Después de aceptar el trato, Marco quien era el único presente para ser testigo de la nueva pareja del Capo de la Familia Martinelli, miro con algo de tristeza al joven pelinegro después de ver como acepto el trato de su desquiciado jefe y amigo, si, amigo, por si no sabias.
-Buen niño, me encantas – dijo el rubio realizando actos de cariño en el rostro del pelinegro, después de guardar su pistola. – Marco – llamo a la piña, quien se acercó a ellos para escuchar con mayor claridad cualquier orden que le fuera a dar su jefe. – Diles que se ocupen de todo, yo me quedare esta noche a cuidar y consolar a mi lindo Kyoshi, ya sabes, tuvo un día pesado – indico mientras veía a los ojos negros de su pareja.
-Kufufu ¿Estoy a cargo?
-Si, tu estas a cargo. – Kyoshi miro como el hombre de ojos miel le expresaba una descarada lujuria que no trataba de ocultar. Así que el joven decidió solo desviar su mirada aborreciendo en sus adentros lo que acababa de suceder, pues ahora pertenecía a un mafioso italiano, algo con lo que sus ideales y justicia debería enfrentar, pero al parecer, ese ya no sería el caso. Mientras tanto, Marco obedeció órdenes y los dejo solos. – Tú qué opinas, ¿debería aprender lenguaje de señas? – le pregunto el rubio, obligando a Kyoshi a mirarle de frente cuando uso su mano para tomar la barbilla del chico, provocando una obvia molestia en el pelinegro, porque él mafioso parecía estar a punto de obligarlo a estar debajo suyo en ese mismo instante para ser violado, a pesar de la pregunta. – ¿Sabes? Ya quiero saber cuánto te gustara lo que haremos – Kyoshi no respondió y solo volvió a desviar la mirada.
Pasaron unos segundos y Kyoshi señalo la libreta, pues estaba claro de que debía responderle de algún modo y no en señas, ya que esa persona era un idiota a su parecer. Y Nicolas al ver sus acciones, asintió complacido de saber que pedía su permiso para actuar, observando como el chico tomaba la libreta y bolígrafo necesarios para escribir una respuesta a la pregunta antes de su descarado comentario sexual.
- Supongo que sería bueno para que me entendieras sin esta libreta.
-Tienes un punto, así Marco no haría mal tercio – respondió divertido el rubio, intentando acercarse para poder abrazar a Kyoshi, sin embargo:
-Kibird, Kibird – en eso el pequeño canario capto la atención de ambos, pues él quería salir de la jaula, provocando una sonrisa aliviada de Kyoshi, quien se alejó de Nicolas para sacar a su amigo mirando que piaba y posteriormente comenzaba a volar en picada hacia el mafioso. – Idiota, idiota – decía el ave, buscando darle su merecido por encerrarlo y a sus ojos dañar a su dueño, pero miro que la mano de su dueño lo detenía y al prestarle atención, Kyoshi le indico que no podía atacarlo, algo que se le hizo curioso el hombre de ojos miel.
Sobre todo, cuando el pajarito pareció comprender la situación y no ataco al hombre, para volar hacia su dueño y colocarse en su hombro. Fue entonces que el joven pelinegro en un intento de lidiar con lo que acababa de pasar, avanzo a la cocina para sacar un frasco con alpiste y se dispuso a servirlas en un platito, escuchando como su amigo le agradecía la cena del día junto con su agua, claro está. Pero, aunque la escena de como un canario y su dueño eran felices, ponía un poco celoso a cierta persona, pues él también desde esos momentos y desde que vio a Kyoshi, él quería ser cercano a él. En eso observo como el joven regresaba a su lado y le escribía nuevamente en la libreta.
-¿Quieres algo de cenar?
-¿Te refieres a comida o a ti? – devolvió la pregunta con un tono coqueto y descarado.
-Eres un pervertido, me refiero a la comida, yo no he cenado y seria descortés, aunque quisiera, no invitarte algo.
-Eso me dolió amor – respondió divertido, – pero bueno, que te parece si yo espero con este amiguito tuyo y me sorprendes con tus dotes culinarios y de paso, te pones coqueto para mi mientras cocinas.
-No hare eso frente a Kibird
-¿Kibird? – Pregunto el chico, mirando que el azabache le señalaba discretamente al canario, provocando una risa suave en él. – Bueno, lo dejare pasar por hoy.
