya conoce. -Sino suena importuno de mi parte, yo puedo hacerlo Boss -¿Eres el recadero Yuto? ¿No crees que es mejor que lo lleve el chofer? – Takahashi al pensar que su jefe lo usaba de una manera más útil que de recadero, pidió disculpas y fue a buscar a Francesco Ricci el llamado chofer para darle el recado de Nicolas. - Entiendo... horita le mando mi reemplazo a Nico – declaro France
-Kyoshi Nakamoto, de verdad que me alborotas como nadie. Kyoshi tenía un sutil sonrojo mientras se sentía muy confundido por todo lo que estaba sintiendo en esos momentos notando que él rubio se relamía los labios. Lo que estaba pasando ahora mismo comenzaba a envolver el estado sentimental de Kyoshi, quien aún no entendía todo, pero pronto y podría estar ocurriendo ciertas cosas que dejaran al azabache bailando en la palma de la mano de Nicolas, o Nicolas terminara bailando en la palma de la mano de Kyoshi. -¿Por cierto les gusto mi regalo? – Pregunto mirando la bolsita de semillas la cual al ser sonada cierto pequeño emplumado ya volaba alrededor piando por un poco – Lo tomare como un si – dijo divertido mientras acomodaba todo para poder servirle. -No le sirvas mucho – comunico el dueño. -De acuerdo, solo un poquito Kibird. – Declaro Nicolas al ver lo escrito en la libreta. – Y tú ¿ya cenaste amor? – Pregunto arqueando la ceja notando lo que era obvio, como el hecho de que el pe