Leinad Grossver. Respiré profundo, encontrando el dulce aroma de la canela caliente en el aire. Poco a poco abrí los ojos, me encontraba en mi habitación rodeada por mantas gruesas y un calor un poco reconfortante —a su vez molesto— en mi espalda. Relamí mis labios nerviosa. Sentía la garganta completamente seca, tan seca que dolía centrar mi atención en esa parte. Recordé entonces lo sucedido, aumentando el latir de mi corazón contra el pecho. El frío recorriendo mi cuerpo de forma dolorosa. Mi garganta ahogándose. La presión en mi pecho. Dolor, y después, le recordé, entre ese remolino de viento congelante. Él estaba allí. Leinad. Un ataque de tos hizo que me separara de la superficie caliente intentando calmarme. El peso de la cama se volvió ligera cuando él, se levantó encendiendo una luz. — Tranquila. Respira profundo. ¿Cómo te sientes?— Coloca la palma de su mano sobre mi frente. Su mirada preocupada se aligera. — Ya no tienes fiebre. — ¿Leinad?— Hago una mueca. Me raspa
Desperté sobresaltada, con la respiración entrecortada.« Fue mi culpa, fue mi culpa. Él tenía razón»—Meg, ¿Qué pasa?—Yo.. yo, fue mi culpa, fue mi culpa— lloro.— Jamás, jamás digas que fue tu culpa. Le haré pagar Megan, le haré pagar a ese malnacido.— Cuéntame una historia— Murmuré. —Creo que solo asi podré dormir.— Bueno, no soy un experto cuenta cuentos. A parte mis gustos son un poco oscuros— Sonrió con lujuria.— ¿Qué tipo de oscuridad señor Grossver?—Bueno, de aquella que, te hace sentir bien sin duda alguna. ¿Qué género te gusta leer?— Romance, am, clásicas aunque también, me gusta la fantasía.—¿Hadas y unicornios?—Vampiros y hombres lobo.— Tengo un libro en el móvil. Puedo leerte los primeros capítulos. La energía es de cuidado. En cuanto el clima se calme te llevaré al hospital— Negué.—No me lleves con un doctor. Por favor.— Pequeña, podrías tener una complicación y yo no lo sabría.— Pero, ¿Y si me recupero?— Entonces veremos pero, hay algo que si es seguro Mega
Esta parte contiene lenguaje sexual.No olvides regalarme un voto y comentario. Alessandro: La miré dar un paso hacia atrás. Era pequeña, su cabello negro con ondas justo debajo de sus hombros, ojos verdes, no debía medir más del metro sesenta. Delgada y con ese sexy uniforme de colegio. —¿Cuántos años tienes?—. No parecía tener más de dieciséis. Y si era así debía llevarme las cosa lento. —Veinte— susurró. Reí negando. —Es la verdad. —Entonces porque vistes uniforme de colegio. ¿A caso crees que soy ciego?— gruñí acercándome. —Es solo un disfraz...— susurró tensa. —¿A qué te refieres niña?—¡No soy una niña!, Soy una prostituta—. Remarcó temerosa. Algo dentro de mí prendió fuego. Mi alma gemela una prostituta. Esto debía ser una puta broma. Al estar dentro de mis pensamientos me di cuenta que había empezado a correr nuevamente. Suspiré. «¿Por qué los humanos eran tan tontos?» La alcancé en seguida gracias a mi velocidad estampandola en un árbol. Ella jadeó asustada, su
Desperté algo desorientada. Estaba en una enorme habitación que no era para nada familiar. Traía puesto uno de mis vestidos. Me sentía sumamente cansada, inclusive sentía la necesidad de cerrar los ojos, no podía pensar con claridad. —Tienes que comer así que deja de hacer ojos de chino—. Esa voz gruesa me hizo poner alerta. Los recuerdos de la noche anterior llegaron como golpes a mi memoria. Yo en el bosque, huyendo, un vampiro... después él. Tenía pequeñas escenas, el dolor de su mordida, su cuerpo sobre el mío.De pronto era consciente de la realidad. Las piernas me dolían horriblemente, quité la sábana que me cubría solo para notar las marcas de unas mordidas entre mis muslos. Sentía punzadas en la cadera. —Tranquila te daré medicamento humano para el dolor. Al menos que quieras beber de mi sangre para curarte—. Respondió burlón. —¿Me heriste?— Solté la palabra de manera seca. Era consciente de a qué me dedicaba. Y que nunca lo hice por voluntad propia. El hombre de cabe