-No hay de que, mientras sigas siendo bueno conmigo, no tengo porque quejarme. – Explico Nicolas dejando que el chico se fuera a la cocina, donde el rubio fue a colocarse en una de las sillas de la mesa y se dedicó a observar a lo lejos como el chico se movía y acomodaba todo para hacer de comer. – Un lindo mandil... Unas medias... Tal vez unas orejas~ – Murmuraba Nicolas con una sonrisa ladeada mientras observaba de arriba abajo a Kyoshi, quien se estremeció pues entendía que era lo que ese hombre se estaba imaginando con él, a pesar de traer puesta su ropa de trabajo. – No tienes por qué sentir miedo, cuando tenga oportunidad, te are sentir el mejor placer de todos.
Kyoshi un poco harto de sus palabras, insinuaciones y descaro, se giró a verlo y le hizo señas para luego desviar la mirada y volviendo su atención a la cocina, dejando al rubio confundido, quien intento memorizar las señas e imitarlas, pues tenía curiosidad de su significado. Pero al no funcionar le pregunto.
-¿Qué me dijiste? – entonces no recibió respuesta, algo que le enfado, porque en primera: le ignoro, y en segunda: se sentía inútil por primera vez.
Kyoshi suspiro avergonzado, y con un sonrojo miro a ver al rubio que tenía una mueca en su rostro, fue entonces que busco escribirle en la libreta, para que al menos no terminara haciendo una locura en su contra, y Nicolas miro como se le acerco con el escrito y le volvió a dejar solo, el rubio entonces bufo y de mala gana leyó lo que escribió, dejándole una sensación agradable que le subía el ego.
-No se dé eso porque jamás lo he hecho así que no existe punto de referencia en tu argumento
-He… interesante – dijo con una sonrisa triunfal de haber encontrado algo raro como un virgen solo para él. Kyoshi por otro lado, al final solo le miro de reojo antes de terminar de preparar algo ligero, un recalentado de la comida y llevarle un poco al rubio que ahora le miraba más a detalle algo que no le agradaba mucho, pero sabía que debía acostumbrarse porque ese era ya su destino.
-Huele rico, son esas bolas de arroz ¿no?
-Se llaman onigiri, pero estas están rellenas de sobras que tenia
-Entonces a disfrutar la primera comida de mi prometido. – Indicó Nicolas abriendo la boca para morder la bola de arroz y disfrutar del rico sabor de las sobras de carne que le ofrecía el pelinegro. – Te felicito, sabe mejor que lo que prepara mi chef.
-Gracias, eso me alegra
-¿Enserio?
-No, porque sé que mi comida es buena. – Explico Kyoshi sin más.
-Sí que eres alguien seguro y confiado – indico divertido Nicolas para luego comer en silencio.
Al terminar Kyoshi levanto los platos y los lavo para dirigirse a dormir o eso creyó, ya que el plan de Nicolas era otro, es por eso que acorralo al pelinegro con su cuerpo y comenzó a besarlo y acariciar su cuerpo, sin embargo, el chico se resistía, pero en vez de enojar al mafioso, solo lo excitaba más.
Kyoshi buscaba quitarse de encima al rubio que le besaba con desesperación, donde sintió su mano ser sujetada con fuerza en un intento de doblegación, algo que provoco un grito insonoro de dolor, lo que fue la respuesta natural perfecta que esperaba Nicolas para permitir el paso de su lengua al interior bucal del pelinegro, profundizando el beso y empezando a disfrutar más el cuerpo del chico, quien se logró separar de Nicolas por la falta de aire.
Sin esperar respuesta o reacción de Kyoshi, Nicolas lo llevo a la habitación para lanzarlo a la cama, Kyoshi en un intento desesperado por alejarse de Nicolas, busco salir de la cama, sin embargo, fue jalado de nuevo hacia Nicolas, quien se puso encima de él para sostener las muñecas de su alborotado hombre. Aunque esto era algo muy claro, pues Kyoshi no estaba listo, no para tener sexo, no para ser violado, pero claro, Nicolas conocía unos trucos para esas situaciones en las que se resistían.
...
Kyoshi le pedía que se detuviera, generando sonidos de ruego, cuando sentía que el rubio le estaba lamiendo su cuello, pero claro Nicolas no quería ceder a su pedido, pues se imaginaba lo que decía a pesar de no escuchar una palabra en concreto.
