Juan trató de forcejear a gritos. Sin embargo, dos policías giraron los ojos hacia arriba y dijeron:
—¿Qué demonios es la empresa Salamanca? Nunca la hemos escuchado.
—Lárgate. Si te atreves a causar más problemas, no vamos a tratarte con generosidad.
Los dos policías agitaron la porra antidisturbio