En ese momento, Natalia se acercó para ver qué estaba pasando.—Amigo, no detengas la mano, sigue bebiendo.Al ver a Miguel regalarle un detalle tan barato a Carolina, Natalia no pudo evitar formarse una opinión muy tranquila sobre él. Ahora estaba insistiéndole a su amigo a que bebiera más, incluso
Natalia no paraba de maldecir.—¡Qué mal es este Miguel! Si no se hubiera metido en una competencia con nuestro compañero, el muchacho no me habría vomitado encima.Andrea la ayudaba a su lado, pero al escuchar sus constantes quejas, se sentía un poco impotente.—Natalia, Miguel no fue quien buscó l
—¡Menos mal que llegaste justo a tiempo! Si no, este tipo me habría humillado por completo —ironizó Natalia con una sonrisa sutil, rodando suavemente los ojos.—Pero ahora tienes que compensar mi vestido —urgió Natalia—No te preocupes por eso, te compensaré. Seguro que lo haré —dijo el muchacho con
—Si las palabras bastaran, ¿para qué necesitaríamos policía en este mundo? —preguntó el calvo con sarcasmo.—Entonces, ¿qué tiene en mente? —preguntó Natalia con especial cautela.El calvo acariciaba su barba mientras examinaba detenidamente a Natalia de pies a cabeza con una mirada maliciosa.—Buen
—¿Usted es Enzo Pérez? Es un placer para mi conocerlo —Lucas se adelantó rápidamente y le hizo una reverencia.Todos los jóvenes se sintieron muy aliviados al ver a Lucas tomar en ese momento la iniciativa.Lucas provenía de una familia adinerada y estaba acostumbrado a tratar con personas important
Las lágrimas brotaron y cegaron su visión, Carolina no pudo evitar sentirse impotente ante esta injusticia. Al ver las caras de estos estudiantes, Enzo se sentía bastante orgulloso. ¿Cómo se atrevían un grupo de estudiantes a resistirse bajo sus golpes y amenazas? Extendió el brazo y trató de quitar
Enzo puso un puñal en el cuello de Carolina y miró alertamente a Miguel. El cuerpo de Carolina se quedó totalmente rígido, sin atreverse a moverse. Nunca había imaginado que una estudiante tan pobre como ella sería secuestrada algún día.—Muchacho, parece que esta chica y tú no solo son amigos —se r
Miró a Miguel con gran temor. ¡Qué rápido era este muchacho! Parecía que no podía escaparse de Miguel con éxito. Enzo empezó a rogarle asustado.—Amigo, amigo… Por favor… No me mates… Todo lo que sucedió fue mi culpa. Si quieres, puedo disculparme e incluso te compensaré.—Ya te he dado una oportuni