-No te resistas... Déjate llevar... No quiero lastimarte. – Aclaro el rubio dejando que sus ojos se cruzarán con esos ojos negros suplicantes.
-No te resistas... Déjate llevar... No quiero lastimarte. – Aclaro el rubio dejando que sus ojos se cruzarán con esos ojos negros suplicantes. - Por favor... No quiero que sea así, no me hagas esto, te lo ruego. – Intentaba decirle Kyoshi, pero dudaba que el rubio le dejara tomar su libreta y lo único que hacía era intentar hablarle en señas, pues sentía miedo en esos momentos, no esperaba algo así, o tal vez, espero mucho por parte de esa persona: que le diera su tiempo, que fuera amable con él, gentil… Al parecer se mintió así mismo, pues ese hombre que ahora era su llamado “prometido” lo iba a obligar a un sexo sin su consentimiento, en pocas palabras, iba a ser forzado y aquello tan tonto para él, como lo era “haz tu primera vez, con la persona que amas”, era una farsa en esos momentos. -No llores, no quiero verte llorar. – Decía Nicolas acariciando la mejilla roja del chico que había comenzado a derramar incesantes lágrimas de dolor. – Por ahora giremos hasta que te calmes, s
-Buenos días Kyoshi – escucho un llamado que provoco un estremecimiento en el nombrado. – Despierta, no seas así, hay cosas que hacer… - Decía con un tono de voz cantarín mientras observaba como la incomodidad que estaba provocando en el cuerpo ajeno comenzaba su despertar. -Hm… – era lo único que decía en su pobre despertar. Abrir sus parpados le era cansado y le provocaba un pequeño dolor de cansancio. Cuando termino de abrirlos, diviso en su enfoque una mirada y una sonrisa burlona a su persona. – Tu… – hablo sin emitir sonido alguno, sin embargo, haber intentado hablar, le provoco un dolor que carraspeaba en su garganta. A su vez sentía unas caricias dulces en su cabello negro mientras la mirada de color miel le penetraba con una sonrisa. Se sentía confundido, hasta que miro que Nicolas no traía ropa y su piel era visible en la sabana que lo cubría a él, eso provoco un flash de recuerdos impactantes sobre lo ocurrido la noche anterior. Seguía confundido y, a su vez una mezcla de
-¿Justo? – pregunto el hombre. -Si, justo. ¿Entiendes? -S-sí, no se preocupe, yo les avisare a todos los candidatos – decía el presidente a cargo de la interacción de los candidatos. Cuando Nicolas termino la “reunión”, saco un disquete que había pedido y prepararan. -Yuto – llamo a su verdadero lacayo, porque Marco era su subordinado. -¿Si señor? -Entrégale esto a Francesco – ordeno Nicolas a Takahashi dándole el disquete mientras acomodaba su corbata algo ajustada. -¿Al chofer? -Si, al chofer, o ¿conoces otro que se llame Francesco? – respondió con molestia. – Que lo envié a la dirección que ya conoce. -Sino suena importuno de mi parte, yo puedo hacerlo Boss -¿Eres el recadero Yuto? ¿No crees que es mejor que lo lleve el chofer? – Takahashi al pensar que su jefe lo usaba de una manera más útil que de recadero, pidió disculpas y fue a buscar a Francesco Ricci el llamado chofer para darle el recado de Nicolas. - Entiendo... horita le mando mi reemplazo a Nico – declaro France
-Kyoshi Nakamoto, de verdad que me alborotas como nadie. Kyoshi tenía un sutil sonrojo mientras se sentía muy confundido por todo lo que estaba sintiendo en esos momentos notando que él rubio se relamía los labios. Lo que estaba pasando ahora mismo comenzaba a envolver el estado sentimental de Kyoshi, quien aún no entendía todo, pero pronto y podría estar ocurriendo ciertas cosas que dejaran al azabache bailando en la palma de la mano de Nicolas, o Nicolas terminara bailando en la palma de la mano de Kyoshi. -¿Por cierto les gusto mi regalo? – Pregunto mirando la bolsita de semillas la cual al ser sonada cierto pequeño emplumado ya volaba alrededor piando por un poco – Lo tomare como un si – dijo divertido mientras acomodaba todo para poder servirle. -No le sirvas mucho – comunico el dueño. -De acuerdo, solo un poquito Kibird. – Declaro Nicolas al ver lo escrito en la libreta. – Y tú ¿ya cenaste amor? – Pregunto arqueando la ceja notando lo que era obvio, como el hecho de que el pe
