Las palabras de Miguel fueron muy intimidatorias. Mía soltó un suspiro de alivio de repente.—Ya no tengo miedo después de escuchar eso. Ahora en un rato tengo que ir a la empresa, venid conmigo, tomémoslo como protección de mi seguridad.Sería mejor ir con cautela durante un tiempo. Miguel no tenía
—Señorita Álvarez, en realidad esta vez he venido únicamente para recomendarle a una persona talentosa —dijo Rosendo con orgullo.—¿Una persona talentosa? —Preguntó Mía sorprendida.—Sí, es una persona que se graduó en una universidad de alto prestigio, tiene unas capacidades muy altas —dijo Rosendo
—¿Un candidato? —Pedro se quedó en shock. Es verdad que su nieta ya no era una niña, pero ella no tenía planes de casarse en absoluto. Así que su prisa no servía de nada. Sin embargo, no pudo evitar preguntar con curiosidad:—Bueno, señor Velázquez, ¿y a qué jovencito quiere presentarme?—Bueno, en
—¿Miguel? —preguntó Sandra con sorpresa.Sandra conocía a Miguel, cuyas habilidades médicas eran buenas.Sin embargo, ¿por qué este muchacho se interesaba en tener una cita a ciegas con ella?Tenía su número de teléfono, si realmente le interesaba, podía llamarla directamente.—¿Esto es lo que él di
—Sí, sí, sí, tienes toda la razón —Ana asintió con la cabeza varias veces.—Por cierto, Ana, recientemente he establecido una empresa de belleza y mi amigo, que regresó al país tras terminar sus estudios en Estados Unidos, es el asesor técnico.De repente, Rosendo se puso serio.—Ana, ¿sabes? Todo e
Al ver a Miguel, Sandra inclinó la cabeza con una cara sonrojada. Pedro emitió unas carcajadas al observar los signos de enamoramiento de su nieta.—Señor Rodríguez, ha venido muy temprano. Si no le importa, podemos entrar juntos.—Está bien… Acabo de terminar el trabajo.—Usted está muy ocupado. H
—Sí, Juan ya se ha convertido en el asesor personal de la señorita Álvarez. Mañana va a trabajar en la empresa Álvarez —explicó Rosendo.Al escuchar sus explicaciones, Pedro se dio una palmada en la frente. Casi se desmayó en el acto e incluso vio las estrellas. ¡Qué despistado era! ¡Debería haber
—Señor Rodríguez, he visto a la señorita Salamanca hoy. Siempre tengo curiosidad. ¿Por qué la señorita Salamanca se divorció de usted? Usted es distinguido.Miguel no esperaba que Pedro le hiciera esa pregunta tan abrupta.Sandra, que estaba sentada al lado, no evitó aguzar sus oídos.Miguel guardó