Respiré profundo viéndome al espejo. Llevaba mi cabellera negra libre detrás de los hombros. Coloqué los accesorios correspondientes para dar una imagen completamente distinta a la Sera que él conocía. Esta jugada sería solamente entre Hiroshi y yo. Que Amanda asistiera sería un riesgo considerable que no estaba dispuesta a provocar. —¿Esta todo listo Polet?— Asentí con la cabeza. Sera se quedaba aquí, guardada en mi interior, porque en el juego del gato y el ratón, yo, sería Vallolet Treiden.La hija de Julián Desword. —¿Vas a ayudarme allá dentro cierto?— Pregunté con las manos llenas de sudor y temblando levemente. — No te preocupes. Seré más que tú asistente. Te guiaré mediante el audífono— menciona sacando un estuche con un auricular pequeño. — Podré escribir en la tableta y la tecnología te dirá exactamente cada paso. — Debemos buscar un lugar al fondo. No quiero estar al frente con Giovanny. — Sera, la verdad te ves muy diferente. A parte. Él sigue pensado que estás e
Me sorprendí con la enorme calidad del sector al cual estábamos siendo transportados. Las jeeps se detuvieron alrededor de una enorme construcción de tiendas inteligentes. Era como si hubiesen elaborado una arquitectura especialmente para sus necesidades en tan solo semanas. No sabía que tan adentrada se hallaba la industria china. Respiré profundo, Hiroshi colocó la palma de su mano sobre mi rodilla—la cual no dejaba de danzar de arriba a abajo— como si un terremoto estuviese creando el movimiento. Yo era diferente, tan diferente que ni siquiera me reconocía al espejo. La nariz falsa lejos de armonizar mi rostro, mantenía una expresión difusa. El verdadero personaje, me bastante a mí. — Bajen— Ordenó el chófer. — Mira eso, es increíble— comentó animado el chico de cabellos oscuros. —Parece una plaza tecnológica— agregué cruzando mis brazos. Las demás personas también bajaban de sus transportes, a lo lejos reconocí el gran grupo de Hackers. Dónde Adriana, Gabriela y los demás, pe
En otra parte del mundo. Capítulo de un lugar lejano. Importante para la trama. «Lo sentimos mucho señor y señora Parker, pero su hija no volverá a caminar» Sentía el viento matutino helar mis mejillas, podía respirar el delicioso olor a lilas proveniente del jardín del viejo cascarrabias de mi vecino. El día tenía pinta de ser nublado, los débiles rayos de sol apenas aclaraban un poco el exterior. Recordaba aquellas palabras todos los días, el cómo mi madre estalló en llanto y mi padre preso de la impotencia tomó al doctor —Que durante todo esté tiempo a llevado mi condición— del cuello, desesperado por tener una mejor respuesta. Pero la verdad era, que no la había. En un momento puedes tenerlo todo, aún sin saber que lo tienes, y en un ligero instante, un mal paso, una mala decisión, pueden llegar a cambiarlo todo. Suspiré colocando mis manos en la silla de ruedas moviendo los aros para impulsarme hacía atrás. Me acerqué al fondo de la pared donde tenía un calendario, solía marc
(Nota) ¿Quién es Daniela? ¿Qué relación tendrá con Sera y sobre todo Giovanny? .... Nunca había estado tan aliviada de llegar a las cuatro paredes de está residencial. Me dolía la cabeza y ni hablar de mi cadera. La casa era de una sola pieza, lo suficientemente espaciosa para andar sin problemas, agradecía el que ya no tuviesen que bajarme a cuestas por las escaleras.Mañana a primera hora tendría la cita médica en la nueva clínica, a este punto, los nervios, el miedo y la inseguridad se abrían paso en cada fragmento de mi ser.No sabía si esto funcionaría, no tenía ni la más mínima idea de que esperaría el día de mañana. Tan solo estaba consciente de que sea lo que sea que pase, en una semana empezaría mi primer año en la universidad. Mis planes, mis deseos por ir a la misma institución que mis amigos en Nueva York, se esfumaron tal cuál humo.—Daniela ¿quieres que ordene pizza para cenar?, ¿O prefieres sushi?— Preguntó mi madre recargada en el marco de la puerta.—La pizza suena