Por su parte Kyoshi estaba feliz, ese equipo le entendía bien y tras las presentaciones les enseño en lo que estuvo trabajando el día anterior, donde ellos mismos aportaron ideas para mejorar esas campañas y empezar con los slogans, pancartas, volantes y algunos souvenirs publicitarios e igual empezar a pensar las zonas que podrían visitar para que todos escucharan de él mismo lo que deseaba hacer para cambiar el lugar. -¡Chicos, Nicolas mando de comer para todos! – declaro Marco al ver que Takahashi había traído el pedido de Nicolas para todos los yakuzas y su prometido, donde el azabache suspiro y dejo las cosas en el escritorio, entonces fue al lugar designado como el comedor y cocina de esa oficina observando que todo estaba limpio, ordenado e incluso la cocina tenía todo equipado como una cocina común y corriente, incluso había distintos ingredientes para cocinar, pero por ahora Nicolas les invitaría de comer. -¿Él donde esta? – pregunto Kyoshi a Marco. -Kufufu se fue enojado –
La caminata solitaria de Marco lo hizo irse en una motocicleta que tenía en las cercanías para subir a ella e irse, ya que tenía que verla, si, a su linda y hermosa hija mimada que vivía con su madre la cual solo le dejaba ver a la niña una vez al mes, y con la condición de que no debían seguirlo, después de todo su ex esposa no quiso quedarse con él cuando se enteró a que se dedicaba. -Papi – dijo la pequeña corriendo al verlo llegar a su punto de reunión, provocando que él la recibiera con un cálido abrazo. -Hola ¿Cómo has estado? – le pregunto mientras observaba cada una de las facciones de su querida hija. -Bien, de hecho, hoy saque buenas calificaciones en clases -¡Oh! Eso es genial mi pequeña genio – dijo cargándola para ir a algún lugar a comer ya que su ex pareja dejaba a la nena en un sitio y luego pasaba a buscarla a otro lugar, por supuesto los dejaba solos para que tuviera un momento de padre e hija. ... -¿Ni un gracias amor? -No hagas tanto drama, si me gusto la gal
Después de una salvaje y linda mañana para el mafioso. Se permitió ser de ayuda para su querido prometido. -Entonces ¿Qué te gustaría desayunar? O… ¿Quieres que nos desayunemos? – Ante tal segunda opción, recibió un ataque inminente por parte de una acojinada almohada. Esta acción del japones provoco que la risa de Nicolas. – Entiendo, comida normal. A mí me apetece pan tostado, jugo, fruta en yogurt, y tu… supongo que lo mismo –. Indico mientras se dedicaba a cargar con cuidado a Kyoshi para ayudarlo a bañarse y poder darle un masaje para su cadera. -Ah… -Ya sabía yo que tenías voz –. Decía Nicolas al momento de besar la espalda de Kyoshi en un consuelo por el dolor que sentía por el sexo y como se lo quitaban con ese masaje tan gentil –. Qué lindo… -Tengo hambre… –. Le hizo saber Kyoshi en señas, donde Nicolas le observo confundido y en eso recordó una de las señas que había practicado con el japones, el significado de hambre o comida para que este fuera practicando. -Ya voy car
Y mientras Kyoshi llevaba a cabo sus planes de gobernatura, Nicolas, por su parte, se notaba muy contento, algo que podía intrigarles a muchos de los presentes, pero a otros solo les causaba diversión por el simple hecho de conocer la razón.- Nicolas - ¿Hm…?- Nicolas reacciona – Le llamo Giovanni. – Ya llegamos a si que cambia tu cara de felicidad- ¿Eh? ¿Por qué? No quiero – Se negó el rubio ante tal osada declaracion.- Por favor dime que recuerdas donde estamos – Pidio Giovanni con un ruego, pero entonces observo la cara de confusión de Nicolas.- ¿En la tienda?- Estas por entrar a la junta mensual de la Familia Martinelli y aliados. – Respondio en un largo suspiro.- ¡¿Qué…?!- ¡Nicolas! – le grito Giovanni mirando que su jefe por fin reaccionaba. – Entiendo que todo vaya bien con el chico, pero por favor, ahora necesitamos tu modalidad seria y mala ¿Sí?- Si, perdón Gi – Se disculpo usando el apodo de su mano derecha. Para luego inhalar y al relajarse tomo un rostro