Capítulo 0138
Sin embargo, Miguel no le dio oportunidad de descansar; se precipitó hacia él.

—¡Muere! —exclamó el hombre con todas sus fuerzas.

Agarró la solapa de Miguel con la mano izquierda; de repente, se podía sentir una energía sospechosa emanando de su chaqueta.

Al siguiente instante, las agujas de plata,
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