En solo dos días, todo estuvo listo, y se mudaron a una bonita villa cerca de la mitad del mundo, un lugar apartado de la carretera, perfecto para la privacidad que Amira necesitaba. La casa era un refugio de paredes blancas y grandes ventanales por los que entraba mucha luz natural, creando un ambiente luminoso y sereno que Amira disfrutó desde el primer momento. Su habitación, la única en la planta baja, tenía acceso directo a los espacios comunes y contaba con todas las comodidades. Iván, en cambio, se instaló en el segundo piso, respetando la privacidad de ambos y permitiendo que, a pesar de compartir el espacio, cada uno pudiera llevar su vida de forma independiente dentro de la casa.—Amira, contacté con una compatriota mía que es obstetra y lleva unos dos años residiendo aquí. ¿Te gustaría atenderte con ella? Si te sirve de garantía, revisé personalmente su currículum profesional. La doctora Miroslava está muy preparada y creo que se llevarán bien —dijo Iván, con un tono seguro
Iván se quedó en silencio, impresionado. La idea de que sus feromonas pudieran ayudar a proteger a Amira y a la cría ahora le parecía tan natural como respirar.—Gracias, doctora, ya sé lo que debo hacer —dijo el Entero, con una determinación inquebrantable en su voz—. Y cuento con su total discreción; seguramente ya se habrá dado cuenta de todo lo que está en juego.La doctora Miroslava mantuvo la compostura, asintiendo con respeto.—Descuide, Su Alteza. Tiene mi total lealtad —respondió, bajando la cabeza en señal de respeto y sumisión ante la velada amenaza del Original—. Solo le pido su autorización para hacer apuntes sobre la evolución del embarazo. Sería invaluable para futuras referencias.Iván la observó un momento, con los ojos llenos de un poder latente, pero luego asintió brevemente.—Autorizada. Pero recuerde, doctora, que este asunto queda entre nosotros.—Lo comprendo bien, Alteza. No será necesario recordarlo —respondió ella, consciente de la magnitud del secreto que es
Amira lo miró en silencio, obligándolo a hablar. Quería conocer la verdad sin hacer preguntas que le dieran a ese ser frente a ella la oportunidad de ocultar algo. Su experiencia en los negocios le había enseñado que: "El primero que habla, pierde". Así que, con una mirada fija y sin decir palabra, dejó claro que esperaba respuestas.Iván, por su parte, la observó detenidamente, buscando en sus ojos algún destello de Zeus. Esa chispa roja de poder que él sabía que pertenecía únicamente a ese Alfa, y que había visto en ella momentos antes. Pero el gesto de Amira, alzando una ceja con exigencia, lo regresó al presente, recordándole su rol en ese instante y la realidad de la situación.Finalmente, Iván rompió el silencio, asumiendo el peso de sus palabras.—Luna de la Manada Luna Dorada, compañera del Alfa David Stone. Ese es tu título verdadero —comenzó, cada palabra impregnada de solemnidad—. Y Zeus, es el nombre de la verdadera esencia de tu compañero, un lobo negro colosal de ojos ro
—Iván, tú conoces a David, y por lo que dices, también conoces al lobo, Zeus —las palabras de Amira sonaron más como una afirmación que como una pregunta—. Dime, ¿qué son en realidad?Iván dudó un instante, pero luego decidió hablar.—Conozco a David prácticamente desde que nació. Su padre y yo mantuvimos una relación cordial durante todo su reinado, así que vi a David crecer. Pero tras la muerte de su padre, me aparté y solo reaparecí en su vida hace unas semanas, a causa de un mensaje de la diosa Selene. Ella me indicó que había llegado la hora de reclamar a mi pareja, así que contacté a David pensando que tú eras esa persona. Mi intención era matarte en cuanto estuvieras cerca —admitió sin rodeos, esbozando una sonrisa ligera—Pero ya sabemos que no fue así, y aquí estoy… cuidándote, y muy bien, además.Amira lo miró como si le hubiese salido otra cabeza. Le resultaba surrealista escuchar que su propio protector había planeado matarla en un principio, pero no lo interrumpió, pues la
