—Comprendemos muy bien cómo se siente en este momento, pero no podemos ser engañados. Aunque no llevo mucho tiempo con Miguel, puedo afirmar claramente que él no es ese tipo de persona —aseguró Ricardo.—Es imposible que él humille a los muertos —añadió con firmeza.Miguel podía matar a cualquier pe
—¿Qué plan puedo tener? Si Sofía Martínez no le pide perdón a Alicia, mataré a todos los Martínez —declaró Miguel con una voz muy siniestra.—Vale, si quieres algo, no dudes en decírmelo. Siempre estoy a tu lado, amigo —prometió Ricardo.Por supuesto que Ricardo era amigo de muchas personas poderosa
Mientras Alicia fue golpeada brutalmente por Sofía, la familia Salamanca también sufrió represalias muy severas de la familia Martínez. Todas las sucursales fueron obstaculizadas por la familia Martínez, y las acciones de la familia Salamanca tocaron un grave fondo. La familia Salamanca estaba al bo
—Miguel, ¿quién te ha permitido entrar? —Ana se puso negra de la rabia al ver a Miguel. La familia Salamanca estaba tan desgraciada que seguramente Miguel había venido para burlarse de ellos.—Basta. Soy yo quien llamó a Miguel —declaró Patricio, levantándose rápidamente de la silla.—No comprendo.
Arturo esquivó furtivamente la mirada de Miguel mientras intentaba inventar pretextos y le refutó de inmediato:—No tengo ninguna relación en lo absoluto con Sofía Martínez. Compré personalmente ese collar con rubí. Aunque ella deseaba mucho el collar, no se lo cedí, por eso me odiaba hasta ahora.L
—¿En serio? —preguntó incrédulo Patricio, con un gran destello en sus ojos.—Por supuesto que sí. Abuelo, voy a contestar de inmediato una llamada —afirmó Miguel con la cabeza.Al salir de la mansión, Miguel recibió una llamada de Íñigo.—Miguel Rodríguez, ¡maldita sea! ¡Mi hija está casi muerta, ap
—De nada, eso no es gran cosa. Esto es todo lo que debo hacer. No se preocupen —dijo Miguel al entrar con Patricio en la mansión.Alicia se apresuró a compartirles de inmediato la buena noticia:—Abuelo, las represalias apuntadas a la familia Salamanca están suspendidas por el momento. Por eso, no n
—Por supuesto que la perdonaré. La señorita Martínez no ha hecho nada malo… —Alicia tragó saliva. De hecho, una señorita tan común como ella no tenía derecho de decir “no” en esta ocasión.—¡Qué bien! De aquí en adelante, los Martínez y los Salamanca continuaremos siendo grandes amigos —exclamó el m