Dos meses habían pasado desde aquella conversación entre Amira e Iván en la sala de su casa. Iván, tal como prometió, había estado ayudándola en su intento de recuperar los recuerdos perdidos. Sin embargo, los resultados aparentes eran mínimos. Cada sesión de meditación los llevaba a profundidades insospechadas, y una y otra vez, Iván utilizaba sus poderes para intentar entrar en la mente de Amira, buscando esas piezas perdidas que parecían eludirla.Pero en cada intento se encontraba con algo sorprendente: la mente de Amira era impenetrable, incluso para él. Aquella fortaleza mental lo dejó asombrado. Por primera vez, pudo medir verdaderamente la fuerza y la resistencia de esa mujer. La admiración que había comenzado a sentir por ella solo se acrecentó, y lo que inicialmente fue una promesa de ayuda se transformó en un respeto profundo por la mujer que, sin darse cuenta, había pasado a considerar su primera amiga.Al salir de la mente de Amira, Iván comprendió que todo el trabajo deb
Durante el vuelo, David no hizo otra cosa que mirar las imágenes en su teléfono. Inicialmente, solo había visto la primera, pero luego llegaron cinco fotos más, todas de Amira, siempre vestida de rosa, luciendo serena, tranquila y hermosa. Aunque la frustración lo embargaba, entendió el mensaje oculto detrás de del tono rosa de las ropas de Amira, estaba esperando una hembra. Su corazón se ensanchó de felicidad, por un momento, a pesar de la tensión.A las seis de la tarde, David, llegó a Quito, se dirigió directamente hacia el área de salidas del aeropuerto, rentó un auto y sin perder tiempo, sacó su teléfono y marcó el número de Iván. Su voz, sonó fría y cargada de ira, sólo dijo una frase: -La ubicación. -. La furia en sus palabras era palpable, aunque Iván no podía ver su rostro pudo sentirla. Colgó sin añadir nada más, confiado en que Iván cumpliría con su petición.Amira terminaba de preparar la comida, una cena casera que había puesto especial cuidado en cocinar, imaginando el
—¿Cómo conoces a ese ser? —preguntó, con voz entrecortada por la ira contenida—. Amira, dime si te hizo daño, si te intimidó…Amira lo miró sorprendida; nunca había visto a David tan fuera de control. Recordó las palabras de Iván y, consciente de la necesidad de calmarlo, tomó con suavidad su mano y lo guio para que se levantara de la mesa. Sin decir nada, lo llevó hacia el sofá en la sala, invitándolo a sentarse a su lado.David, aunque aún tenso, permitió que ella lo guiara, dejándose llevar por la tranquilidad que irradiaba. Ya en el sofá, Amira tomó ambas manos de David entre las suyas, entrelazando sus dedos con ternura. Los ojos de Amira lo miraban con amor y cariño, y en ese instante, él sintió cómo la paz comenzaba a disipar la tormenta en su interior.—Escúchame, mi amor —comenzó Amira con voz suave, sin apartar su mirada de él—. Iván y yo nos conocimos, por esas casualidades del destino, él fue la seguridad que contrató Ronny para mí. Y realmente, yo no hubiera llegado hasta
Amira se despertó con la claridad de un rayo de sol que se colaba por entre las pesadas cortinas de su gran ventana. Se estiró perezosamente, disfrutando el calor de las sábanas, pero abrió los ojos de golpe al recordar la noche anterior y notar la ausencia de David en la cama. Con cierta torpeza, debido a su avanzado embarazo, se puso de pie, envolviendo su cuerpo con una gran manta, y salió de la habitación en busca del Alfa. David estaba en la cocina, con una taza de café en la mano. Su mirada se iluminó al verla entrar, como si nada más en el mundo importara en ese momento.—Buenos días, mi amor. Hice café, pero no te llevé porque escuché que las embarazadas no deberían tomarlo —dijo con una sonrisa divertida, pausando un momento antes de añadir con un toque travieso—. Así que creo que "Tomar Té" será lo mejor.Amira detuvo sus pasos, entrecerrando los ojos ante la clara insinuación en el tono y las palabras de David. Una sonrisa pícara se dibujó en sus labios.—Ok, corazón mío. A